Bahía Blanca | Viernes, 29 de marzo

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Qué se puede hacer en los galpones de calle Chile, según estudiantes de arquitectura de Tennessee

Una interesante experiencia de trabajo conjunto entre estudiantes de arquitectura de la UNS y de la universidad de Tennessee (UTK) arrojó resultados muy interesantes.

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Cada vez que se piensa en recuperar para nuevos usos algunos de los viejos galpones ladrilleros construidos por el ferrocarril en nuestra ciudad se piensa en destinos culturales. Un museo, un sitio para conciertos.

   Una interesante experiencia de trabajo conjunto entre estudiantes de arquitectura de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y de la universidad de Tennessee (UTK), en Estados Unidos permitió compartir miradas sobre esos edificios y traer a discusión destinos completamente inesperados y acordes con necesidades y carencias de la ciudad.

   Por su parte, los estudiantes locales aportaron ideas y propuestas de intervención en edificios similares ubicados en la ciudad de Chicago.

   Siempre despierta curiosidad saber qué impresión pueden tener ojos extranjeros puestos en nuestra ciudad, en su estructura urbana, en sus edificios, en su escala. Esa experiencia es la que por estas horas están viviendo estudiantes de cuarto año de la carrera de arquitectura de la UNS, a partir de la inédita experiencia de trabajar en equipo con estudiantes de la misma carrera y año de la UTK, ubicada en Knoxville, Estados Unidos.

   Un contacto entre las autoridades de los respectivos departamentos de arquitectura permitió establecer un “programa piloto de intercambio académico”, a partir de trabajar sobre una actividad compartida basada en intervenir en un proyecto urbano o edilicio e involucrando alumnos de la materia.

   Luego de superar distintas instancias administrativas se fueron conformando grupos integrados por estudiantes norteamericanos y locales, trabajando a partir de las herramientas tecnológicas que hoy permiten una amplia comunicación a distancia.

   Se eligieron sitios y edificios en cada ciudad para trabajar sobre ellos y plantear nuevos usos. En el caso de Bahía Blanca se propuso analizar el posible destino de los galpones que fueran propiedad del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico, cuyas fachadas pueden verse sobre calle Chile, frente a la cancha de fútbol del club Olimpo, originalmente destinados al acopio de productos provenientes de las provincias cuyanas.

   “Buscamos lugares que tuviesen características que podían asociarse en ambas ciudades, sobre todo desde el aspecto patrimonial, entendiendo que la intervención de proyectos en esas condiciones se verifican en cualquier lugar del planeta y que son variadas las propuestas que se pueden recibir”, explicó el arquitecto José Luis Fernández, docente del taller por la UNS, a cargo de coordinar los trabajos, tanto por su dominio del idioma inglés como por ser, además, egresado de la universidad de Kansas, en los Estados Unidos.

   Lo acompañan José María Zingoni, que hizo las gestiones para el encuentro, y los docentes arquitectos Emiliano Reale y Agostina Giusto. Por la UTK coordina el profesor Kim Hochung, egresado de Columbia University de NY.

El método

   Los estudiantes de Tennessee comenzaron por estudiar a Bahía Blanca en todos sus aspectos, sociales, climáticos, productivos, educativos y económicos. Lo mismo hicieron los alumnos locales, para entender cómo funciona Chicago como urbe.

   Lograda esa visión integral, cada grupo comenzó a plantear posibles destinos para los edificios en cuestión y para su entorno. Un último tramo es el aspecto técnico, constructivo, cómo llevar a la realidad la idea que se proponga.

   Los 18 estudiantes de Tennessee y los 12 de la UNS conforman siete equipos de hasta cuatro integrantes –dos de acá, dos de allá--, de los cuales cuatro trabajan sobre los edificios de Bahía Blanca y el resto sobre los de Chicago.

   El idioma que se utiliza es el inglés y el sistema de medida es el métrico, dejando de lado el que se usa en Estados Unidos que recurre a la pulgada, el pie, la yarda y la milla.

   “Terminado el análisis de cada ciudad, y por marcar una diferencia entre ambas universidades, los estudiantes de Tennessee volcaron su estudio en un libro, lo cual significa tener otro tipo de recursos. Ahora desde lo intelectual y los conocimientos son muy parejas ambas casas”, señaló Fernández.

Los galpones: salud o residuos

   Si algo sorprendió a los estudiantes de Tenessee es la cantidad de edificios industriales ingleses existentes en Bahía Blanca, consecuencia, claro está, de ser una ciudad portuaria donde concurrieron cuatro empresas extranjeras a fines del siglo XIX.

   “Hay un gran respeto por estos edificios. Quizá allá se apunta más a mantener lo exterior y vaciar el interior para generar nuevos usos mientras que acá se trata de sacar provecho también de los recursos interiores. Pero la postura hacia este tipo de obras es similar”, señaló.

   A Fernández las propuestas de uso presentadas por los estudiantes norteamericanos le resultaron “sorprendentes e inesperadas”. Uno de los grupos planteó instalar en los galpones de calle Chile un gran centro de salud, por considerar insuficientes los servicios hospitalarios existentes en la ciudad y sacando provecho de la estratégica ubicación de los edificios.

   Otra idea también interesante fue la de generar en el sitio una planta de tratamiento de residuos.

   “Tener ese tipo de uso en el macrocentro es muy propio en las ciudades norteamericanas. Los estudiantes no podían entender que muchos residuos de Bahía Blanca se manden a Brasil para su tratamiento y que después la Argentina adquiera esos productos reciclados. De allí la idea de generar un centro de tratamiento, montando pequeñas y medianas empresas y generando un punto de negocios”, explica.

   Esta idea surgió a partir de detectar los estudiantes norteamericanos la cantidad de basura existente en la ciudad.

   “Ellos consideran, primero, que los residuos no se deben esconder ni alejar y, segundo, considerarlos un material de gran potencial para generar trabajo”.

   Desde nuestra ciudad, los alumnos de la UNS también aportaron ideas novedosas sobre los edificios de Chicago.

   “Estas miradas diferentes justifican largamente este tipo de actividades, el algo realmente enriquecedor para todos”, manifestó Fernández.

   Los docentes locales esperan que esta experiencia se pueda sostener en el tiempo y se avance hacia un futuro intercambio presencial de alumnos entre las dos universidades.