Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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El camioncito de la CAP: de una belleza en miniatura a un despropósito en la realidad

Estos vehículos salían de la planta —cada día— para cumplir con el reparto de carne y de las decenas de productos que elaboraba la empresa. Una réplica hoy lo inmortaliza.

El Ford-350 número 37 de la CAP, en una imagen actual. Se mantiene incólume al paso del tiempo. / Fotos: Gentileza Gustavo Lobos; Archivo La Nueva. y Archivo personal de Gustavo López.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   La prestigiosa editorial Salvat, con casa central en Barcelona, sacó al mercado una colección de vehículos en miniatura a la que llamó Vehículos inolvidables, enfocada a coches utilizados en tareas de reparto.

   El Nº 52 de esa colección replica uno de los camiones de reparto utilizados por el frigorífico que la Corporación Argentina de Productores (CAP) operaba en la planta Cuatreros de General Daniel Cerri. Mientras el modelo a escala es una maravilla, el camión que lo inspiró yace en completo abandonado en el predio del exfrigorífico.

   “Una colección exclusiva con los modelos que trabajaron en nuestras calles”. Así presentó —dos años atrás— Salvat su atractiva colección de autos legendarios destinados a servir como vehículos de reparto y servicio en nuestro país.  

   Construidos a escala 1/43 y realizados por el sistema die-cast —método de fundición a presión en un molde— los detalles de terminación de cada vehículo son maravillosos.

   El primero puesto a la venta fue una camioneta IKA modelo Baqueano de 1960, que sirviera como grúa para el Automóvil Club Argentino (ACA). Luego se sumaron un Citroën 3CV AK del año 1970, utilizado por la empresa estatal de telefonía Entel; un Mercedes Benz 608 D, que fuera cisterna aeronáutica de la petrolera YPF y un Rastrojero diesel 1962, utilizado para el reparto de bebidas Amargo Obrero.

   Pero, acaso la gran sorpresa de la colección, al menos para los habitantes de Bahía Blanca y la región, se dio con el Nº 52, cuando llegó a los kioscos —de todo el país— el Ford F-350 que utilizara la Corporación Argentina de Productores en el frigorífico Cuatreros de General Daniel Cerri.

   Estos vehículos salían —cada día— de la planta para cumplir con el reparto de carne y de las decenas de productos que elaboraba la empresa.

   Pero, además, el modelo elegido para la colección no fue cualquiera, sino que lleva grabado en su puerta el Nº 37, que es justamente el que identifica al único camión que todavía puede verse en las instalaciones del exfrigorífico, en un estado de completo abandono, pero dando testimonio de la flota que supo disponer el lugar.

   La colección Salvat acompaña cada modelo con un folleto explicativo. Allí es donde nombra al vehículo como El camioncito de la carne, jugando, además, con el particular nombre de Cuatreros del frigorífico, al iniciar la publicación con la leyenda Cuatreros, pero trabajadores.

   Cuatreros fue el nombre de la localidad de General Daniel Cerri hasta 1943, y hacía referencia a un paso existente en el arroyo Sauce Chico, por donde solían escapar los delincuentes robando ganado.

Las piezas, cada detalle

   El vehículo en miniatura luce la clásica cabina de carga plateada.

   El original era movido por un motor Ford de 4,8 litros y medía 5,18 metros de largo, 2,13 de ancho y 1,88 de alto. Cargaba hasta 2,6 toneladas de carne y productos derivados.

   La caja contaba con dos puertas traseras y una en el lateral derecho para bajar la mercadería a la vereda. Un robusto perfil oficiaba de paragolpes, de manera de evitar que un auto se metiera debajo de la elevada caja. La cabina era amplia y permitía viajar cómodamente hasta tres ocupantes.

   El camión real, el que se puede ver en el exfrigorífico, tiene la caja con una franja azul en la parte inferior. La cabina mantiene su verde original, mantiene los espejos laterales y el paragolpes trasero. Su mal estado es evidente, pero nada que no esté al alcance de un especialista para ser recuperado.

   Su valor testimonial es equiparable a otra joya del lugar, de la que dimos cuenta en una nota un tiempo atrás, como es una de las locomotoras que el frigorífico incorporó en 1903, año de su inauguración, para el transporte de mercaderías desde la planta hasta el muelle Cuatreros, un recorrido de tres kilómetros.

   Esa máquina alemana, fabricada por Locomotiv fabrik Krauß & Comp de Munich, está también en un estado calamitoso, en la zona de acceso a las instalaciones.

   Los dos vehículos, uno para el reparto urbano, el otro para asistir a los buques, han quedado abandonados a su suerte, a pesar de su enorme valor histórico y patrimonial.

   Recuperarlos y ponerlos en valor sería clave para dar testimonio de la infraestructura de una de las industrias pioneras de nuestra ciudad y la región. Son piezas tan valiosas que, hasta una firma foránea como Salvat, fundada en Barcelona a fines del siglo XIX, decidió incorporarla a su colección de vehículos inolvidables, una pieza que resultó con tanta demanda que es de las pocas que, hoy, aparece mencionada como agotada en el catálogo general.