Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

Diego Álvarez: "Pasó lo que tenía pasar, di el máximo y haciendo todo con muchísima pasión"

El exjugador bahiense resumió su vida deportiva ligada al tenis, que hoy, luego de 13 años como profesional, lo encuentra incursionando como entrenador.

Fotos: Archivo- La Nueva.

Por Tomás Arribas / tarribas@lanueva.com
(Nota publicada en la edición impresa de hoy)

   El diálogo con el ex tenista profesional Diego Álvarez, el máximo exponente bahiense hasta la explotación de Guido Pella, nos invita a pensar y replantearnos: ¿es el resultado deportivo lo que realmente determina el éxito de una persona?

   Yendo a fondo en el análisis y el discurso del propio Diego, radicado en Sinalunga (Italia) de forma permanente desde 2013, y más allá del exitismo argentino, tenemos la responsabilidad de abrir la mente e ir más allá de una victoria o derrota.

   Máxime si nos centramos en un camino tan “fulero” como el del tenis, según apunta el propio Álvarez, donde, como alguna vez aclaró el mismo Pella, uno obtiene mucho menos de lo que merece...

   “Todo el esfuerzo que uno hace fuera de cancha, que es inmenso y cotidiano como en cualquier otro laburo o profesión, no siempre se puede plasmar en cancha. Lamentablemente eso no te garantiza nada. Asimismo, el tenis es lo más meritocrático que existe, tan sencillo como una cuenta matemática. Ganás, seguís en el torneo y vas hacia adelante, o perdés y te vas a tu casa. ”, nos cuenta Álvarez, retirado en 2011.

   Dicho ésto, y retomando el disparador de la entrevista, afirmamos que el éxito de Diego Álvarez fue animarse a cruzar el charco con apenas 17 años para ir detrás de su gran sueño; ese que, en contrapartida, deja en el camino a miles de millones de jugadores...

   “Fui un privilegiado total. Pude conocer un total de 40 países y vivir mil aventuras. Nunca dejás de descuidar lo económico, porque se vive de eso, pero mi objetivo fue siempre subir en el ranking lo más que se pudiera y responder esas dos preguntas famosas que te puede hacer un vecino que no tiene idea: '¿a quién le ganaste o qué torneo jugaste?'. Si más o menos podés contestar eso, bien. Se podría decir que podés evaluar una carrera”, contó.

   “Desde los 17 que me viene a vivir acá a Italia, siempre me dediqué profesionalmente al tenis. Mi carrera como jugador profesional duró 13 años, que fueron realmente increíbles. Siempre digo que fue un lujo poder hacerlo como lo hice”, resaltó.

   Diego Álvarez, nacido en Bahía Blanca el 6 de marzo de 1980, se inició en el club Sociedad Sportiva.

   Allí escribió las primeras páginas y edificó las bases que, años más tarde, lo llevarían a jugar profesionalmente de 1998 a 2011. Fue en noviembre de aquel año, cuando, con 31 años, decidió colgar la raqueta.

   Estadísticamente hablando, su máximo halago fue alcanzar el puesto N°216 en el ranking individual ATP, en agosto de 2009, con 29 años; además de la obtención de 2 torneos Futures (N°5 de Chile, en 2008, y N°4 de Bulgaria, en 2010).

   “Venía con varios problemas físicos, al punto que no podía sostener un doble entrenamiento físico; problemas en la espalda, microdesagarros, problemas en el hombro. Tampoco estaba tan mal de ranking, me encontraba 400 y pico, pero eso no era lo que yo quería. Así que fue todo gradual”, recuerda.

   --¿Qué análisis hacés de tu carrera? ¿Algo para reprocharse?

   --El ser humano siempre es ambicioso, de lo contrario uno no podría haber llevado adelante una carrera como ésta. Pero seguramente a todos nos haya quedado cosas pendientes. En mi caso, como reproche, me di cuenta tarde que también podía haber sido competitivo en cancha rápida y no solo en polvo de ladrillo. Me cayó la ficha en la qualy del US Open (2009), contra un australiano (Carsten Ball) que estaba cerca del top 100, que me ganó 7-6, 7-6, habiendo estado yo break arriba en ambos sets. Ahí me dije: 'pucha, porqué no creí más en mí'.

   "Es obvio que uno hubiera querido más, pero tampoco puedo saber qué hubiese pasado si tomaba otras decisiones. Pasó lo que tenía pasar, di el máximo y haciendo todo con muchísima pasión. Siempre se hablan de los sacrificios que hay que hacer para llegar. Pero no, yo pienso que son requisitos. No te queda otra y lo tenés que hacer, como le pasa a cualquier laburante", remarcó.

Ligado al tenis

   Asumido el retiro, a Diego Álvarez se le presentó sobre la mesa otro reto personal, igual o más desafiante que el salir a cancha a competir profesionalmente y ganarse el mango: nada menos que la tarea de entrenador.

   --¿Te costó el paso de tenista a entrenador?

   --Y, digamos que no es nada sencillo. Conlleva un largo período de aprendizaje y adaptación. De golpe pasás a tener en tus manos la responsabilidad de formación de chicos y chicas. Te diría que hasta es más desafiante que el rol de tenista, porque acá el partido no lo podés jugar. Es muy importante la llegada al tenista y poder conocerlo en todos los aspectos.

   "Es bueno conocer lo anterior. Uno aparece de golpe en la vida tenística de alguien y eso contribuye a una formación que ya viene en proceso. Digamos que sos parte de una continuidad. No pretendo ponerme la capa de súperhéroe, porque eso puede deparar en una guerra de egos con el jugador, que no lleva a nada. Es importante observar, escuchar y saber cómo entrarle de la forma más útil para ambos", destacó Álvarez.

   Siempre con raqueta en mano. Así transcurren los días de Diego en Sinalunga, una pequeña localidad situada a una hora de Florencia, donde desde hace 5 se dedica a la formación de jugadores.

   "Nuestro concepto no sería de academia, sino de comunidad (T.C. Sinalunga). Esto proyecto lo iniciamos hace 5 años con mi socio Giovanni Galuppo. Con mi pasado de profesional y su experiencia de trabajo junto a entrenadores de muchos tenistas italianos de renombre, como Stefano Travaglia (84° ATP) y Matteo Berretini (8°), hace que la fusión funcione muy bien de acuerdo a lo que buscamos: lograr una comunidad más pequeña e íntima con el jugador, contrariamente a la academia que, para mí, es algo más comercial", detalló.

   "En 4 años, la actividad en el club creció enormemente --destacó--. Actualmente trabajamos con 23 chicos de competición, entre 10 y 16 años; 3 profesionales, donde se destaca la argentina Paula Ormaechea (NdR: llegó a ser 59º del mundo WTA), y casi 60 adultos. Nuestro objetivo es poder acercar a los jugadores al profesionalismo, nos sentimos capacitados para hacerlo; aunque sin descuidar las otras áreas que también nos interesan".

"Tiene mucha facilidad"

   Resulta muy difícil predecir el techo o punto máximo de un jugador. Sobre todo en la era actual del deporte, donde el promedio de vida útil del tenista parece, de acuerdo al promedio de edad del top 30, haberse prolongado más que en otras épocas.

   En tal sentido, Diego Álvarez prefiere ser cauto para referirse al futuro de su compatriota Guido Pella, con quien coincidió en un puñado de torneos Future cuando este último daba las primeras estocadas profesionales.

   ¿Hasta dónde llegará? Difícil saberlo. Puede que todavía no haya alcanzado el pico máximo de su carrera. Guido tiene mucha facilidad para el juego, con movimientos muy naturales, y eso le permite forzar menos el cuerpo y tal vez le permita prolongar la carrera. Confío y espero que tenga para dar más todavía", auguró.

   "Yendo atrás en el tiempo, recuerdo que tuvo dificultades al principio con la transición al profesionalismo. Pensándolo un poco, tal vez eso haya tenido que ver un poco con las expectativas de haber sido tan buen junior. Y después se vieron dos grandes cambios. El primero con Gustavo Marcaccio, que potenció mucho sus cualidades técnicas y físicas; y el segundo con Chucho (José Acasuso), que le dio mucha tranquilidad para afrontar partidos", cerró.

“Resultó mejor de lo que esperábamos”

   Hace poco menos de un mes, los habitantes de la región toscana pueden respirar un poco más aliviados tras duros meses de lucha contra el coronavirus, cuyas consecuencias transformaron a Italia en uno de los países más afectados mundialmente.

   "Y acá vamos, por suerte va todo muy bien. Estamos contentos porque pudimos retomar las actividades desde el 18 de mayo, por supuesto con todas las medidas de seguridad y protocolares de sanidad. La gente respondió inmediatamente y respeta mucho lo que se exige", resaltó Diego.

   "Prácticamente no hubo cambios--agregó--, solo el grupo de escuelita que era muy numeroso los postergamos para el verano, cuando ya se pueda trabajar bien. Nadie tuvo miedo y por suerte, hasta ahora, viene funcionando todo bárbaro".

   "El mes previo a la reanudación, que más o menos se sabía cuando íbamos a poder retomar, hicimos una campaña de conscientización dando a conocer el protocolo y todas las medidas. La verdad que todo resultó mucho mejor de lo que esperábamos, casi a un 80% de plenitud y normalidad", cerró.