Las alternativas para “salvar” a la biblioteca Rivadavia
Enfrenta el pago de moratorias previsionales desde hace más de 15 años, lo cual genera un proceso “gradual y constante” con un déficit que resulta insostenible.

Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
Audionota: Juan Ignacio Zelaya (LU2)
En 1882, año fundacional de la biblioteca Rivadavia, Bahía Blanca era un modesto pueblo de apenas 1.200 habitantes.
Para tomar dimensión de su impronta, la entidad empezó a prestar libros antes de que llegara el ferrocarril, de que los ingleses habilitaran su puerto en Ingeniero White y de que Teófilo Bordeu fuese elegido primer intendente.
Por esos motivos, y muchos otros, urge encontrar una solución a sus problemas actuales para que pueda seguir funcionando.
Sin ir más lejos, atesora 190.000 volúmenes entre libros, periódicos, revistas y mapas, lo que la convierte en la Biblioteca Popular más importante del país.
Con 140 años de existencia, cumplidos el 16 de julio pasado, es indudablemente que se convirtió en una entidad emblemática de la historia de Bahía Blanca.
A lo largo de su existencia, ha logrado sortear innumerables cambios, limitaciones económicas, cambios tecnológicos, de usos y costumbres, hasta llegar a un presente donde sigue siendo un espacio único por sus colecciones y material disponible.
Hoy más que nunca necesita del acompañamiento de todos los bahienses, para sostenerse y seguir funcionando. La ayuda general es simple: asociarse a la entidad. Esa acción es ser parte de la solución. Pero no alcanza.
Es por eso que en el último tiempo han surgido varias iniciativas de distintos sectores para paliar la crisis actual.
La situación
“Hoy tenemos 1.500 socios de los cuales pagan alrededor de 1.100, cuando en el ´85 eran 7.000. Estamos complicados y se va generando deuda a futuro”, afirmó hace poco tiempo atrás Jaime Linares, el actual presidente de la Asociación Bernardino Rivadavia.
Actualmente, la institución cuenta con poco más de 10 empleados.
En forma paralela, la entidad enfrenta el pago de moratorias previsionales desde hace más de 15 años, lo cual genera un proceso “gradual y constante” con un déficit que resulta ya insostenible.
Sus ingresos se reparten en partes iguales entre lo recaudado con los socios, el alquiler del inmueble que fuera de Bunge & Born de avenida Colón 50, ocupado por el Departamento de Derecho de la UNS, y los aportes municipales a partir de la recaudación del estacionamiento medido y pago y el alquiler del auditorio de 400 butacas.
Sin embargo, a mediados del año próximo, el Departamento de Derecho se mudará a su propia sede, construida en el Campus de Palihue, y ese ingreso, que ronda el 30% del presupuesto, ya no estará disponible.
Para Linares la biblioteca tiene que reconvertirse en un Centro Cultural, con un horario ampliado de al menos 12 horas diarias.
“Esa es la idea que estamos trabajando en conjunto con la municipalidad, con quien venimos manteniendo reuniones constantes, buscando cómo desarrollar esa idea”, mencionó Linares en distintas entrevistas con este medio.
La necesidad de una modernización tiene que ver con los cambios que se han generado en la sociedad, que van desde las nuevas tecnologías, el acceso de la gente a los libros y una disminución en la práctica de leer, entre otras cuantas.
“A 140 años de la creación de esta biblioteca estamos en un momento donde es absolutamente necesario generar un cambio de rol y pasar a crear un centro cultural. La historia de Bahía Blanca está dentro de esta biblioteca, en los diarios y publicaciones que atesora desde 1882 y que no se encuentra con ningún buscador en la web. Es un patrimonio público único, disponible no sólo para los socios. Por eso necesitamos trabajar en un nuevo perfil, generando más ofertas y actividades, desde donde podamos superar esta crisis económica e incluso apuntar a mejorar el edificio”, amplió el ex intendente.
Un trabajo en conjunto
Más allá que el artículo 8 del estatuto de la Asociación Bernardino Rivadavia establece que “si la asociación llegare a disolverse, todos los bienes de la misma pasarán a poder de la Municipalidad de Bahía Blanca”, el intendente Héctor Gay señaló que no piensa en esa posibilidad.
“La comuna va a aportar para que eso no suceda y porque tiene interés en el desarrollo de la entidad. Desde mi punto de vista, sería un gran fracaso como comunidad tener que apelar a esa opción”, manifestó.
A su vez, Gay reconoció que viene manteniendo reuniones con Daniel Vega, rector de la UNS, y con Jaime Linares, presidente de la Biblioteca, en las que asumieron el compromiso de trabajar en conjunto en búsqueda de una solución a los problemas que aquejan a esta histórica entidad.
“Muchos de los inconvenientes devienen de compromisos asumidos con la AFIP, por cargas sociales y previsionales, que no se han podido cumplir por falta de fondos. Eso se arrastra del pasado, pero es evidente que cada vez son menos los socios y los recursos se redujeron considerablemente en el presente y se agravarán de cara al futuro”, explicó el jefe comunal.
El municipio viene realizando distintos aportes económicos para que la biblioteca pueda subsistir.
“Además del porcentaje que recibe la institución por el cobro del parquímetro y de algunos subsidios, también alquilamos para determinadas fechas el anfiteatro y otros espacios de la sede, pero evidentemente eso no alcanza para resolver la situación y debemos pensar en algo superador”.
En ese sentido, Gay confirmó que la intención es trabajar para reconvertir a la biblioteca en un Centro Cultural de referencia.
“Junto con el Teatro Municipal es un símbolo de la ciudad que de ninguna manera se puede perder. Nuestro compromiso es trabajar para mantenerla abierta, ya que allí se atesora la historia bahiense”.
Y añadió: “Creemos que la biblioteca debe agiornarse a los tiempos que corren. Y creemos que puede hacerlo con la ayuda de todos los sectores. Por eso es muy positivo que también la UNS se haya comprometido para encontrar una solución. Muchos de sus egresados se formaron, de algún modo, con los servicios que presta la biblioteca”.
Propuesta empresarial
El empresario bahiense Jorge Bonacorsi, también titular de la Corporación del Comercio, Industria y Servicios de Bahía Blanca, planteó en el tradicional brindis que hace todos los años en su local gastronómico de Cabrera al 4.400 una posible salida a los problemas financieros que asfixian a la Biblioteca.
Allí, a los empresarios presentes, les propuso colaborar con mil dólares cada uno, de manera que se pueda saldar la deuda existente con la AFIP.
La intención sería conseguir alrededor de 40 aportantes, para alcanzar una suma que rondaría los 40 mil dólares.
Según trascendió, los empresarios recepcionaron la inquietud de buena manera y la mayoría ya habría dado el visto bueno para efectuar el aporte, aunque se deberá determinar el modo de desembolsarlo.
Asociarse
Al ser una institución civil, su principal sustento económico es a través de las cuotas que abonan los socios. Actualmente existen tres categorías de socios:
--Socio mayor: correspondiente a los socios desde los 18 años, el carnet puede ser utilizado por su titular y por otra única persona autorizada. El valor de la cuota es de $800 mensuales.
--Socio juvenil: correspondiente a los socios desde los 12 años, el carnet sólo puede ser utilizado por el titular. El valor de la cuota es de $700 mensuales.
--Socio menor: correspondiente a los socios hasta los 11 años inclusive, el carnet sólo puede ser utilizado por el titular. El valor de la cuota es de $400 mensuales.
Un edificio histórico
Más allá de que está emplazada en Colón 31 desde 1930, cabe destacar que no siempre estuvo ubicada en el mismo sitio: en un primer momento funcionó en la primera cuadra de calle Moreno, en un inmueble que fue demolido.
Fundada en 1882, nuestra ciudad era entonces un pueblo de 1.200 habitantes que empezaba poco a poco a crecer, terminados los alcances de la denominada Campaña al Desierto, aunque todavía bastante aislada del resto del país.
“Hablamos del año 1882 en Bahía Blanca. Todavía no estaba ni el ferrocarril, ni el puerto, ni la intendencia, y la mayoría de la población era analfabeta. En ese contexto a los vecinos se les ocurrió crear una entidad civil donde se difundiera la cultura, la lectura, el entretenimiento, la educación”, señaló Laura Faineraij, directora de la Biblioteca.
Cuenta la historia que un grupo de vecinos se reunió en aquel entonces con la idea de crear un asociación que, entre sus funciones, tendrá la de prestar libros y ofrecer un ámbito de lectura a todos los habitantes.
Felipe Caronti, Eliseo Casanova, Daniel Cerri, Leónidas Lucero y Octavio Zapiola son algunos de los hombres que dieron forma a la idea y que permitieron que hubiese un sitio donde acceder a una novela, leer algún diario o una enciclopedia.
Actualmente, la entidad ocupa un edificio de magnífica arquitectura, resultado de un concurso de proyectos, financiado con la herencia que el vecino Luis Caronti dejó a su muerte, ocurrida en 1916.
Una arquitectura que se comienza a manifestar en su fachada neoclásica y que luego se impone con su distribución y espacialidad, siendo el primer edificio del país construido especialmente para servir como biblioteca.
El 11 de octubre de 2008, la sede de la biblioteca Rivadavia fue declarada Monumento Histórico Nacional, mediante el decreto 1.592.
A su vez, el edificio de Colón 31 se encuentra catalogado en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico y Urbano del Partido de Bahía Blanca con el Nº II-009-92. Pertenece al "Area Fundacional" y cuenta con Grado de protección 5, el máximo establecido para edificios. Su interés artístico cultural es 5 (máximo); paisajístico: 4 y artístico arquitectónico: 4.
En tanto, en el marco de la Ley de 13.056, de Creación del Instituto Cultural Provincial, se gestionó su declaratoria de monumento provincial, otorgado por Ley 13.690 y su decreto 1.433/07, contando entonces con la categoría de Monumento Arquitectónico Provincial: 5.
Más allá de las vicisitudes económicas, el edificio se mantiene en excelentes condiciones, desde su fachada de material símil piedra, hasta su distribución interna, que prácticamente mantiene las misma de 1930, año en que abrió sus puertas en esa dirección.
Conserva la mayor parte de sus muebles originales, especialmente diseñados, magníficos vitrales y una especialidad que impacta con sus alturas e iluminación.