Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

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Bahía Blanca | Martes, 23 de abril

Suicidios, un tema que preocupa en Bahía y del que se debe hablar

En Bahía Blanca hubo 12 episodios consumados durante 2019; la cifra bajó a 10 en 2020 (se estima que por el aislamiento de la pandemia) y creció a 22 en los primeros 7 meses de este año. Las conductas a las cuales hay que estar atentos.
 

Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Por Pablo Andrés Alvarez / palvarez@lanueva.com

   El 18 de mayo pasado, Eugenia (su nombre no es el real), de apenas 23 años, sintió que su vida no tenía sentido. 

   Ese día, que recuerda con detalles, no encontró ninguna otra solución distinta al intento de suicidio.

   Tras un día complicado en su trabajo informal, se sintió sola. Sin fuerzas.

   Dice que nunca antes había pensado seriamente en quitarse la vida, más allá de que había atravesado otros momentos complicados.

   “No pasó nada de otro mundo ese día. De repente, empecé a traspirar y a darme manija que me iban a echar, que no servía para nada. Es como que ví todo negro, sin salida, sin alternativas”, cuenta.

   Llegó a su casa del barrio Pacífico, donde vive junto a sus padres; agarró las pastillas que utiliza su madre para poder dormir, se metió en su habitación y comenzó a ingerirlas una a una.

   “Era como que no tomaba consciencia de lo que estaba haciendo. Solo las tomaba, una detrás de otra”.

   Su hermana menor la encontró y alertó a sus padres. 

   Hoy, con la ayuda de un tratamiento psicológico y el apoyo de su entorno familiar, Eugenia puede contarlo y seguir adelante.

   Pero no todos tienen esa suerte...

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   Según la Organización Mundial de la Salud, más de 800 mil personas se suicidan cada año. Es decir que cada 40 segundos una persona muere por esa causa. 

   El organismo también advierte que en los últimos 45 años, las tasas de suicidio aumentaron en un 60% a nivel mundial. 

   Nuestro país se ubica número 66 en el ranking de 172 países con mayor tasa de suicidio, que ha aumentado en los últimos 20 años un 12,9%, y es la segunda causa de muerte en adolescentes.

   Particularmente, en nuestra ciudad hubo 12 episodios consumados durante 2019; la cifra bajó a 10 en 2020 (se estima que por el aislamiento de la pandemia) y creció a 22 en los primeros 7 meses de este año.

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   “Bahía Blanca no escapa de esa realidad a nivel mundial. En lo que va de este año ya superamos largamente los números de 2019 y 2020. Incluso, ya tenemos más del doble de suicidios consumados que todo el año pasado”, confió Hugo Kern, jefe del Departamento de Salud Mental de la comuna.

   Para Kern ese número puede ser aún mayor, ya que muchas personas fallecidas son catalogadas por el sistema como “averiguación de causal de muerte” cuando surgen algunas dudas.

   “En los últimos años se ha incrementado notoriamente la cantidad de comportamientos suicidas, que son aquellas exposiciones a situaciones de accidentes que podrían evitarse y que implican un riesgo para sí mismo o para un tercero. Lo más claro de esto son los accidentes que se producen en la vía pública y que están apareciendo con mayor cantidad cuando el ritmo se vuelve normal”, explicó.

   Y añadió dos datos a nivel local. La franja etaria de mayor riesgo va de los 18 a los 25 años y de cada 100 intentos de suicidios que se dan en la ciudad, 80 son de mujeres y 20 son de varones.

   “Pero la estadística se invierte en los consumados: los varones predominan ampliamente. Se puede interpretar que las mujeres “avisan” y con los hombres, cuando lo intentan, es porque no hay vuelta atrás”. 

   Y también son diferentes los métodos: los hombres son más cruentos y, por lo tanto, más efectivos. 

   “Los hombres suelen utilizar armas de fuego. Las mujeres se inclinan por la intoxicación con psicofármacos y eso da un tiempo para revertir el cuadro en un hospital”, señaló el especialista.

   --¿La edad promedio ha bajado?

   --La tendencia es a la baja desde hace muchos años. En éste particularmente, constatamos mayor cantidad de intentos en el grupo que va desde los 12 hasta los 25 años. Pero el grupo más vulnerable, es el que va de 18 a 25. Cuando se comenzó el estudio de estos casos, el suicidio se daba en edades mayores.

   Por eso, dice Kern, es prioritario trabajar con las poblaciones jóvenes, porque evidentemente son los más expuestos y, en muchos de los casos, se pueden resolver con un tratamiento terapéutico.

   “Los comportamientos arriesgados deben ser un llamado de atención. Detrás de esas actitudes se esconde algún problema que debe ser tratado. Por eso muchos intentos de suicidio no son catalogados como tal cuando son atendidos en un hospital, porque llegan por otro causal”.

   Con la pandemia pasaron algunas situaciones curiosas. Al principio, con las restricciones estrictas, hubo una reducción de manifestaciones. 

   “Creemos que se debió a que las personas no llegaron a los lugares asistenciales. En la medida que se permitieron los movimientos, rápidamente las estadísticas subieron, al punto que a fines de agosto, en la ciudad, ya se produjo el doble de suicidios consumados que en igual período del año anterior”. 

   Desde Red de Vida se diseñó un proyecto sobre Prevención de Suicidios en Adolescentes. 

   “Ya hay un equipo de monitoreo y seguimiento funcionando, que comienza su labor cuando un adolescente ingresa al Hospital Municipal con una tentativa de quitarse la vida. De esa forma nos aseguramos que la persona acceda a algunos de los dispositivos de tratamiento”.

   Y amplió: “Se estima que aproximadamente que entre el 20 y el 30% de las personas que lo han intentado por primera vez, lo vuelve a intentar en un plazo de 10 años. Por eso es muy importante detectar el primer intento y abordarlo enseguida para iniciar tratamiento posterior a la urgencia”.

   --¿Está relacionado con la depresión?

   --No es lo que pasa con la población joven. Generalmente, en los jóvenes el problema se manifiesta con conductas desafiantes, acciones riesgosas, adicciones. No necesariamente puede tener una patología mental previa.

   “Por eso, a las familias le recomendamos estar muy atentas a los cambios de conducta de los jóvenes. Pero no siempre hay una familia que contenga. Hay muchas casos que ocurren en entornos violentos, de maltrato o de exclusión. Esas cuestiones también deben ser tenidas en cuenta en los diferentes ámbitos en los que esa persona interactúa, ya sea escuela, clubes o grupos de amigos”.

   A los factores desencadenantes, que son las últimas acciones que ocurrieron antes del intento, se suman los predisponentes, que son anteriores al suceso, como puede ser el abandono de la escuela, la falta de trabajo, la carencia de expectativas o los duelos por familiares.

   “La masculinidad hegemónica es un problema muy grande. Esos mitos que los hombres no lloran, que los hombres no cuentan sus problemas, que los hombres resuelven los problemas de la manera que sea, que los hombres no van al psicólogo. Todo eso genera un incremento de las conductas violentas, y entre ellas los intentos de suicidio”.

   “Y los casos de mujeres tienen que ver con la inequidad de género. Muchas toman la determinación por sufrimientos previos, por no cumplir con las expectativas que se tienen sobre ellas. Pero lo que los une es que, cuando lo intentan, es porque se sienten solos”. 

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   “El suicidio representa un problema de salud pública grave y creciente. Dentro de las llamadas causas externas, asociadas a violencia, es la segunda causa de muerte. A medida que aumenta la edad, aumenta también la proporción de estas causas dentro de las generales", afirmó Juan Carlos Escobar, director de Adolescencias y Juventudes de la cartera sanitaria nacional.

   Según datos oficiales de la Dirección de Estadísticas e Información en Salud (DEIS), en el año 2018 se registraron en el país 3.183 defunciones en el rango de 10 a 19 años sobre una población que asciende a 7 millones. 

   En ese marco, las causas externas (relacionadas a situaciones de violencia que provocan lesiones intencionales o no intencionales, autoinfligidas o infligidas por terceros) explican seis de cada diez defunciones. A su vez, el suicidio representa el 24.6% de estas muertes, es decir que 1 de cada 4 muertes por causas externas son suicidios.

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   “El adolescente magnifica las cosas, es incapaz de proyectarse ante el futuro: piensa que o todo va a ir muy bien o todo va a ir muy mal. Los sentimientos de desesperanza de que las cosas nunca van a volver a ser como antes, el estar encerrado y no poder estar con el novio o la novia o los amigos y el futuro incierto han tenido que ver con los cuadros de ideación suicida”, indicó Celso Arango, un reconocido psiquiatra español experto en este tema.

   Y en estos tiempos de pandemia los adolescentes han visto limitada su capacidad de tomar decisiones, han estado en casa cerrados con muchos límites a la interacción con otras personas, lo que se añade a situaciones previas que podían tener ya estos niños en sus hogares y a las presiones económicas y sociales que han podido vivir los padres.

   “La señal de alerta más grande en los adolescentes es cuando ven la muerte como la única salida posible. Hay que atenderlo porque no es una llamada de atención”, añade este doctor.

   En esa misma línea se expresó Alba Piccardi, presidenta del Colegio de Psicólogos de Bahía Blanca desde 2014 e Integrante de la Mesa de Abordaje a la Problemática del Suicidio (MAPS).

   “En este último tiempo, que coincide con el aislamiento por la pandemia, se notó un notorio incremento de consultas por conductas suicidas, con incidencia mayor en adolescentes. Y ante la apertura de las actividades, los casos no disminuyeron. Seguimos atendiendo situaciones de desbordes, lo que indica que ciertos padecimientos continúan en forma aguda”, señaló la especialista en Psicología Clínica con Orientación en Niños y Adolescentes. 

   Según Piccardi, aumentaron considerablemente la conductas relacionadas con salud mental, no sólo relacionadas con las suicidas, sino también de trastornos del ánimo, como pueden ser ansiedad, angustia pronunciado y crisis de personalidad.

   “La pandemia dejó varias cosas negativas en la sociedad. Mucha gente perdió el trabajo, sufrió muertes en su entorno más cercano y también cedió mucha calidad de vida. Todas esas cosas se están manifestando”.

   Pero lo que preocupa aún más es el rango de edad que más está sufriendo. 

   “Desde lo personal, creo que tiene que ver con el aislamiento, la falta de sociabilización y la carencia de expectativas en sus proyectos de vida. Obviamente que no todas las personas no van a tener conductas suicidas por estas cuestiones, pero sí agudizan la problemática”.

   “Lo que vemos en los consultorios es que a los adolescentes les está costando vincularse. Y eso los angustia muchísimo y causa bulia, que es la falta de interés por retomar actividades. Muchos se retrayeron y les está costando salir por sus propios medios”.

   Precisamente, todas esas manifestaciones son señales de alarma, que no indican que el adolescente vaya a tomar una decisión drástica, pero sí hay que prestarle atención para que recupere su proyecto de vida. 

   “Hoy muchos están desvitalizados y en una situación de apatía preocupante”, señaló Piccardi.

   --¿Cuáles son los síntomas de alerta?

   --Los cambios de ánimos extremos son factores importantes. Hay que prestarle atención a aquellos que pasan de la euforia a la angustia sin términos medios. Algunas veces es propio de la adolescencia, pero no por eso debemos minimizarlo o naturalizarlo. 

   “También hay que estar alertas a los casos que pierden interés en cosas que antes le gustaban. O aquellos que dejan de contactarse con su grupo de pares y con su propio entorno familiar. Cuando se percibe que comienzan a quedar aislados y que se sienten cómodos en esa situación, hay que ocuparse. La falta de entusiasmo no es normal”.

   Las familias deben estar atentas a las autolesiones reiteradas, que pueden ser cortes o bien golpes, que disimulan diciendo que se cayeron o se pelearon.

   “El consumo problemático, ya sea de alcohol, tabaco o medicamentos, son llamados de atención”.

   Piccardi concuerda que la conducta suicida se manifiesta más en mujeres que en hombres. 

   “Hay muchos estudios que así lo demuestran. Las mujeres tienen más intentos de suicidio, pero con métodos no tan letales y, por ende, brinda la posibilidad de intervención. A su vez, los hombres son más contundentes en los métodos y lo consuman en mayor número”.

   También enfatizó que se debe desterrar el mito que dice “el que avisa no lo hace”. 

   “El que avisa está pidiendo ayuda y ya está pensando en esa acción. No se puede dejar pasar y se debe actuar en forma inmediata, porque, como mínimo, esa persona no está pasando un buen momento personal y está pidiendo ayuda a su manera”.

   “Tampoco es aconsejable que la familia se relaje porque una persona comienza un tratamiento. Muchas personas vuelven a intentarlo con el paso del tiempo. Para evitar eso es importante generar un grupo sostén, una red de contención, que acompañe el proceso de recuperación de esa persona”.

   "Este es un tema del que se debe hablar, principalmente para que las personas que tengan este tipo de pensamiento sepan que pueden ser ayudados y también para que las familias conozcan cuáles son las alertas", añadió.

   --¿Qué sucede con aquellas personas que no tienen un contexto familiar presente?

   --Son los casos más difíciles. Cuanto más sola esté esa persona, sea cual fuere su edad, más riesgos tiene. Siempre hace falta una red de cuidado. Y si no la tiene, hay que generarla, ya sea buscándole actividades grupales o con referentes aunque no sean familiares. En esas situaciones, la escuela y los clubes cobran una importancia muy alta para que se sientan acompañados.

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   Dónde y cómo pedir ayuda

   --A través de las redes sociales, podés contactarte con maps@gmail.com / mapsbahiablanca en Facebook / mapshcd en Instagram / 

   --Urgencias al 107. 

   --También podés contactarte con Unidad Operativa de Consultas en Salud Mental comunal y el equipo Red de Vidas (4551159 – 2914261642), y el Centro Provincial de Atención a las Adicciones (4811850).

   --Existe, además, una línea de prevención del suicidio: tel:135 (línea gratuita).

   --Podés recabar más información en https://www.asistenciaalsuicida.org.ar/

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   ¿Quién está en peligro? Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular los trastornos relacionados con la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida, tales como los problemas financieros, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos.

   “Los suicidios son prevenibles”, sostiene el informe de la OMS y señala que por cada adulto que se quita la vida, otros 20 lo intentan y no lo logran.

   Estar atentos es, por ende, crucial...