Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Mirar espacios verdes sirve para reducir la ansiedad

Cuando ese contacto con la naturaleza es durante la infancia se traduce en un riesgo menor de desarrollar problemas mentales.

   Es una cuestión de sentido común, de aquellas que aparentemente no requieren mayor sustento científico. Sin embargo, siempre hay algo más que se puede sumar para ampliar los beneficios de los hábitos saludables. 

   Toda esta introducción es para contar que, a los recientes estudios que han señalado que mirar espacios verdes reduce el estrés se suma una nueva investigación que muestra que esa conducta incluso es útil para reducir la ansiedad detrás de los impulsos que llevan a beber, a fumar o a comer de más.
“Se sabe desde hace un tiempo que estar al aire libre en la naturaleza se asocia con el bienestar de las personas. Pero el hecho de que exista una asociación similar de (una reducción de) los impulsos de comer, beber o fumar simplemente con mirar espacios verdes suma una nueva dimensión a los estudios previos”, comentó la doctora Leanne Martin, investigadora de la Universidad de Plymouth, Reino Unido. 

   “Este es el primer estudio que explora esta idea y podría tener un amplio rango de implicancias tanto para la salud pública como para los programas de protección medioambiental”, agregó.

   La base que permite explicar estos hallazgos es la demostración –ya consolidada en estudios previos– de que pasar tiempo en espacios arbolados, verdes, reduce los niveles de cortisol, que es la hormona del estrés, y mejora el estado de ánimo. 

   Más precisamente, escribieron investigadores de la  Universidad de Michigan, Estados Unidos, “para reducir de manera eficiente los niveles de la hormona del estrés, cortisol, una persona debe pasar de 20 a 30 minutos sentada o caminando en un lugar que le brinde una sensación de naturaleza”. 

   De hecho, ese efecto benéfico deja una impronta en las personas, ya que investigaciones más recientes muestran que cuando ese contacto con la naturaleza tiene lugar durante la infancia se traduce en un riesgo menor de desarrollar problemas mentales en la edad adulta.

   Tanto es así que las Naciones Unidas recomiendan una cantidad mínima de espacios verdes por habitante. La ciudad de Buenos Aires, con seis metros cuadrados por habitante, se encuentra tres metros cuadrados por debajo de las recomendaciones (y, para peor, el espacio verde de la ciudad no se encuentra distribuido equitativamente entre los distintos barrios: Almagro, por ejemplo, cuenta con 0,2 metros cuadrados por habitantes, mientras que Puerto Madero y Retiro ofrecen 18,5 metros por habitante). Como señala esa organización, convivir en espacios verdes “contribuye a la reducción de enfermedades no transmisibles u otros padecimientos como el estrés”.

Una ventana al parque 

   El estudio, que acaba de ser publicado en la revista Health & Place, se base en cuestionarios realizados a personas de entre 21 y 65 años de edad, en los que se indagaba qué grado y tipo de contacto con la naturaleza tenían, así como también si sufrían o no de ansia (cravings) de comer, de fumar o de beber, y cómo esos impulsos interferían con su calidad de vida. 

   De modo complementario, los investigadores evaluaron los barrios donde vivían los voluntarios, para tomar nota de las distintas formas de accesibilidad a los espacios verdes.

   La doctora Martin y sus colegas consignaron que aquellos que tenían acceso a jardines (propios) o parques (públicos) reportaron experimentar menos ansias de comer, fumar o beber alcohol; incluso aquellos cuyos hogares tenían vista a espacios verdes refirieron similares beneficios.

   El análisis de los resultados reveló que esos beneficios eran independientes de otros factores que también reducen el estrés, como la práctica regular de actividad física.

   Para la doctora Sabine Pahl, coautora del estudio, “el experimentar ansias contribuye a una gran variedad de conductas que dañan la salud, como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol y una alimentación no saludable”.

   “Incluso pueden contribuir con muchos de los desafíos globales de la salud de nuestro tiempo, como el cáncer, la obesidad o la diabetes. Mostrar que una reducción de esa ansiedad se vincula con una mayor exposición a espacios verdes es un promisorio primer paso”, concluyó.

Otros datos aportados por el estudio

   1. Satisfacción. Al estar más expuesto durante un tiempo a las áreas verdes, aumenta la posibilidad de sentirse exitoso en diferentes aspectos de la vida.

   2. Salud mental. Los síntomas negativos que disminuyeron ante la exposición a áreas verdes son aquellos determinantes que afectaban la salud mental.

   3. Aporte. La responsabilidad de crear áreas verdes urbanas no sólo recae en las autoridades, sino también en el esfuerzo de cada habitante que planta.

   4. Tiempo. A lo largo de 18 años de investigación, se encontró que existe un mejoramiento en la sensación de bienestar y disminución de estrés.