Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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“La trata no es el secuestro de una adolescente muy bonita de clase media”

Sobreviviente del delito de explotación sexual y activista por los derechos de las mujeres, Alika Kinan brindó sus propuestas para erradicar ese mal de la sociedad.

Fotos: Emmanuel Briane y archivo La Nueva.

Federico Moreno/ fmoreno@lanueva.com

“Tarde”. Eso contesta Alika Kinan cuando, en su visita a nuestra ciudad, se le comenta que Bahía Blanca prohibió hace cuatro años los cabarets y locales afines a la explotación sexual. “Complicidad”, replica esta vez, cuando se le comenta que hace un mes un juez de fue descubierto en un confuso episodio en un privado de nuestra ciudad.

Alika Kinan, cordobesa de 43 años, obtuvo notoriedad y reconocimiento a nivel nacional luego de demandar exitosamente a sus proxenetas y al Estado –Municipalidad de Ushuaia-- por haber sido explotada sexualmente durante 16 años.

Luego de un duro camino, en el que --según ella cuenta-- tardó hasta en entender que había sido víctima de un delito llamado “trata de personas”, se posicionó como una firme activista por los derechos de las mujeres y la erradicación de la explotación de seres humanos en la Argentina.

En ese contexto, e invitada por la ONG Bahía Contra la Trata y la Universidad Nacional del Sur, Kinan brindó una charla abierta al público el pasado jueves en el aula magna de Colón 80, previo a lo cual dialogó a solas con “La Nueva.”.

“Vine a Bahía para tener la primera de una serie de reuniones con la UNS, hoy fue con la doctora Belén Nocetti y salió muy bien. Yo fui parte de la creación el año pasado en la Universidad de San Martín de un programa de estudios, formación e investigación de trata y explotación de seres humanos, que tiene como objetivo poder avanzar en la producción de conocimiento propio en nuestro país sobre esta temática”, explicó la activista.

Y la idea es que la UNS --agregó--, junto con otras universidades del país, se unan en convenio a la de San Martín, para avanzar en investigaciones que permitan detectar otras modalidades, “y sobre todo para hacer un trabajo regional. Está saliendo todo muy bien y estamos muy contentos”.

“La Argentina necesita producir conocimiento propio sobre la esclavitud moderna, no solo hacia mujeres, niñas o el colectivo travesti-trans, sino también hacia los hombres, porque si bien hoy a la trata la relacionamos directamente con la explotación sexual, en realidad en nuestro país reconocemos seis modalidades o finalidades diferentes de trata, entre las cuales están la reducción a servidumbre, el matrimonio forzoso, la explotación laboral, sexual o el tráfico de órganos”, agregó.

Misión académica

“Nosotros decimos siempre ‘che, no hay políticas públicas’, pero ¿por qué? Evidentamente un motivo es porque hay intereses superiores, pero a su vez porque tampoco se ha producido el conocimiento suficiente como para interiorizar al poder Ejecutivo, al Legislativo y al Judicial en lo que es la problemática en sí de la trata. ¿Y a quién le corresponde esa función? A la parte académica, por eso estamos tratando de impulsar y promocionar la producción propia de conocimiento y experiencias propias de nuestro país”, detalló la cordobesa.

Kinan contó que estos viajes por el país los hace gracias a fondos internacionales, específicamente de la Embajada de Estados Unidos, ante la cual ella presentó un proyecto en 2018 que resultó ganador, por lo cual el Departamento de Trata de Personas de dicho país, que está muy interesado en poder investigar y conocer cuáles son las modalidades o finalidades presentes en nuestro país –el en mundo se reconocen 20 distintas--, es quien sostiene económicamente los viajes de promoción que realiza Alika.

“Que a un juez lo encuentren en un prostíbulo nos habla de la complicidad que hay por parte del Estado, tenemos un Estado corrupto, donde la propia Policía está en connivencia con las redes de trata, los tratantes, los proxenetas. Hablamos de habilitaciones comerciales otorgadas por las propias municipalidades y gobiernos provinciales”.

“Yo misma tenía una libreta sanitaria en Ushuaia, Tierra del Fuego. Otras ciudades permitían figuras alternativas llamadas pub, night club, disco o como fuera, donde a las mujeres las habían denominado ‘alternadoras’, cuando se sabía que eran netamente prostíbulos y las mujeres eran víctimas de trata”, agregó la sobreviviente.

Negocio de pocos

Hablando de un cambio de paradigma que involucra ni más ni menos a “la más antigua de las profesiones”, como se conoce a la prostitución, Kinan lamentó el hecho de que hasta existan “antecedentes en la historia de intentos por blanquear como un trabajo lo que es la trata de personas. De hecho hay sindicatos, agrupaciones, organizaciones de mujeres, personas en general o como quieran llamarles, que promocionan y hablan de la prostitución como si fuera un trabajo. En realidad es el privilegio más antiguo que tiene el varón de poder acceder a los cuerpos de las mujeres mediante un pago”.

“Claramente cuerpos a los que no podría acceder si no fuera mediante ese pago. Entonces ahí ¿dónde está la decisión de la mujer? Estamos en tiempos ‘Ni una menos’, en la ‘cuarta ola feminista’, ¿qué es lo que estamos sosteniendo? ¿El negocio de unos pocos, que pueden enriquecerse por la explotación sexual de mujeres, niñas y travestis? No es coherente”, disparó la cordobesa.

Políticas públicas

Consultada por si el cierre de prostíbulos y locales afines es suficiente para erradicar la prostitución o dónde hay que poner la lupa para lograrlo, Kinan sostuvo que “me parece una hipocresía que cierren los prostíbulos y no creen políticas públicas adecuadas que acompañen a las mujeres en situación de prostitución”.

“El Estado tiene que acompañar, ¿cómo? Con cupo habitacional, cupo laboral trans, cupo laboral para víctimas de trata, reinserción social y generar un cambio de paradigma en el consumo de prostitiución. ¿Quiénes son las más vulnerables y quiénes son las afectadas? Mujeres y niñas. ¿Quiénes son los que pagan por sexo? Los varones, entonces ¿cuando vamos a empezar a trabajar en esa problemática, enfocada desde la ESI –educación sexual integral--?”

“En Suecia hay un método fantástico, que consiste en penalizar a los que demandan, a los que consumen, y no en perseguir a las mujeres en situación de prostitución. Ni hablar de empezar a trabajar otras problemáticas también vinculadas a la trata de personas y delitos conexos. Hoy tenemos un Ministerio de Seguridad que se golpea el pehco diciendo que hicieron no sé cuántos allanamientos por narcotráfico, si sabemos que las redes narco trabajan en conjunto con las redes de trata, es muy raro que nunca se vea en las noticias que ‘encontraron a 16 víctimas de trata y 4 kilos de cocaína’. Por algo no se los vincula directamente”, denunció.

Cadenas invisibles

Sobre su caso personal, Alika contó que fue captada en Córdoba a los 19 años de edad –permaneció cautiva hasta los 35--, pero explicó que el imaginario social suele estar muy equivocado con respecto a la forma de captura.

“La trata no es el secuestro de una adolescente muy bonita de clase media, no todas las víctimas son secuestradas, porque eso les resultaría muy difícil, tendrían que esconderlas, drogarlas, etc. Acá lo que hacen ellos es ‘perfecto’, se aprovechan de la vulnerabilidad, de la pobreza y la marginación social. Agarran a una piba sabiendo que no va a tener a donde ir, a dónde volver”.

“Muchos me preguntaban por qué no había intentado escaparme en tanto tiempo, y yo les contestaba para irme a dónde, a hacer qué, ¿a cagarme de hambre? Con la pobreza las cadenas son invisibles y se van formando solas. A mí me detectaron mientras buscaba laburo, tratando de sobrevivir en la jungla que es la sociedad, cuidando a mi hermanita. Donde nadie me veía, las redes de trata sí me veían, analizaban, observaban. Saben que ‘esta piba no se va a ir a ningún lado’.

Les piden a las pibas que denuncien, ¿qué van a denunciar? ¿acaso alguien les propone algo mejor, a dónde se va a ir una piba de 18 años pasada de hambre, con un padre que la faja, sin oportunidades, con una madre indiferente y un vecino que las viola? En lo inmediato toman a la explotación sexual como una alternativa de vida, pero después quedan ancladas, porque una vez que estás adentro no zafás.

“Me veía en las leyes”

Sobre su recomposición espiritual, anímica, personal, luego de 16 años siendo víctima de la explotación sexual, la activista sostuvo que “ni te hace un clic de un momento para el otro por tu cuenta, ni te ayuda el Estado presente. Yo tarde ocho meses después del allanamiento --en el que la rescataron-- en caer, después de mucha lectura y mucho amor de mis hijas”.

“Algo puntual que me ayudó fue una fiscal federal de Ushuaia, muy preparada en la materia, con la que estuve declarando cuatro horas y media, y que me preguntó lo que me tenía que preguntar. Si no me hubiera hecho repasar mi historia de vida, notar que había pasado lo mismo que mi mamá, mis tías, mi abuela, todas con situaciones de prostitución, humillación y violencia, y que eso mismo les iba a suceder a mis hijas, no habría caído en que era víctima de la trata”.

“En los meses siguientes leí mucho. En ese momento --2012-- no había manuales didácticos explicando la trata como existen hoy, tuve que ir a un cyber a leer las leyes, las imprimí y las leía una y otra vez, y me veía a mí misma en esas leyes que habían sido redactadas”.

Sobre si hubo una mejoría en la materia a nivel nacional en los últimos años, Kinan opinó que “no se redujo la explotación en los últimos años, pero sí se mejoró mucho en la persecución del delito. Eso sí, las políticas públicas argentinas hacen agua por todos lados. Hoy el ministro Garavano –Justicia y DDHH-- habla de 14.000 víctimas rescatadas asistidas, y yo, primero que no sé si hay 14.000 rescatadas, y segundo, ¿qué clase de asistencia se les ha dado? ¿A todas les dieron casa, comida y trabajo? No, si no lo hicieron conmigo, imaginate con las demás.