Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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La gente que vive en los vagones a menos de 10 cuadras del centro

Varias familias convirtieron viejos vagones abandonados en sus hogares en el Parque Noroeste.

Fotos: Pablo Presti - LaNueva.

 Sergio Prieta/ sprieta@lanueva.com 

 

  El bocinazo de uno de los tantos trenes de carga que interrumpe el silencio del Parque Noroeste pasa casi inadvertido para Luis y Cintia.

   Llevan 3 años compartiendo la vida en un viejo vagón de madera que transformaron en su casa y están tan acostumbrados a la estruendosa bocina como al sonido que hacen las ruedas contra los rieles.

   Un viejo televisor, una cama, un baño, una cocina, la garrafa, un estante con varios libros, dos ventanas improvisadas y una mesa forman parte del hogar.

 Luis se instaló en el vagón con otra mujer, aunque luego se separó. Ella recibió una vivienda social y el se quedó en las vías.

   Al tiempo apareció Cintia con sus dos hijos y en situación de calle: se enamoraron y hasta tuvieron a Jeremías, que está cerca de cumplir 1 año.

   Luis asegura que su vida cambió para siempre y al mismo tiempo corta las maderas con las que construye un nuevo sueño: quiere convertir el vagón en un merendero y para eso está levantando una casa.

   "No tenemos ayuda de nadie", asegura.  

   La historia surgió en medio de una recorrida de "La Nueva." por las vías del barrio Noroeste, donde al menos 5 familias convirtieron viejos vagones en sus viviendas.

   A menos de 200 metros el vagón más oxidado de todo el lugar es el techo de alguien con quien no se pudo dialogar. 




   En una casa precaria que hasta hace algunos años perteneció a una fundación llamada Eva Perón ahora vive Gastón Pereira con su mujer y sus hijos de 8, 5 y 3 años

   "Es el único lugar donde tengo un techo y la gente que tiene a cargo este terreno me deja estar", contó.

   A metros de su "casa" alguien construyó una llamativa cabaña de madera que por el momento se encuentra deshabitada.
 



   Casi en Juan Molina y Sixto Laspiur, una pareja ocupa un vagón de carga desde hace al menos un año.

   Es de chapa y adentro se puede ver una viejo sillón que se convierte en cama, un tendal para la ropa, mascotas y varios cables que les proveen electricidad.

   También algunos adolescentes y hasta un chiquito. "No vivimos en este lugar, se lo estamos cuidando a los dueños", dijeron sin dar muchos más detalles de la historia que los llevó hasta ahí

 

   En un vagón cercano y desde hace apenas un mes vive Cintia, una chica que aparente poco más de 20 años, con sus hijos de apenas 3 y 2.

   "No tengo otro lugar adonde ir y mi tío que vive en otro vagón me deja usar este", contó.

   "A la noche me da un poco de miedo, pero por el momento es el único techo que tengo", dijo.