Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Diez madres simples, que se sacrifican el doble y disfrutan el triple

Una decena de jugadoras de primera división en el actual certamen tienen niños. Miedos, risas, cuestionamientos y hasta ver el teléfono en los minutos “por si pasa algo”.

Como en la vida, cerca del aro y de sus familias. Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Por Mauro Giovannini

Twitter: @MGGiova

Mail: mgiovannini@lanueva.com

(Versión ampliada de la nota publicada en la edición impresa)

 

   El escritor y poeta indio Rudyard Kipling dijo hace más de cien años que “Dios no podía estar en todas partes y por eso creó a las madres”.

   En la actualidad, y mucho más cerca, diez mujeres comparten sus horas más valiosas entre la maternidad y el básquetbol. Todas ellas, de entre 25 y 43 años, juegan en primera división el actual torneo local que tendrá continuidad el miércoles, con la quinta fecha.

   Habitualmente, la actividad se desarrolla los domingos, pero hoy es especial: es el Día de la Madre.

   En ese sentido, la próxima fecha irá entresemana, desde las 20.45: Estudiantes-9 de Julio, El Nacional-Estrella, Sportivo-Pacífico y Comercial-Alem.

   Así están las posiciones: 1º) Estudiantes, 7 puntos; 2º) El Nacional, 9 de Julio y Sportivo Bahiense, 6; 5º) Leandro N. Alem, 5; 6º) Estrella y Pacífico, 4; y 8º) Comercial, 1. El portuario tiene tres partidos menos, ante Estrella, El Nacional y 9 de Julio.

 

María Sol Sosa (33) y Juan Francisco son papás de Clarita (4)

   “Ser mamá no tiene que ser una barrera para que una como mujer pueda cumplir otros roles. Sí, considero que la maternidad te limita un montón los tiempos, pero que si uno realmente quiere hacer algo, los espacios se encuentran”, dijo la pivot de Sportivo.

   “Particularmente, no sé cómo lo hago (risas), pero siempre los planetas se terminan alineando para poder trabajar, estudiar, hacer deporte y ser mamá”, aseguró.

   Sol contó que ser mamá y querer seguir haciendo todas las actividades que hacía antes “me llevó a ser mucho más eficiente y a aprovechar el poco tiempo que tengo”.

   “Uno de los días que entrenamos Clarita me tiene que acompañar y, más allá de que siempre le digo que se quede en la cancha, que no salga, o que esté en un lugar en donde yo la pueda ver, no entreno concentrada al cien por ciento porque estoy preocupada en saber dónde está. Ella disfruta mucho acompañarme, es súper compañera y eso la verdad que es hermoso, pero si tengo que ser sincera, los días que voy sola a entrenar es cuando me desconecto de todo”, sostuvo.

 

Martina Inés Sojo tiene 25 años, llegó de Viedma y con Juan Manuel Elordi son padres de Sofía (3)

   “El esfuerzo es doble, entrenamos a la noche en Estrella y al otro día temprano hay que llevar al jardín a la ‘peque’. El sacrificio se hace porque amo jugar al básquet y porque tengo un compañero de vida que me apoya”, contó la jugadora de Estrella.

   “Antes, cuando era más chica, estaba más atenta a ella. Ahora que es más independiente y juega solita estoy mucho más tranquila. En la cancha la veo en la tribuna o en los minutos, cuando se mete a la cancha o pasa corriendo. Sé que está con Juan, me concentro en hacer un buen partido y no me puedo quejar”, mencionó.

Prado con Ana Clara, Zabala (Arriba), Sojo, Rachi, Sosa con Clarita, Casali y Chcair junto a Renata y Bautista

 

Natalia Soledad Rachi (38) tiene dos hijos con Flavio: Franchesco (9) y Giovana (3)

   “Esto me ayuda con mis hijos a enseñarles que deben ser responsables con los compromisos que se asumen y que siempre hay que esforzarse para cualquier cosa que se emprenda”, respondió la representante de Comercial.

   “Lo encaro con mucho sacrificio —continuó—, pero eso no quita que no lo haga con pasión sino a mi edad y con la exigencia que se tiene no podría estar a la altura”.

   “Mientras juego un partido no pienso en los nenes porque ahí me concentro, pero en los entrenamientos es imposible no estar mirando de reojo donde están los nenes o atenta a algún grito o llanto, aunque todo sacrificio tiene su recompensa por más que cueste mucho”, subrayó.

 

Antonela Romina Zabala tiene 34 años y es mamá de Ámbar (5)

   “Sigo sintiendo la misma pasión que el primer día, cuando con 8 años pisé la cancha de Estudiantes de la mano de mi papá. Es un deporte que siempre me gustó y la sangre siempre tira a que lo practique”, señaló la jugadora de Estrella.

   “El esfuerzo más grande es que trabajo muchas horas, paso días enteros fuera de casa y muchas veces es llegar, jugar un ratito con mi hija e irme. Antes nunca tuve que elegir entre el básquet y otra cosa, no tenía por qué o por quién dejarlo”, resumió.

   “Mi hija está todo el día en mi cabeza —siguió—, a veces me cuestiono si está bien o no dejarla para ir a entrenar. Pensás todo el tiempo si la pasa algo y yo no estoy, si se golpea, si me extraña, si me necesita y yo estoy ‘jugando’”.

   “Además, siento que si no fuese por mi mamá no podría haber vuelto a pisar una cancha. Es mi gran apoyo para cuidar de mi hija”, completó.

 

Mariana Andrea Prado tiene 43 años y junto a Federico Iriburo son padres de Delfina (13) y Ana Clara (8)

   “Hoy en día el deporte para mí es algo recreativo, un pasatiempo. Me divierto y entreno sin presiones. Aunque los esfuerzos son varios, sobre todo para acomodar los horarios de las nenas. Toda la familia hace un esfuerzo para que una pueda hacer lo que le gusta”, explicó la jugadora de El Nacional.

   “Cuando sos mamá siempre estás pendiente. Cuando jugamos, hay que ordenar si ellas tienen alguna salida o un cumpleaños, para después ir a los partidos. Ellas van casi siempre y por suerte Fede me acompaña en todo, así que cuando estoy en la cancha me desligo completamente de las nenas”, señaló.

 

Juana Casali (25) e Ignacio Granceti tienen a Simón (5)

   “Antes de ser mamá me podía tomar el básquet con más compromiso y ahora cuesta un poco estar siempre presente. Pero trato de mostrarle al nene el esfuerzo que hago yo para estar con él y cumplir también con el equipo”, afirmó la jugadora de Sportivo.

   “No es fácil dejarlo y es toda una movida llevarlo antes de entrenar, buscarlo después, el cansancio y tener que atenderlo a la hora que llegamos de entrenar. Y las veces que no me lo pueden cuidar, me acompaña a los entrenamientos y también va a los partidos”, dijo.

   Casali también contó que puede seguir haciendo deporte “por el apoyo y acompañamiento de mi familia y de la gente del club, que siempre está atenta cuando el nene va conmigo y anda por ahí mientras entreno”.

Noelia Gil, encabezando la formación en la fila de arriba, con la camiseta número 12

 

Noelia Andrea Gil tiene 43 años y es mamá de Luisana (14)

   “Valoro mucho y rescato el sentido de pertenencia que da participar de un equipo, donde ganamos todas o perdemos todas. Me encantaría que mi hija encuentre lo mismo que encontré yo en este equipo y que pueda disfrutar de algo que le guste y con gente buena”, sostuvo la pivot de Estrella.

   “Jugar es mi cable a tierra, pero también mis compañeras de básquet hoy son grandes amigas. Hablamos muchos de nuestras vidas y en esas conversaciones está Luisana”, añadió.

   “Cuando juego me olvido de todo, la paso bien, me divierto un montón. Hace unos años que vengo diciendo que me retiro, pero es un sentimiento muy grande que tengo con las chicas y es difícil tomar esa decisión”, completó.

Foto: gentileza prensa 9 de Julio

 

Jessica Azaroff tiene 33 años, es de Viedma y madre de Candelaria (9) y Franco (6)

   “La forma de ver el deporte al ser madre no cambió, siempre fui competitiva y me gusta ganar, lo hago con el mismo compromiso que antes”, exclamó la jugadora de 9 de Julio.

   “Si los chicos no están con mi pareja se quedan en el club que eso también es una facilidad que agradezco de parte de Julián (Turcato), el DT, y me quedo tranquila porque es un lugar muy lindo, muy familiar y siempre hay alguien acompañándolos mientras yo entreno”, contó.

   Jessica contó que “mientras se desarrolla el juego la mente está en eso” aunque dijo que “sí es verdad que en cada pausa reviso el celular por si pasó algo o necesitan algo en casa, incluso cuando hay partido”.

 

Aldana Chcair nació en Médanos hace 41 años y junto a Javier Martz tienen a Bautista (11) y Renata (7)

   “El básquet siempre generó en mí una atracción diferente, soy una apasionada. Pasó el tiempo, me casé, formé una familia y tenía pendiente volver a jugar. Un día me llamó Viviana (Albizu) y me dio una oportunidad, el equipo me hizo un lugar muy lindo. No es un rol de mamá en el club, pero colaboro no solo en los partidos”, dijo la jugadora de El Nacional.

   “Entro a una cancha y me desenchufo de todo, estoy feliz, me divierto muchísimo. A pesar de ser la vieja del equipo, sigo aprendiendo y me voy aggiornando. No es fácil ser mamá, vivir en Médanos, trabajar…”, esgrimió.

   “Hoy los nenes son parte del club, van, alientan y me acompañan. Hacer lo que me gusta, con mis dos tesoros y que ellos estén bien y sean parte, me considero una persona afortunada”, reconoció.

Foto: prensa Leandro N. Alem

 

Carolina Casteglioni (34) es mamá de Avril (12), Bautista (10) y Genaro (4)

   “Tomo el básquet como algo recreativo, una escapada a las obligaciones del día; es mi momento. Los nenes no van tanto a la cancha, así que me aparto un poco de la vida de madre y del trabajo”, dijo la exponente de Alem.

   “Mi marido me da una mano y por ejemplo, antes de ir a entrenar dejo la comida lista, pero es complicado. Los cinco hacemos deporte, estamos de acá para allá todo el día”, reconoció.

   "Arranqué a los 13 años en Olimpo y jugué en varios clubes, hasta que por los embarazos dejé de jugar. El básquet siempre estuvo presente en mi vida y ahora en Alem me recibieron muy bien, es un grupo de gente divina", completó.