Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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La vez que la Filial bahiense le prestó plata a Racing y la tribuna que vino de Avellaneda a Las Tres Villas

En 1965 y en pleno nacimiento de un equipo histórico del fútbol argentino, la institución albiceleste acudió a la Agrupación Racinguista de nuestra ciudad para sobrellevar el mal momento económico. El socio vitalicio Nicolás Lauriti (98 años) recordó aquella historia y otra muy poco conocida.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva. y gentileza Agrupación Racinguista de Bahía Blanca

 

   Por Mikel Iñurrategui / minurrategui@lanueva.com
(Nota publicada en la edición impresa)

 

   "Racing significa lo más grande de mi vida. Yo no sufrí nunca con Racing; aunque perdiera nosotros festejábamos igual. El sólo hecho de que saliera a la cancha alcanzaba", reconoce, a sus 98 años, Nicolás Lauriti.

   Nicolás es vitalicio del club de Avellaneda, al que se asoció en 1934, y uno de los fundadores de la Agrupación Racinguista de nuestra ciudad, que atraviesa uno de los momentos más gloriosos de su historia, con una comisión directiva pujante y con Lautaro Martínez como un padrino muy presente.

    Fundada el 13 de diciembre de 1958, la Filial de Bahía Blanca y sus integrantes más comprometidos, atravesaron distintos momentos y coleccionaron anécdotas de todo tipo pero hay algunas muy particulares y que vale la pena contar.

    Una de ellas, por ejemplo, fue cuando desde la Agrupación le prestaron dinero al propio club, para hacer frente a una mala situación económica, justo en el momento que comenzaba a gestarse uno de los equipos más recordados del fútbol argentino, por ser el primer elenco de nuestro país en consagrarse campeón de América y del mundo en 1967.

Lauriti (al centro) y su hijo, junto a Lautaro Martínez en la Filial.
 

   "Fue en el '65, Racing estaba pasando un momento malo económica y deportivamente. Estaba entre los últimos de la tabla, Pizzuti (Juan José) era el DT de Chacarita y estaba en una buena situación", recuerda Lauriti, con una memoria prodigiosa y una gran amabilidad.

    "Entonces, los dirigentes de Racing -agrega- acudieron a Pizzuti, lo querían mucho (había sido bicampeón como jugador de la "Academia"). Finalmente llegó al club pero en Racing no había un mango y como nosotros le mandábamos todos los años el balance, ellos sabían la plata que teníamos acá. Hablaron por teléfono solicitando que le prestáramos unos pesos, porque estaban en una situación algo grave y venían pidiendo colaboración en diferentes lados desde antes", explica Nicolás.

   "Le contestamos que sí, que mandaran el número de cuenta y el banco para hacerles una transferencia. Se lo prestamos sin interés ninguno, a devolver cuando el club pudiera", aclara, algo orgulloso, Lauriti.

Mauro Arcuri (presidente de la Filial) le entrega a Lauriti una camiseta.

 

   Y así lo grafica el acta firmada por los presentes el 20 de junio de 1965.

   "En asamblea general ordinaria los asociados de la Agrupación Racinguista Bahía Blanca, bajo la presidencia de su titular señor Oscar Costabel y actuando como secretario el señor Enrique Bejarano y con la asistencia de 20 socios....

    ...En su faz benéfica señala el presidente, el préstamo efectuado al Racing Club, dada la precaria situación económica por la que atraviesa. Mediante la adquisición de cinco bonos de diez mil pesos cada uno, con fondos de la Agrupación".

Imagen de la Asamblea del 20 de junio de 1965, el día que se aprobó el préstamo a Racing.
 

   Según cuenta la historia, Pizzuti fue como entrenador de Chacarita a jugar un amistoso ante la "Academia", pero los jugadores de Racing se negaban a entrenar porque hacía tres meses que no cobraban. Por eso, ni bien llegó al club, "Tito" exigió que el plantel estuviera al día.

   “No había un peso. Poco a poco fui acomodando las piezas del equipo y no pedí ningún jugador. Me arreglé con lo que había. A Perfumo (Roberto) que era '6', lo puse de '2'. Basile (Alfio), que jugaba en el medio, lo ubiqué de '6'. Después subí a Primera al Panadero (Rubén Díaz) y lo coloqué de '3'", recordó Pizzuti en una nota.

   Poco tiempo después de llegar, su equipo fue campeón en 1966 certamen en el que de las 38 fechas, Racing perdió nada más que un partido (ante River) que le cortó la histórica racha de 39 juegos sin derrotas.

   Y, además, ese grupo fue la base del plantel campeón de la Copa Libertadores e Intercontinental en 1967 que es y será recordado como el "Equipo de José".

"El equipo de José", campeón del Mundo.

 

   Unos meses más tarde del préstamo, llegó a Bahía la devolución por parte de Racing, según el acta del 25 de abril de 1966. Aunque un tiempo después hubo otro gesto por parte del presidente de la institución en muestra de agradecimiento.

    "Correspondencia del Racing Club remitiéndose un cheque por valor de $50.000 en concepto de la devolución del préstamo que la agrupación le otorgara en su oportunidad", reza aquel acta de 1966.

   Durante esos años, los hinchas albicelestes de nuestra ciudad estaban sumergidos en otra difícil tarea: juntar el dinero necesario para poder adquirir un nuevo mobiliario que sirviera como sede de la Filial. Luego de vender la parte que le correspondía de la casa ubicada en Roca 44, que servía como lugar de encuentro y que compartieron con el Círculo de Residentes Norteños hasta agosto de 1969.

    "A la casa ya la teníamos vista. Era de una señora viuda y para ella le quedaba grande", cuenta Nicolás, quien nació en el barrio porteño de San Cristobal en octubre de 1921 y se radicó en Bahía Blanca a los 45 años para poner una juguetería, mientras mantenía en Buenos Aires la fabricación de marionetas. Por lo que viajaba periódicamente para seguir en contacto con proveedores y vendedores.

    Este trajín hacía que tuviera que ausentarse seguido de la ciudad, por lo que en aquella época no formaba parte de la comisión pero sí ayudaba en todo lo que podía.

   Tan es así que quedó como encargado de las rifas, uno de los medios principales para poder comprar la casa ubicada en calle Tucumán, donde hoy todavía funciona la Filial.

    "Las rifas era la única forma de llegar al valor de la casa. Costabel, que era el presidente, un farmacéutico de calle Saavedra y Donado, me preguntó si me animaba y le dije que sí", señala Lauriti.

Una de las tantas rifas realizadas para juntar fondos.

 

   Otra idea impulsada por la Comisión fue que aquel socio que pudiera, en vez de pagar el valor normal de la cuota ($1 o $2) pusiera, voluntariamente y durante un año, $4 o $5 para así poder aumentar la recaudación.

   Luego de un par de intentos algo fallidos con las rifas sorteadas en cenas o reuniones, aceptaron hacerlo por Lotería Nacional y la idea funcionó.

   "Sorteamos un auto. Lo que pasaba es que yo podía vender muchas en Buenos Aires, pero las anteriores no las podía vender porque el sorteo se hacía en el lugar. Ahora sí, al ser por Lotería vendí por todos lados, más de 150 números. Rojas (otro apellido histórico para la familia racinguista bahiense) vendió 250... nos quedaron 5 o 6 números nada más. La rifa la sacó un socio y nos hizo una cena a la Comisión Directiva y a los vendedores", recuerda.

   Finalmente, el 20 de octubre de 1969 deciden comprar la casa de Tucumán 129 en un valor de 5 millones de pesos y unos días después se realiza la primera Asamblea en dicho lugar.

Así luce hoy la casa de Tucumán 129.
 

   Tras varias rifas y ya con la casa como lugar fijo para compartir momentos y pasiones, llegó desde Avellaneda otra muestra de gratitud por el dinero prestado desinteresadamente tiempo atrás.

    En aquellos años, la Academia era presidida por Santiago Saccol, quien estuvo al frente de la institución en tres ocasiones y que muchos recuerdan como un gran dirigente.

   Saccol, además, era fabricante de las recordadas heladeras que llevaban su apellido y en modo de agradecimiento, trajo una para la Filial junto a otros directivos.

   "El vino y dijo: 'como agradecimiento por lo que prestaron les voy a mandar una heladera'. La pusimos en la cocina", rememora Lauriti, quien heredó la pasión por Racing por mandato familiar.

   "Cuando Saccol vio la casa y vio que estábamos tirando las paredes para hacer un salón grande, se quedó admirado. Se fue muy contento, cada vez que había un partido importante nos invitaba a que fuéramos a la cancha", cuenta Nicolás.

   Esa casa que Saccol vio como comenzaba a tomar forma, hoy se encuentra en un hermoso estado, con mejoras permanentes gracias a la comisión y sus socios y al impulso que significa el gran presente de la institución (antes del último partido ante Olimpo, por ejemplo, el mismísimo Diego Milito se acercó a compartir un rato con los presentes) y la presencia de Lautaro Martínez que ni bien puso un pie en Avellaneda generó un gran vínculo con los hinchas académicos de Bahía.

 

El pedazo de historia que vive en Bahía y casi nadie sabe

   Pocas cosas son tan simbólicas para un club como su estadio, junto con su escudo y los colores son las cosas más representativas y que enorgullecen a sus hinchas. Pese a que su casa mute, se modifique o hasta se mude, siempre mantiene esa mística única para cada institución.

   Por caso, el estadio de Racing mantuvo su coordenadas desde su fundación y fue remodelado a fines de la década del 40, cuando una parte vino hacia nuestra ciudad y hoy todavía puede verse en uno de los puntos más emblemáticos para el deporte bahiense.

   Aunque su historia es casi inédita, Lauriti la trae a la conversación y explica cómo una parte de la antigua cancha de la "Academia" vive en Bahía.

   "El 9 de julio los clubes estaban autorizados a presentarse uno en cada provincia, para difundir más el fútbol y eso... Y a Racing le toca Bahía Blanca.
Los de la Liga del Sur conocían varios hinchas de Racing y le dijeron a Guerino Alimenti, un buen hincha de Racing fanático, para que recibiera al equipo. Y él los invitó a un asado en el campo que tenía en Bajo Hondo, al día siguiente del partido", explica Nicolás.

   El partido al que hace referencia, se jugó el 9 de julio de 1949 en cancha de Olimpo y fue triunfo para la "Academia" ante el combinado liguista por 3 a 2.

   Y en el campo de Alimenti, ubicado a unos pocos kilómetros de Bajo Hondo, partido de Coronel Rosales, fue donde empezó a gestarse la "mudanza" de una partecita de la historia albiceleste hacia nuestra ciudad.

   "En ese asado sale la conversación -cuenta Lauriti- de la demolición del estadio y Guerino pregunta que estaba haciendo Racing con la tribuna. Y los dirigentes que estaban ahí mucho no sabían, ‘sé que están regalando algunas, no sé’ le comentaron. Entonces le dijo 'hay una cancha, en Las Tres Villas, ¿no nos las podrán dar?’", fue el pedido, cuenta Luariti.

   Aquel momento rural vivido en el establecimiento "La Cesira" quedó reflejado en la icónica revista "Racing" y que atezaron en el campo de los Alimenti como parte de la historia familiar.

   "La verdad que no sabía nada de lo de la tribuna, pero no me extrañaría. Esas eran cosas de tío Guerino, siempre preguntaba '¿che y qué van a hacer con tal cosa?' Como para saber, si se podía hacer algo", cuenta César, uno de sus sobrinos, quien continúa la tradición de la familia en el campo de Bajo Hondo.

   "Él era así -agrega-. Un tipo que siempre iba para adelante; acá todo lo que se consiguió en esa época en Bajo Hondo él participó, en la Cooperativa, en la Iglesia... Hasta había una foto en la Cooperativa que él estaba con Perón. Porque no mandaban bolsas vacías para la cosecha de trigo, entonces se fue para allá y habló con Perón y a los pocos días llegaron las bolsas a Bajo Hondo. Para eso era muy metido", reconoce César.

   Esa tribuna, a la que se le fue reciclando sus tablones, todavía mira hacia la actual pista de atletismo, que fue creada tiempo después (NdR: se inauguró el 15 de mayo de 1987) y reemplazó a una antigua cancha de fútbol que también pertenecía al Municipio. La cual fue estrenada oficialmente en 1951, con la presencia la Tercera División de Racing que venció 4 a 0 a un combinado de la Liga del Sur.

   "Bueno, esas son las tribunas de Racing. Las regaló Racing. Muy poca gente lo sabe. Yo siempre pensé que teníamos que ir y poner una placa recordando que el club regaló esas tribunas y que había intervenido Guerino Alimenti. Esas tribunas son para toda la vida", cerró Lauriti, que también tuvo y tendrá una pasión para toda la vida.

El gran presente

   -Un símbolo. La Agrupación Racinguista de Bahía Blanca se fundó el 13 de diciembre de 1958 y es una de la más antigua del país. Hoy en día cuenta con un padrón de más de 400 socios, quienes participan de las actividades, además de acompañar al club. Todos los días que juega Racing, la Filial abre sus puertas para que aquellos hinchas que quieran se acerquen a ver el partido en pantalla gigante y en los encuentros más relevantes organizan viajes para ir a Avellaneda a alentar el equipo.

   -En alza. "Cuando al club le va bien, más gente se acerca, más gente quiere ser parte de la Filial, ir a la cancha, acercarse al club. Nosotros tenemos la obligación de acercar el club a la gente y cuando las cosas van bien eso es mucho más fácil", señaló el presidente Mauro Arcuri.

   -Más allá de la pelota. Además de las lógicas actividades ligadas al fútbol, desde la Agrupación también se impulsan movidas solidarias. Tiempo atrás, formó parte de un torneo de filiales locales que tenía como objetivo juntar alimentos para distintos comedores, algo que suele repetirse en las habituales cenas y festejos que realizan en Tucumán 129, lugar que se encuentra a disposición del Municipio en caso de ser necesario por la pandemia.

   -Una joya presente. Desde que Lautaro saltó de Liniers a Racing, creó un gran vínculo que los hinchas académicos de Bahía. No sólo por lo hecho dentro de la cancha, sino también afuera ya que ha estado muy presente en muchas actividades de la Filial (en el salón principal cuelgan un par de camisetas suyas y hasta la que usó en la Copa América con la Selección) y con la mejor predisposición junto a toda su familia participó de varias reuniones.