Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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“El tenis me dio el sentido de la responsabilidad y el sacrificio”

Pasan los años y la fórmula de Juan José Seminara continúa dando frutos. A sus 37 años, Jota sigue causando dolores de cabeza a los jóvenes nuevos proyectos del deporte local.

Fotos: Emmanuel Briane y Archivo- La Nueva.

Por Tomás Arribas / tarribas@lanueva.com
(Nota publicada en la edición impresa de hoy)

 

   Dieciséis años después la historia continúa. No hace tanto, un colega suyo, mucho menor de edad, expresó: “lamentablemente tenemos que seguir lidiando con este enano maldito”.

   Aquella recordada primera página dorada, escrita en abril de 2005 en Sociedad Sportiva (ver adelante), marcó el comienzo de una era en el tenis local. A juzgar por los hechos, la misma parece no tener fecha de vencimiento.

   El bahiense Juan José Seminara (37) continúa en la cúspide del circuito bahiense amateur, merced a una admirable vigencia deportiva, física y competitiva.

   Pasan los jugadores y los torneos, pero Jota (como lo apodan sus amigos) sigue haciendo de las suyas. ¿Por qué nadie puede con él?

   “No sé si puedo responder un 100%, creo que se necesitan más opiniones. Durante muchos años de mi vida entrené fuerte y jugué por encima de la media del tenis bahiense, y el mantenerlo durante mucho tiempo, porque hasta los 30 años jugué interclubes en Europa, creo que me dio un plus que me permite hoy todavía tener ciertas cualidades para triunfar”, asegura Juanjo, reciente campeón en Pacífico.

   “El tenis es un deporte que te obliga a tomarlo muy en serio desde chico. Recuerdo que a los 12 años no había vacaciones de verano ni de invierno, porque terminaban las clases y nos íbamos a un centro de alto rendimiento para entrenar  mañana y tarde, y lo mismo en verano. Eso, y el jugar siempre, me permitió no perder tanto nivel. Y ni hablar de las ganas, me sigue apasionando la competencia como el primer día”, detalló.

   Ahora bien, sin desmerecer su jerarquía, también vale la pena preguntarnos cuál es la situación real del tenis bahiense, y porqué no existe un recambio generacional mayor a lo que uno podría imaginar.

   “Me parece que es algo común en todo el país. Por una cuestión económica y la modalidad de torneos, el nivel cayó un poco y hay menos chicos jugando a un nivel parejo. Antes, en cualquier torneo nacional abundaban jugadores, pero hoy hay muchos menos. Eso hace que el nivel naturalmente baje”, analizó.

   “Cuanto más chicos haya jugando, más posibilidades habrá que alguno trascienda. Tenemos varios que se esfuerzan por hacerlo, pero es algo más bien individual. Y eso tiene que ver, creo yo, con que el sistema de competencia de hoy es muy individualista, y para los jugadores del interior no sé si es lo mejor”, remarcó.

   —¿Qué se podría cambiar?

   —Todas las federaciones del país deberían fortalecerse más y luchar por tener un circuito un poco mejor, con competencia más fuerte y chicos jugando seguido. Pero es un problema global, no algo que atañe puntualmente a Bahía Blanca. Así y todo, una de las pocas cosas buenas que trajo esta pandemia es que hay mucha más gente jugando al tenis en todos los niveles. Los clubes están con mucha gente, y no solo de tenistas sino también de gente que se acerca a mirar.

   “Considero que es una buena oportunidad para pegar un salto y llegar a niveles que tuvo en otro momento. Nosotros tenemos el privilegio y el orgullo de tener un jugador como Guido Pella que nos representa en el máximo nivel mundial, algo que difícilmente se repita. Hay que valorarlo mucho más. Tenemos que agarrarnos más de eso, explotarlo y así sumar más a la actividad”, expresó Seminara.

¿Etapa cerrada?

   Tras recorrer el mundo durante más de 10 años, como jugador y entrenador, el mayor de los hermanos Seminara sentó bases en su localidad natal y edificó su propia escuela de tenis en el club Ferroviario; proyecto con más de 7 años de vida.

   “Tuve mucha suerte, porque a los 22 años, mientras jugaba interclubes en Europa, surgió la chance de viajar y ser entrenador auxiliar de Eduardo Schwank. Se dio que en esa etapa a Eduardo le fue muy bien y rápidamente pasó de jugar Challengers a torneos ATP. Y en mi caso, de repente, con 23 años me encontré jugando fútbol tenis con (Roger) Federer, o peloteando con (Rafael) Nadal, y viajando a todos los torneos. Era como estar en Disney”, recordó.

   “Al tiempo repetí la experiencia, pero siempre tuve en claro que esa no era la vida que quería en un futuro para mí. Y hoy la verdad que disfruto mucho de otro momento, completamente amateur, o de formación de chicos. Muchas veces me preguntan si me llena dar clases a gente que no tiene tan buen nivel o que está muy lejos de llegar a algo, y la verdad que sí, porque las ganas que te transmite un alumno es lo que te motiva a enseñar, independientemente del nivel”, comentó.

¡Para vos, abuelo!

   Abril de 2005, Sociedad Sportiva. Por entonces, Juanjo descansaba en Bahía tras una ardua temporada de interclubes en Suiza. Fue allí cuando llegó un pedido que no pudo rechazar.

   “Lo quería ganar para dedicárselo especialmente a mi abuelo”, contó Seminara aquella vez, tras adjudicarse la Copa Austral Motos; el primero de los 43 trofeos obtenidos hasta la fecha en el circuito local.

   Creer o reventar. Era el último anhelo del abuelo José Luis antes de llamarse al descanso eterno unos días después.

   —¿Alguna cuota pendiente?

   —Sin dudas me hubiese gustado intentar más fuerte en el profesionalismo. Me saqué una pequeña espina cuando a los 28 años me di el gusto, reuniendo algo de dinero de lo que ganaba en Europa, y jugué torneos Futures, donde pude ganar mis primeros puntos ATP; eso te marca un antes y un después.

   "En Europa jugaba en gran nivel, ganándole a jugadores que estaban 500 o 600 del mundo, pero no tenía la oportunidad de salir a jugar. Por eso cuando se pudo no lo dudé.

   —¿El tenis te dio más de lo que quitó?

   —Sí, soy un eterno agradecido. Por eso siempre traté de devolverle algo de todo lo que me dio. Viajé por Argentina, Sudamérica y el mundo. Tengo una frase que cada tanto comparto con mis alumnos; "a mí con una raqueta en la mano nadie me cerró una puerta". Todo lo contrario. El tenis me hizo profesional desde muy chico, pero me dio el sentido del sacrificio, la responsabilidad y tener que cumplir con compañeros.