Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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"Antología salvaje", una edición bilingüe con la traducción de Marina Kohon

La profesora y escritora que vive en Bahía Blanca acaba de traducir el libro de Kim Addonizio.

Por Marina Kohon*

 

   ¿Qué es pensar? Para Kim Addonizio, poeta norteamericana, la poesía es una forma de pensar. Afirma además, que el poema, lugar de fascinación y  desafío, es la única forma de espiritualidad que practica.      

   Para Platón, el Homo-Humano es materia que se ordena, forma, transforma, evoluciona, siente, se siente (conciencia), imagina, piensa, recuerda (consciente) y anhela mantenerse unida y perdurar. 

   Según instruyó Diotima a Sócrates en El banquete, Eros es:

   «Deseo de la generación y procreación en lo bello» (Platón, El banquete).

   También, sostiene Diotima que ese deseo se manifiesta en los cuerpos y en los espíritus. Digo deseo en lugar de amor y espíritu en lugar de alma, porque amor y alma son términos que están condicionados por una alta carga ideológica. En cambio, deseo y espíritu, aunque son también términos complejos, son conceptos más filosófica y científicamente pertinentes.

   La poesía de Addonizio es expresión de las sensaciones, de los códigos sensoriales, de la codificación físico-química del cuerpo, el medio por el cual se percibe la materia, al otro; cuerpo que siente y se siente, y perdura en sus emociones en el recuerdo. Es también la experiencia del cuerpo y de la libertad a través del mismo, del cuerpo como territorio, de la carne como parte, como un trazado de posibilidades, para dar forma, dar ideas, formar ideas. La poesía de esta autora “se hace carne” en los conceptos vertidos por Diotima, piensa atravesando las sensaciones del cuerpo, piensa por medio de la carne, siente la proximidad y la ausencia,  el deseo como impulso de vida.

   “A veces lo que recordás es sus voces otra vez/entrando como luces enhebradas en tu sangre/ ciertas palabras que pronunciaban diferente/ de otras personas, o tu propio nombre/ y sus sorprendentes e infinitos matices”.

   Los poemas muestran el “otro lado” de las relaciones, la música oculta, lo que no se diría salvo en un poema como si fuera un secreto susurrado: 

   “La mujer que prepara el capucchino en el café-ojos oscuros, cabello/rojo teñido/ polera negra sin mangas-solía ser amante del hombre con el que estoy/saliendo ahora… ella podría estar pensando en cualquier cosa, ¿por qué, ahora, tengo/ la sospecha repentina/ de que ella sabe, de que ella sabe que la estoy estudiando, tratando/ de imaginarlos juntos?”.

   El cuerpo también como testigo del desastre, de lo inevitable, de la distancia la ausencia, y de la impermanencia. 

   “Ella se siente incapaz de alejarlo de nada/ como un chico se siente incapaz entre los adultos/ que determinan su futuro; ella ve que sólo está ahí/ como una testigo, alguien que va a recordar/ cada detalle con perfecta claridad/ hasta que lo peor pase/ hasta que sea demasiado tarde para salvar a alguien”

   Addonizio, nacida en 1954 en Washington DC, es poeta ensayista y narradora. Actualmente vive en San Francisco y ha sido ganadora de premios y reconocimientos como: el Pushcart Prize, las becas Guggenheim Fellowship y dos NEA Fellowships, fue finalista también del National Book Award. Editada por primera vez en Argentina por detodoslosmares, esta antología fue seleccionada de los libros Tell Me (Decime), Mortal Trash (Basura mortal) y Wild Nights (Noches salvajes). 

   A pesar de haber publicado su libro de ensayos sobre la escritura: Bukowski con vestido, porque un miembro del comité del National Book Critics Circle Awards comenzó a llamarla así, no se siente totalmente identificada con la escritura de este representante del llamado realismo sucio, aunque sí la considera un punto de partida. Y cita como referentes a Sylvia Plath, Sharon Olds y John Keats. 

   Una poesía lúcida, precisa, valiente.


Poema colapsado

La mujer está parada en la entrada, sollozando.
El hombre está justo dentro de la casa,
apoyado contra el marco de la puerta. Es tarde, una
neblina húmeda ha dejado una fina capa sobre las ventanillas
de los autos en la calle. La mujer está borracha.
Le ruega al hombre, pero él no la deja entrar.
Digamos que importa lo que ha pasado entre ellos;
digamos que no podés juzgar de quién es la culpa,
dada la falta de contexto, debido a tus propios fracasos
con las personas que más deseabas amar.
O quizá ya no te preocupen.
Quizá necesités una forma
de ponerte en escena, un detalle menor
que los hará parecer tan reales que tratarás de entrar 
en esa página para evitar que se hagan
uno al otro lo que le has hecho a alguien,
en algún lugar: pensás en eso por un momento,
mientras ella sigue llorando, y él habla
con una voz tan medida y calma
que pareciera estar hablándole a un niño atemorizado por algo
totalmente común: la oscuridad, el trueno,
la frialdad del corazón humano.
Pero ella no está escuchando porque ahora
ella le está pegando, golpeando con los puños
el pecho en que apoyó la cabeza tantas noches.
Y ahora, si te sentís conmovida, es porque 
estás pensando con remordimiento en la persona 
          que este poema te ha hecho recordar,
y lo que más querés es lo que quiere el hombre
en el poema: que ella se calle.
Y si solamente pudieras manejar por esa calle 
y emerger de la niebla, quizá podrías 
hacerla callar, pero no puedo,
todo lo que puedo hacer es pararme en esa puerta abierta
empeorando las cosas. Ése es mi talento,
es por eso que este poema no quedará terminado
a menos que me saques de él, lejos de ese hombre;
por el amor de Dios, apurate,  frená y mantené 
el motor encendido y llevame dondequiera que vayas.

 

Nombre que significa sagrado en griego  
                                                           
Hoy escuché tu nombre gritado
por un cocinero de minutas
que daba vuelta panqueques en la grasa-
restorán chino mugriento.
Él dijo que significaba Oh
que es la mejor palabra que conozco
para lo sublime impronunciable. Oh
es como tuve la inesperada suerte
de ser tu joven y aterrorizada madre
que no sabía cómo sostenerte
en la playa de estacionamiento del hospital
mientras tu papá buscaba el auto.
Pareció llevar mucho tiempo.
Oh, pareció que te llevó diez minutos 
sacar tu licencia de conducir 
y mudarte a Nueva York.
Recuerdo el momento en el que te hicimos
y lo sabíamos, tu papá
levantándose de la cama y riéndose.
Pequeño halcón, diosa sumeria,
kachina que corre con el viento.
Los versos del Qurán son Ayas.
En japonés, lleno de color o belleza,
aunque alguna vez me representó
algo como la “flecha de mañana”. El ingrediente
secreto en el plato especial del chef, una marinada
que contiene Aya. Primera palabra
dicha por una rosa, última dicha por los árboles
a la noche al acostarse
en los bosques y en los campos, último sonido
que proferiré, si puedo hablar al final.
Mi palíndromo, espada, viento de tormenta.

*Marina Kohon nació en Mar del Plata, vivió unos años en Neuquén y luego se radicó en Bahía Blanca.

Es profesora de inglés, poeta y traductora. Ha publicado lo siguientes libros de poemas: La Ruta del marfil, Banshee y Un Jardín en medio de la nieve.

Algunas de sus traducciones de Dylan Thomas fueron publicadas en un dossier especial de Buenos Aires Poetry en 2016.