Villa Mitre homenajeó a parte de su historia
El tricolor inauguró su Complejo Deportivo y referenció las distintas zonas con nombres de ídolos y exdirigentes. Juan Carlos Hernández fue uno de ellos.
Por Mikel Iñurrategui / [email protected]
(Nota publicada en la edición impresa)
“Dice mi señora que Villa Mitre es mi primer amor, no ella. Ya lo tiene asumido ja, ja", cuenta Juan Carlos Hernández.
"Es verdad, es así. Ha dejado la vida por ese club", agrega Mabel, su compañera desde hace unos 50 años.
"No, no, ella sabe que no. No la cambio por nada, ni por Villa Mitre", remata Juan.
Hernández fue uno de los tantos homenajeados por el tricolor en la inauguración del Complejo Deportivo "La Ciudad", ubicado en México y Thompson.
En esos días de festejo, el club aprovechó la ocasión para referenciar los distintos lugares del predio, con nombres de ídolos y exdirigentes que hicieron o hacen que el club sea lo que es hoy.
Y en eso tiene mucho que ver Juan Carlos, incansable colaborador del club y dueño de una historia que merece ser contada.
Sus limitaciones como defensor en el fútbol, lo acercaron al club desde otro lugar, desde bien chico, y nunca más se alejó.
"Quería jugar al fútbol, pero era malo y no me ponían, me cansé y no fui más a jugar. Igual, me la pasaba en el club, era nuestro segundo hogar. Antes teníamos más tiempo para eso, había menos cosas para hacer. Éramos 10 o 15 que siempre estábamos haciendo algo. Vos sabías que alguien iba a estar en el club", cuenta Juan, quien el próximo 25 de este mes cumplirá 72 años.
En sus primeros tiempos, Juan y todos los que se acercaban a ayudar tenían un faro bien claro a quien seguir y responderle: José "El Capitán" Martínez, histórico referente y uno de los dirigentes más importantes de la historia de Villa Mitre; quien también tuvo su homenaje en el predio (ver aparte).
“El ‘Capitán’ Martínez era un fenómeno, un adelantado. Con una rectitud impecable y, además, te enseñaba. Fue algo fuera de serie. No vivía en Bahía, vivía en Buenos Aires y venía todos los viernes. Para que te des una idea, el cielo raso del salón tiene un sobretecho que es ignífugo. Cuando nos sentó y nos dijo 'traje esto, es ignífugo', nosotros no entendíamos nada. Un adelantado...", lo describe Hernández.
"El ‘Capitán’ -agrega- siempre nos decía: '¿Ustedes quieren hacer algo? Junten plata y úsenla, la plata del club no se toca'. Si nosotros le decíamos podríamos traer a tal, él nos decía 'tráiganlo, pero la plata la juntan ustedes, del club no sale nada'".
Un todoterreno
Hernández estuvo muy ligado siempre al fútbol, al básquet y, también, al ciclismo del club.
"Trabajé por el básquet hasta el año 82, después pasé al ciclismo mientras seguía en el fútbol. Ahora tengo que organizar la carrera aniversario en agosto, que no pensaba hacerla más pero me dijeron ‘va a haber que hacerla’. Y bueno...", contó Hernández, padre de Diego y Juanjo, y abuelo de Catalina, Valentina y Joaquín.
Juan ha hecho miles de cosas por el club. Desde trabajar en los bailes el sábado e ir a lavar los pisos del salón los domingos de su juventud, hasta organizar fiestas y conseguir todo para que salieran a la perfección. O ir a buscar un jugador a otro club, para reforzar al suyo y ayudar económicamente.
"En el básquet me abrí por el tema de los extranjeros. Trajimos los dos primeros, nos afanaron... le pagábamos en dólares y un día dije ¡estoy trabajando como un condenado para pagarle en dólares a estos tipos...! Ahí me abrí", recordó.
No obstante, el estar cerca de estos deportes le hizo vivir muchísimas alegrías como hincha y también como dirigente.
"Una de las tantas fue el campeonato del 91, cuando salimos campeones después de 45 años. Fue tremendo, una fiesta sensacional. Después el ascenso en Tandil a la B Nacional. Hemos vivido muchas alegrías, pero eran sanas. Era ir a cantar y cantar. Y ya ahí nomás programar una comida para festejar un triunfo, y se hacía una rifita o algo. Con todo se sumaba y no se tocaban las arcas del club", remarcó.
Entre miles que vio pasar y vestir su amada tricolor, Juan elige a los que más lo deslumbraron en ambos deportes.
"En fútbol, Rubén Atilio Alonso... el ‘Bocha’. Fue algo sensacional, tenía todo. Cuando jugó de 9 fue goleador, bajó de 10 e hizo goleador a todos los 9 que jugaron con él, y cuando bajó a jugar de 5, se lució. ¡Cómo se disfrutaba! Nos veníamos caminando de la cancha de Olimpo cantando. Eran otras cosas, otra época".
"En básquet, el 'Beto' (Cabrera) fue el mejor jugador que vi en mi vida. Era pensante, cerebral y derecho como nadie. El 'Beto' no tenía grises, son tipos para recordarlos para siempre", señaló.
Un símbolo del barrio
Además de su don de buena gente y de su amado Villa Mitre, Juan Carlos es reconocido por su Supermercado. Ubicado en Remedios de Escalada y Caseros, marcó un época y se transformó en una referencia del barrio y de la ciudad; y que en su momento de esplendor ocupaba gran parte de su tiempo.
"En ese momento, lo que no podía hacer físicamente lo hacía económicamente... Eso pasaba: colaboraba por afuera. Que me costó mucha plata, me costó plata... Pero la entrada era diferente, o la salida era controlable, no eran cifras siderales. Se podía, se podía. Más allá de que yo estoy fuera del circuito, se manejan otras cifras. Antes era todo más casero y había muchos que jugaban gratis o te decían 'cuando tengan algo, me dan. Después vemos'", explicó.
Ayudar a la Escuela Nº 16 y a más de un vecino del barrio, o a los jugadores de la Villa, servir chocolate el 25 de mayo para cientos de personas, invitar a los más chiquitos de la cuadra a la pileta de su casa a la hora de la siesta.
Esas y muchas cosas más son las que hacen a Juan Carlos un ícono de uno de los clubes y barrios más populares de Bahía.
"¿Irnos de acá? Es bravo. Yo salgo a la puerta y todo el que pasa se pone a charlar o a preguntarme como estoy", reconoce.
Es que aunque no se anime a decirlo, Juan Carlos es un pedacito de la historia de Villa Mitre. Por eso no puede irse y por eso fue homenajeado.