Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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La multinacional Loma Negra no afloja y el fantasma del 2001 vuelve para aterrar a un pueblo de la zona

Ya hubo tres reuniones de conciliación y la cementera insiste con desprenderse del 70% de su personal. En el pueblo aún está fresco el angustiante recuerdo de hace 18 años, cuando la planta cerró y quedaron apenas 300 habitantes. 

La comunidad está unida al reclamo de los trabajadores. Si la cementera cierra, el pueblo podría desaparecer. Fotos: Facebook “Pueblo chico, historia grande”.

Juan Ignacio Schwerdt / jschwerdt@lanueva.com

   Loma Negra no afloja, y a los vecinos de Barker los arrasa la angustia. Ya van tres reuniones para evitar el cierre de la planta de la cementera en la localidad, pero las negociaciones no avanzan y la comunidad empieza a temer lo peor: la desaparición del motor económico del pueblo, el desempleo, el desarraigo, la transformación de la localidad -una vez más- en un pueblo fantasma.

   La última reunión fue anteayer. La firma -propiedad de la multinacional brasileña Camargo Correa desde 2005- presentó una nueva oferta, pero la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA) la rechazó de plano. La consideran inaceptable, injusta. 

   “La primera intención de la empresa era dejar en la planta a 65 de los 330 empleados directos y tercerizados que había antes de este conflicto; les dijimos que no. El jueves ampliaron la cifra a 78 trabajando a media jornada y 26 a jornada completa. Obviamente, también lo rechazamos. No se acerca en nada a lo que pretendemos”, confió a La Nueva. el referente de AOMA en Barker y Villa Cacique, Martín Isasmendi.

Toda la comunidad está involucrada con el reclamo de los obreros.

 

   Lo que los obreros pretenden -aclaró- es que no se pierda ningún puesto de trabajo, aún si ello implica resignar una parte de los sueldos.

   “Lo que le pedimos a la empresa es que nos diga qué costo fijo están dispuestos a soportar; a partir de ahí, redistribuir los salarios y la carga horaria. La idea es que nadie se quede sin laburo”, subrayó.

Martín Isasmendi, apoyado en la baranda, junto a gremialistas de AOMA.

 

   El reclamo no sólo es de índole laboral. También tiene que ver con la necesidad de que no desaparezca el motor económico de Barker, una comunidad del distrito de Benito Juárez, de apenas 6 mil habitantes, que hace 18 años estuvo a punto de transformarse en un páramo desolado a causa del cierre de la planta.

   Isasmendi vivió en carne propia aquella crisis, que se extendió desde 1999 a 2001, y que culminó con la decisión de Loma Negra -en aquel entonces, propiedad de la familia Fortabat- de cerrar la fábrica.

   “Yo tenía 18 años y me tuve que ir porque acá no había trabajo. Me fui al Conurbano pero en 2001, cuando arrancaron los saqueos, me volví. Para ese entonces la cementera había parado totalmente la planta y Barker se había convertido en un pueblo fantasma”, recordó.

   “Aquella vez se fueron tantas familias del pueblo y quedaron tantas casas abandonadas que ni siquiera te las alquilaban: con tal de que las ocuparas y les hicieras el mantenimiento mínimo, te las prestaban. O te las vendían por dos mangos”, añadió.

   El propio Isasmendi compró su casa por 3.300 pesos, cuando en ese momento un terreno en las afueras de Bahía Blanca, en algún barrio no muy poblado, no bajaba de los 20 mil.

   “Primero se fueron los empleados de Loma Negra, después los comerciantes, los maestros, todos. Quedaron los jubilados y algunos pocos más. Y no te cuento el sufrimiento de la gente por el desarraigo, la tristeza. Fue algo tremendo”, señaló.

   “Hoy estamos aterrados por la idea de que vuelvan esas épocas. Tengo amigos de la infancia que vienen a casa a llorar, destrozados psicológicamente. No dan más. Quieren que todo termine de una vez por todas”, agregó.

El regreso de los odiados camiones de mudanza

   Desde que comenzó el conflicto, en marzo pasado, más de 50 trabajadores han aceptado el traslado a otras plantas de Loma Negra o incluso han firmado el retiro voluntario. Los camiones de mudanza ya han empezado a circular por las calles de Barker, ante la angustiada mirada de los que quedan.

   “Por esto toda la comunidad está atrás de nuestro reclamo”, destacó Isasmendi.

   El respaldo de los vecinos se manifiesta en marchas, asambleas comunitarias, caravanas de autos y actos públicos, tanto de día como de noche (el 12 de este mes hubo una multitudinaria marcha de antorchas). El pedido es uno solo: que no cierre la planta.

   “Las instituciones locales hasta han intentado reunirse con los directivos de Loma Negra, pero no las atendieron. Van a seguir con nosotros en la lucha, porque esta es la lucha de todos”, sostuvo Isasmendi.

El dolor y la angustia de los vecinos se percibe en cada reunión comunitaria en que se trata el cierre de la planta. 

 

   La delegada municipal Norma Fernández dijo a La Nueva. que el cierre de la planta sería algo "catastrófico para la localidad", algo que los vecinos "tienen muy presente".

   "Todos sabemos que el pueblo se mueve en base a lo que genera Loma Negra. Lo vivimos en 2001", recordó.

   La planta de Barker estuvo cerrada entre ese año y 2004. En ese mismo período el pueblo pasó de 1.250 habitantes a unos 300.

   "Éramos un pueblo fantasma, pero a partir de la reactivación de la cementera la tendencia se revirtió. Hoy somos 7 mil vecinos, pero la angustia regresó y es enorme -sostuvo Fernández-. No sé qué vamos a hacer si se concreta el cierre. Serían más de 300 familias sin ingresos, lo que afectaría a todo; desde los comercios hasta las matrículas de las escuelas”.

"La inacción del gobierno nacional es absoluta"

   Isasmendi dijo que los trabajadores están desconcertados por la postura que asumió la secretaría de Trabajo de la Nación en este conflicto.

   "La inacción es absoluta. No le exigen nada a la empresa, cuando lo mínimo sería que le pidan los balances o los motivos por los cuales toma esta decisión. Si van a cerrar una planta, echar a cientos de personas y destruir un pueblo de 7 mil habitantes, al menos que el gobierno les exija que lo justifiquen debidamente", señaló.

Las redes sociales estallan con los mensajes de apoyo de cientos de vecinos.

 

   El gremialista recordó que este mes una conocida firma que brinda asesoramiento en inversiones difundió el dato de que Loma Negra obtuvo una ganancia de 1.025 millones de pesos en el primer trimestre del año.

 

   “Claramente no es una empresa en crisis”, señaló.

   Para Isasmendi, la decisión de la multinacional está ligara a la construcción de su nueva planta cementera en Olavarría.

   "Como esa planta va a aumentar mucho la producción y la demanda no va a crecer tanto, decidieron cerrar la fábrica que menos inversiones ha tenido, que menos se ha modernizado y que está más alejada de los centros de consumo más grandes, que es la nuestra", explicó.

   "Lo que todos nos preguntamos es si es justo que todo un pueblo termine pagando una decisión empresarial. ¿Es justo que desaparezca una población porque una empresa que no está en crisis sólo quiera aumentar sus ganancias? Creemos que no, y por eso no podemos creer que el gobierno no nos defienda”, finalizó el gremialista.