Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

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Diez meses y 10 mil kilómetros después: una sorpresa y el reencuentro más esperado

Gisela Aschemacher quedó varada por la Pandemia en África, adonde llegó como voluntaria de un orfanato. El tiempo pasó y decidió quedarse a vivir allí. Tras 10 meses de ausencia se reencontró con sus padres y hermano en su pueblo natal, Darregueira, partido de Puan.

De Kenia a Argentina: el reencuentro entre Gisela, Joaquín, Alberto y Dina.

   Anahí González Pau
   [email protected]

   Si algo aprendió la darreguense y voluntaria en África, Gisela Aschemacher, este año, fue a hacerse amiga de la incertidumbre, a no aferrarse a las supuestas certezas y a fluir con el camino.

   La viajera, que ya visitó varios lugares del mundo como un estilo de vida (México, Brasil, Sri Lanka, India, España y distintos países de África) empezó el año en San Sebastián (País Vasco), logró obtener su doble ciudadanía en Italia y hoy, después de mucho peregrinar, se encuentra solicitando una visa de trabajo en África.

   Gisela realizaba un voluntariado en un orfanato en Kenia, en marzo, cuando inició la pandemia y ya no pudo salir del país. Esto se prolongó por varios meses. Le reprogramaban el vuelo constantemente. Ni siquiera podía regresar a Europa.

  


   
En el avión, en un viaje “atípico”, como definió.

   Finalmente, en agosto, cuando consiguió un vuelo a la España, decidió quedarse en África un poco más, de hecho, la eligió como su hogar, en parte para seguir ofreciendo su ayuda en los barrios más vulnerables y también porque allí encontró su lugar en el mundo y desarrolla otros proyectos propios a los que está dando forma.

   Días atrás, antes de las fiestas, tuvo una idea: sorprender en persona a su familia en Darregueira, partido de Puan, adonde piensa quedarse hasta febrero.

   “Estaban mis papás y mi hermano ¡me salió hermoso! Entre tapabocas y anteojos mi papá pensó que era alguien de Mercado Libre. Lo hice con ayuda de Ana, mi amiga y cómplice que me esperaba en Buenos Aires”, comentó.


Gise, con sus papás, en Gesell.

   Es la tercera vez que los sorprende, porque a los 26 años, ya tiene muchos kilómetros en su haber.

    “Esta vez fue diferente porque venía de África y en medio de una situación poco habitual, por lo cual fue un poco más emotiva y fue más difícil para mí el proceso de organizar sin caer en la trampa”, contó.

   “Emprendí el regreso el 21 de diciembre. Fueron unas 22 horitas de viaje y ansiedad hasta Buenos Aires”, dijo y comentó que fue un viaje un poco atípico.

   “Si de por sí en los aeropuertos se pasa un poco de nervios pues, esta vez, con algunas restricciones más, cada etapa que pasaba del viaje era un festejo”, expresó.


La expresión en el rostro del niño habla de las huellas que deja Gisela en el camino elegido.

   “Fue súper lindo dejar el continente porque venía a casa, y sinceramente ya hacía falta un poquito de este aire”, señaló.

   Añadió que diciembre, más allá de las fiestas, se vive de forma especial para quienes están afuera del país, se siente un poco diferente estar lejos de los seres queridos.

   Tiene planeado regresar a África el 15 de febrero, si es que todo está bien y si nada surge en el medio. Su pasaje es flexible.

    “Después de 10 meses en Kenya me sentía como en casa. Esta vez sabía que venía de visita y también es la primera vez que, después de cuatro años de viaje, regreso con ticket de vuelta al mismo sitio del que partí”, dijo.


En África, brindó su cariño, apoyo y servicio a niños y jóvenes con distintas realidades.

   “Siempre que llegaba a casa empezaba a planear mi próximo destino. Esta vez está todo un poquito organizado, lo cual me da miedo también, no es muy de mi esencia esta estructura. La abrazo y la recibo pero estoy abierta a que suceda lo que tenga que suceder, por ahora no me caso con ningún destino y ningún plan”, advirtió, como si pensara en voz alta.

   Por el momento, disfruta de unos días en Villa Gesell en familia y conectando con la naturaleza y el mar y con ganas de poder ver a su hermana en Villa La Angostura.

   “Seré fiel a lo que sienta en cada momento. Hoy por hoy diría que vuelvo a África. Tal vez viaje acompañada por alguien de mi familia esta vez y eso me motiva aún más... aunque solo sea de visita”, adelantó.

   “En lo personal fue un año grandioso e intenso”

   “Crecí, lloré, me enojé, no entendí, tuve meses de abundancia y otros tantos días de solo sobrevivir, me perdí mil veces, me cuestioné por todo, pero si hoy freno y miro para atrás sé  que logré varios de mis objetivos y estoy feliz de cada lección que me dejó este año”, señaló Gisela a La Nueva.

   Aseguró que elije no tratar de entender las vueltas de la vida, sino disfrutarlas y verlas como oportunidades y un mundo nuevo de sensaciones y experiencias.