Bahía Blanca | Viernes, 11 de julio

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Muchas personas que padecen artritis reumatoidea tardan en ser diagnosticadas

Según una campaña de 2021 de la Sociedad Argentina de Reumatología, el 92% de las personas diagnosticadas no sabía. Afecta principalmente las articulaciones.

Por definición, la artritis reumatoidea es considerada una enfermedad crónica, autoinmune, incapacitante y, sobre todo, progresiva.

   Unas 400 mil personas en Argentina padecen artritis reumatoidea, una enfermedad inflamatoria crónica autoinmune de causa desconocida que afecta principalmente las articulaciones, indicaron especialistas.

   “Los primeros síntomas fueron dolor e inflamación de manos y brazos, rigidez y cansancio excesivo. Todo ello me llevó a concurrir a mi traumatólogo que me estaba tratando por un inconveniente en mi columna y me derivó al reumatólogo. Recibí mi diagnóstico inmediatamente, un procedimiento que en esa época demoraba hasta dos años”, contó Eunice Parodi, paciente de artritis reumatoidea y presidenta de Federación Artritis Alianza Federal.

   Parodi fue diagnosticada hace 27 años pero la dificultad para lograr el diagnóstico rápido parece no haber cambiado tanto. Según datos obtenidos en la última campaña nacional de detección gratuita que llevó a cabo la SAR en 2021, un 92% de los pacientes detectados no contaba previamente con diagnóstico de la enfermedad.

   “La artritis por sí sola es la hinchazón y la sensibilidad de una o más articulaciones. Sin embargo, la enfermedad crónica más significativa asociada a ésta es la denominada artritis reumatoidea que se caracteriza por la inflamación de la membrana sinovial de las articulaciones produciendo dolor en el paciente, hinchazón, enrojecimiento, aumento de temperatura y dificultad para realizar las tareas cotidianas”, explicó Gustavo Citera, jefe de la Sección Reumatología en el Instituto de Rehabilitación Psicofísica.

   Por definición, la artritis reumatoidea es considerada una enfermedad crónica, autoinmune, incapacitante y, por sobre todos los aspectos, progresiva.

   “Por tal motivo, como sucede con cualquier otra patología, el diagnóstico temprano es un punto crucial para combatirla a tiempo. No obstante, un detalle a mencionar es que la progresión de la artritis reumatoidea es variable, pudiendo presentar episodios alternantes de inflamación intercalados con períodos sin síntomas”, detalló Citera.

   En la experiencia de Eunice, las implicancias de la enfermedad en la vida cotidiana “son varias”: “Sobre todo al ser joven cambia notablemente la manera de vivir, especialmente al principio de la enfermedad. Se empiezan a experimentar dolores muy fuertes, que a veces derivan en depresión. También hay cansancio, las febrículas, la pérdida de peso, la rigidez matutina, entre otras dolencias. Si no se trata a tiempo, puede llevar a la discapacidad”, detalló.

   La mujer considera que “el principal factor que incide para llevar una buena calidad de vida es el diagnóstico temprano, de manera tal que el reumatólogo pueda comenzar a buscar junto al paciente que la enfermedad no avance, y en el mejor de los escenarios, alcanzar la remisión”.

   “Si bien no se cura, se la puede 'dormir' y desaparecen los síntomas. Además de la medicación y los tratamientos es importante para el paciente estar en contacto con los grupos de pares para sentir que no somos los únicos, que uno no está solo”, añadió Eunice.

   Se estima que a nivel mundial la dolencia impacta a entre 0,5% y 1% de la población y puede afectar a cualquier persona, aunque es más frecuente en las mujeres.

   Si bien es más común entre las personas de mayor edad, puede presentarse también en niños y jóvenes.

   Según datos de la SAR, en Argentina del total de 400 mil casos, un 70% corresponde a pacientes mujeres y un 30% a hombres; en tanto que del universo de los detectados en la campaña de 2021 de la sociedad científica, el 30% de los diagnosticados no contaba con cobertura médica.

   En la actualidad, en Argentina se encuentra disponible un gran abanico de opciones terapéuticas aprobadas: medicamentos modificadores de la enfermedad, biológicos y tratamientos orales inhibidores de JAK (una familia de proteínas que intervienen en la inflamación), con un buen margen de seguridad y eficacia clínica.

   Sin embargo, la SAR señaló que en su campaña de 2021 “muchos de los pacientes aseguraron no estar recibiendo ningún tipo de tratamiento” y entre las razones reportadas indicaron que se debió a la pandemia (39%); al acceso económico (22%); a causas personales (22%); y a la falta de consulta con un médico reumatólogo (17%).