Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

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Localías en crisis, teoría de la relatividad del bonus y segundos hijos indisciplinados

Federico Fioravanti, matemático, árbitro de rugby y medio scrum de Palihue, aportó al deporte desde la ciencia.

Federico se volcó de lleno a investigaciones que vinculan matemática y deporte. Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Ricardo Sbrana - [email protected]

(Nota de la edición impresa)

   Federico Fioravanti demostró que “rugby” y “matemática” tienen en común algo más que números. Por tercera vez, este bahiense de 33 años unió sus dos pasiones para llevar a cabo un trabajo académico que demuestra que los equipos de rugby que por la pandemia jugaron de local sin público, no sólo resignaron porcentaje de triunfo sino que también redujeron su margen de puntos a favor en el resultado.

   Fioravanti es doctor en Matemática y se desempeña como investigador de ese departamento en la Universidad Nacional del Sur. Sus dos presentaciones previas fueron publicadas en revistas del ámbito académico internacional: sistemas de punto bonus en rugby (trabajo de tesis doctoral) y la incidencia de la indisciplina en los segundos hermanos varones jugadores de rugby.

   “Mi director de tesis doctoral (Fernando Tohmé), investigador del Instituto de Matemática y del Departamento de Economía de la UNS, me empujó a hacer este tipo de cosas, a probar. Le gustaba la idea de meterse en lo que podría llamarse matemática del deporte, o algo así. Con él hicimos mi primer trabajo para la tesis doctoral. Luego agregamos a Fernando Delbianco, un economista puro del Departamento de Economía de la UNS y a Alejandro Neme, del Instituto de Matemática Aplicada de San Luis”, contó Fioravanti.

Se doctoró en Matemática con el trabajo sobre el sistema de punto bonus en rugby.

   “Se dice que los equipos locales tienen una ventaja sobre el visitante. Esta ventaja se traduce en lograr más puntos o ganar más partidos de los que pierden cuando se juega de local. Pero cuando hay público y se juega en condiciones normales, es más difícil aislar el por qué tenés esa ventaja. Es  por el público, porque conocés la cancha, porque el visitante tuvo que viajar… El COVID y las restricciones de ingreso de la gente nos dieron la posibilidad de este experimento natural. No tenemos gente, veamos si cambia esa ventaja que tenían los locales cuando se jugaba con público”, dijo.

   “Analizamos 1027 partidos, de 11 torneos en diez países diferentes. Todos torneos profesionales y una liga semiprofesional como la Mitre Cup. Y hallamos que sí, que la ventaja de ganar partidos bajó un 5% en los locales. De un 60/40% pasó a 55/45%. Siguen ganando más los locales pero no tan marcado. Y el resultado más lindo para el rugby fue el del margen de puntos del ganador. En general, con gente en los estadios, el local que gana lo hace con una ventaja de 6 puntos en promedio. Pero jugando sin público o con capacidad limitada, ese promedio de 6 puntos se redujo a 4. Y qué es lo interesante para el deporte: que 6 puntos es casi un try convertido de diferencia para dar vuelta un partido. En cambio 4, significa que el visitante puede ganar sólo con el try y que no es necesaria la conversión (2 puntos) para ganar”, explicó.

En el rol de árbitro del panel nacional UAR, dirigiendo en el Seven de la República.

   Más allá del saldo estadístico que arrojó la investigación, sus resultados podrían ser valiosos para quien gestiona u organiza una competencia deportiva.

  “El hecho de que no haya público hace que los partidos sean mucho más peleados. De ahí a que alguien tome la resolución de que no ingrese público para que el partido sea más emocionante, bueno… ¿Por qué querría alguien que un partido sea más atractivo? Por una cuestión monetaria para el organizador, por ejemplo. Si uno se pone a pensar que hoy nos acostumbramos a ver las competencias por las pantallas, tido más emocionante lo ve más gente y le arroja más ingresos al organizador, que los 10 mil hinchas que pudieran presenciarlo. Son conclusiones para seguir analizando”, dijo.

El punto bonus

   La primera investigación de Fioravanti vinculando rugby y matemática le permitió obtener el doctorado en esa disciplina. Tuvo que ver con el valor del punto bonus y el mejor sistema de aplicación entre dos opciones que implementó World Rugby.

Este año volvió a ponerse la "9" verde de Palihue.

   “Surgió como interrogante qué tipo de sistema de punto bonus resulta más eficaz para el deporte. En rugby está el sistema de otorgar bonus para el equipo que logre cuatro o más tries y el otro que consiste en dar bonus al equipo que consigue tres tries más que el rival. También se da por perder por siete o menos de diferencia”, dijo.

   “El interrogante fue determinar qué sistema hacía que los equipos se esforzaran más para anotar tries para ganar. Pensando que la búsqueda del try vuelve a los partidos más divertidos. Capaz algún fundamentalista te dice que es mejor guardar la pelota, pero bueno es otra historia…”, dijo en relación al rugby de antaño, cuando el rugby era muy lento porque los equipos “guardaban” la pelota entre los delanteros, restando dinámica, puntos en los partidos y, en definitiva, entretenimiento.

   “Comparamos los dos sistemas, muy utilizados en distintos torneos del mundo. Hicimos un modelo teórico y usamos herramientas de teoría de juegos, algo que está entre la economía matemática y la matemática aplicada. Con ese modelo verificamos que el sistema de punto bonus que hace que los equipos se vuelvan más ofensivos es el que otorga el bonus por diferencia de 3 tries. A su vez corrimos un modelo empírico, a partir de datos de distintos torneos, que arrojó que donde ese sistema se aplica, se anotan más tries que en otros donde se usaba el otro sistema o donde directamente no había bonus, como en su momento fue el Seis Naciones”, agregó.

   Los resultados de esta investigación fueron publicados en link.springer.com.

Se respira rugby en el departamento de Matemática.

Hermanos e indisciplina

   Otro punto de contacto entre rugby y matemática resultó en una curiosa conclusión en su segundo trabajo, publicado en APA PsycNet.

   “Este lo hicimos con Fernando Delbianco y Fernando Tohmé. El primero de ellos cayó un día con el dato de que había leído un trabajo realizado en Dinamarca y en el estado de Florida (EE.UU.) que arrojó que los segundos hijos varones, eran más propensos a tener problemas con la ley o les iba mal en la escuela, por ejemplo. Lo analizamos y quisimos verificar si se aplicaba al rugby”, recordó.

   “Hicimos una encuesta a casi 400 jugadores mayores de la Unión de Rugby del Sur. No lo hicimos con juveniles por cómo se referea en esas categorías, en las que el árbitro es más pedagógico que en Primera. Preguntamos edad, cuánto tiempo llevaban como jugadores de rugby, cómo era la familia en cuanto a esto de los hermanos y cruzamos esa información con el saldo de temporada 2019 con respecto a las tarjetas amarillas y rojas”, indicó.

   “Y concluimos que los segundos hijos varones, es decir un hijo varón con un hermano varón mayor, efectivamente tenían peor conducta y eran más propensos a recibir tarjeta. De todos los que recibían alguna tarjeta, la gran mayoría eran segundos hermanos varones”, afirmó.

   “Esto tiene toda una explicación desde lo psicológico que nosotros no abordamos. Pero hemos leído al respecto y existen muchas corrientes de que hablan que sí, el orden de nacimiento e incluso el sexo de los hermanos, afecta en lo que uno vaya a realizar a futuro, sea deportes, trabajo, estudio”, concluyó.