Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

A días del nuevo año, ¿cómo le fue a la economía de Bahía en 2022?

Si bien hubo algunas mejorías, la inflación las opacó.

Archivo La Nueva.

   Cuando faltan apenas faltan dieciséis días para finalizar el 2022, aunque la mayoría tenga la cabeza puesta en la final del domingo, vale la pena preguntarse por el desempeño de la economía local.

   Bahía Blanca no es una isla dentro del país y lo que ocurra con la cambiante y difícil macroeconomía argentina tiene su correlato local. Así, el año cerraría con una inflación de las más altas en varias décadas, pero con un notable repunte de los indicadores de su mercado laboral.

   Sin embargo, y precisamente, por los elevados índices inflacionarios, los ingresos de los trabajadores serían insuficientes, al menos en la mayoría de los casos, para que puedan disfrutar de un mayor bienestar, con el agregado de la aparición de un fenómeno desconocido hasta hoy: el de las personas que, aún teniendo un empleo registrado, son pobres.

Inflación

   Este es el año que en breve será recordado como el de mayor inflación de los últimos 12 años en nuestra ciudad.

  Cuando todavía falta un mes para cerrar la estadística, el IPC local que elabora el Centro de Estudios Económicos de Bahía Blanca-Argentina (CREEBBA), en caso de que se repita el 4,2% de noviembre, algo poco probable, ya que diciembre suele ser bastante activo en materia de precios, dejaría a este año con un 85% de inflación interanual acumulada frente a 2021.

   Lo preocupante del caso es que el capítulo Alimentos y Bebidas del IPC-CREEBBA ya suma un 91,5% interanual a noviembre de 2022, cuando aún falta contabilizar diciembre, varios puntos por encima del Nivel General.

   Indumentaria, otro rubro sensible, ya que se trata de bienes de primera necesidad, acaricia aumentos cercanos al 100% en igual lapso.

Trabajo e ingresos

   En el plano laboral, la tasa de empleo, esto es, el porcentaje de bahienses que tenía un empleo, asalariado o no y sin importar las condiciones (formal o informal) al segundo trimestre de 2022, subió al 45,8% en abril-junio de este año con respecto a la población total frente al 41,99% del mismo lapso de 2021.

   Lo positivo del caso es que, en forma paralela y en idénticos períodos, también aumentó la tasa de actividad del 46,06 al 49,10%. Esto significa que la cantidad de bahienses que se decidieron a buscar empleo aumentó, lo cual no se resolvió a través de un incremento en la tasa de desempleo (más bahienses buscaron, pero no tuvieron éxito ) toda vez que este indicador cayó del 8,83% al 6,70%.

   La mejoría en el mercado de trabajo bahiense se verifica, además, con un aumento del empleo asalariado en blanco, es decir, los trabajadores dependientes registrados, que se incrementó desde las 66.266 personas a 77.820 en este año, de forma que se crearon unos 11.500 empleos registrados en 12 meses, de acuerdo con las estadísticas oficiales.

   Reforzando estas tendencias, a nivel sectorial, el Centro de Estudios de la Unión Industrial de Bahía Blanca (CEEUIBB) detectó un aumento del 48,4% en la demanda laboral industrial entre el quinto y el cuarto bimestre de 2022, aunque una caída del 28,9% frente a 2021.

   Pese a ello, el poder de compra de los asalariados se viene deteriorando en forma significativa, aun para los formales.

   A modo de ejemplo, datos del economista Emiliano Gutiérrez advierten que la relación entre el Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM) y los alquileres disminuyó casi un 24% entre diciembre del año pasado y noviembre del corriente, último dato disponible.

   Aunque no se cuenta con datos fehacientes, todo indica que la situación salarial sería incluso mucho peor para los 29.400 trabajadores bahienses que estaban en el sector informal de la economía local, y que representaban un 27% del total de dependientes, siempre en el segundo trimestre del corriente año.

Pobreza e indigencia

   Al primer semestre de este año, último dato disponible, el 33,4% de los bahienses (más de 106.000 personas) era pobre, cifra que alcanzaba al 24,6% de los hogares. En la primera mitad de 2021, la pobreza afectaba al 31,7% de las personas y al 23,1% de los hogares, de acuerdo con los datos oficiales.

   En tanto, un 12,7% de los los bahienses y un 8,8% de los hogares en situación de pobreza era indigente, un fuerte salto con respecto al 7,7% y 5,2% respectivamente de la primera mitad de 2021.

   Aunque las cifras deben ser tomadas con cierta cautela dado el acotado tamaño de la muestra local y todavía no se conocen los datos de la segunda mitad del año, la tendencia indica que la pobreza se incrementó entre semestres tanto en cantidad de personas como en hogares, afectando más a los pobres-indigentes.

   Un alza de la pobreza por ingresos (tal es el nombre que recibe esta forma de medición del flagelo) puede resultar llamativa en un contexto de mayor empleo.

   Y aquí, cuando no, la violentísima suba de precios de este año es la gran responsable, ya que los datos oficiales recogen una situación inédita con respecto a otros períodos de la historia reciente, como lo es la presencia de trabajadores que, pese a tener empleo incluso en el sector formal, no reúnen los ingresos suficientes para evitar la pobreza, o, en términos concretos, perciben sumas de dinero inferiores al valor de una Canasta Básica Total (CBT), que contiene bienes alimentarios y no alimentarios.

   Ojalá el buen desempeño de nuestra selección nos deje la enseñanza de la fórmula que permitió a Lionel Scaloni y a sus colaboradores llevar al equipo a una nueva final de la copa del mundo no es muy distinta a la necesaria para mejorar el bienestar de nuestra sociedad. El trabajo, el conocimiento, la unión y la disciplina son los ingredientes básicos para la receta del éxito.