Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

Bahía Blanca | Jueves, 03 de julio

Coronavirus: Bahía, una ciudad no tan desierta

Desde el viernes se mueve a un ritmo muy pausado, aunque se observa cierto movimiento social no recomendado.

Fotos: Rodrigo García, Pablo Presti, Emmanuel Briane y Jano Rueda-La Nueva.

Por Pablo Andrés Alvarez / [email protected]

   Día 1 en Bahía Blanca tras el "aislamiento social preventivo y obligatorio",  decretado por el presidente Alberto Fernández hasta el 31 de marzo en todo el país.

   La vida parece haberse detenido. Casi literal.

   Los habitantes bahienses atravesaron el primer día de la cuarentena con preocupación, que se vio incrementada por el anuncio de la primera muerte en la ciudad en el marco de la crisis de coronavirus.

   Una enorme mayoría de vecinos decidió aislarse y quedarse en sus hogares, tal como recomendaron los encargados del sistema de salud argentino.

   Pero hubo otros que desafiaron las reglas y salieron igual, aún con los riesgos que ello implica.

   Aunque en la mayoría de los rincones de la ciudad impactó el temor por la amenaza del Covid-19 de un modo tal que, por momentos, lució realmente como si se viviera el prólogo del apocalipsis; en otros hubo bastante movimiento social.
Incluso, alrededor de la plaza Rivadavia se vivieron escenas tragicómicas en el transcurso de la mañana.

   Desde una persona que salió corriendo cuando un par de uniformados intentaron consultarlo sobre los motivos por los cuales estaba circulando hasta otro que utilizó un banco para tomar una cerveza.

   A simple vista, en una recorrida que realizó un equipo periodístico de “La Nueva”, hubo entre el 10 y el 20 por ciento de la cantidad de gente que se observa un día normal, aunque muchos de ellos exponiéndose más de lo aconsejado y no por razones laborales obligatorias.

   Se pudo observar a una pareja con su bebé en coche, aprovechando el sol de la mañana, por calle Sarmiento y un par de ciclistas contentos por la falta de tránsito para tener casi toda la avenida Alem a disposición.

   “Me sorprendió ver bastante circulación de autos, pero al negocio no vino prácticamente nadie. Vendí muy poco. Obvio que preferiría quedarme en mi casa, pero tenemos que seguir, sino cómo vamos a pagar las cuentas”, se preguntó, angustiada, Jorgelina, propietaria de un kiosco céntrico.

   “En el trayecto de mi casa hasta el negocio (una despensa del barrio San Martín) no me paró nadie. Es cierto que no hubo tanto tráfico como cualquier otra mañana, porque demoré menos de la mitad del tiempo que me insume habitualmente, pero tampoco es que no me encontré con nadie”, señaló Mariel, ya equipada con guantes y alcohol en gel para atender al público, para dar cuenta de la falta de pasajeros y el escaso tránsito en la ciudad.

   En un supermercado chino, Esteban evidenció el miedo a trabajar en un lugar donde el contacto con la gente es permanente.

   “Hay cierta psicosis. La gente se desespera por stockearse y no respeta las recomendaciones. Ahora los dueños decidieron que los clientes esperen afuera y entren de a cinco, pero igual se quejan y nos tratan de mal modo”, dijo.

   Así pasó el primer día de la cuarentena obligatoria en Bahía Blanca, que vio disminuir drásticamente su movimiento diario, pero no tanto como es aconsejable.

   “Los bahienses somos hijos del rigor. Hasta que no se hagan controles más estrictos, la gente se va animar y va a salir a la calle”, señaló Roberto, desde la experiencia que le da su edad.

   Y aunque los dirigentes intentan dar el ejemplo con los saludos (Héctor Gay y Federico Susbielles, rivales en la última contienda electoral, se saludaron en un acto con un choque de codos), aún se puede percibir que a la gente le cuesta dejar de lado antiguas costumbras, como es el abrazo afectuoso o el beso en las mejillas.