Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

Los manteros africanos también sienten la crisis

Muchos --aseguran-- se fueron de la ciudad luego de la causa de trata de personas descubierta a principios de año. Guerras, espíritus viajeros e historias de nuevos bahienses.

Fotos: Emmanuel Briane y Pablo Presti - La Nueva.

Federico Moreno/ [email protected]

   “No, ¿qué hacés buscando acá? Andá para Argentina, es mejor para vos”, le dijeron a Efi, nigeriano de 42 años, cuando pasó por Bolivia en 2012 en busca de oportunidades laborales.

    “Llegué a Perú en avión, de ahí me fui a Bolivia buscando la buena vida, pero la gente me decía '¿qué hacés acá, por qué mejor no te vas para Argentina? Mejor para vos'.

   Ellos no tienen nada, en Perú tampoco, la verdad que ahí no veía diferencia con mi país”, recuerda quien actualmente está en pareja y tiene dos hijas con una bahiense.

   “Ya en Buenos Aires había mucha competencia de vendedores ambulantes, entonces les pregunté a los chicos –sus compatriotas-- qué me convenía y me dijeron '¿por qué no te vas a alguna provincia?'. No entendía nada pero terminé en Bahía”, recuerda entre risas.

   Consultado por lo que más le gusta de nuestra ciudad -–a la que llegó en pleno invierno de 2012--, Efi, con sencillez, asegura: “me gusta que es tranquila, hay luces, hay agua. Si vos pagás los servicios, tenés los servicios”.


Efi, en una reposera con los colores de la bandera de Nigeria.

“No hay estadísticas”

   Consultado por la cantidad de africanos residentes en nuestra ciudad, el titular local de la Dirección Nacional de Migraciones, Alejandro Meringer, sostuvo que “por lo visualizado en distintos operativos e inspecciones que realizamos, pueden andar en el orden de las 20 o las 30 personas, pero van fluctuando y pueden de golpe bajar a 10 o subir a 40”.

   “Eso sí, oficialmente no hay estadísticas, porque tal como lo indica la Constitución, pueden circular libremente por el territorio nacional y tal vez hoy están en Bahía pero la semana que viene en Neuquén. La única forma de tener un dato fehaciente sobre eso sería con un censo”, agregó.

   El funcionario también comentó que la cantidad de africanos aumenta en la ciudad ante eventos puntuales, como por ejemplo hace poco sucedió con la fiesta del camarón y el langostino, o en temporada de verano cuando muchos vienen antes o después de trabajar en Monte Hermoso.

   “El 95 % de los que vinieron a trabajar en la fiesta no reside en Bahía, vienen a un evento puntual y se van”, afirmó.

   Sobre su país natal, Efi sostiene que el principal motivo que lo hizo emigrar hacia uno del que no sabía nada fue la situación económica. “Además está la guerra, hay un grupo que se llama Boko Haram que mata gente casi todos los días. Y otro, más reciente, que va con sus vacas usurpando todos los campos del país, comiendo toda la siembra, y si uno se resiste, lo matan”, explicó el nigeriano.

   “Soy monotributista, tengo todas las autorizaciones, todo en regla”, contesta mientras muestra en su pecho un pequeño plástico, más moderno aun que los conocidos posnet para que no se le escape ningún cliente por falta de medios de pago.

   “La crisis se siente en todos lados. Antes me compraba la gente de los barrios, la gente que no es rica, ¿me entendés? Ahora muchos pasan, ven, les gusta algo y me prometen que vuelven siempre y cuando les alcance lo que les sobra después de pagar las cuentas y los servicios”, analizó el carismático vendedor.

Pocos con habilitación

   Sobre la cuestión legal de los manteros, puesteros o vendedores ambulantes, africanos y no africanos, el funcionario de la Dirección General de Fiscalización municipal, Mariano Minnaard, sostuvo que “algunos tienen habilitación, pero la mayoría inició el trámite y no pudo terminarlo”.

   Minnaard explicó que lo que traba a la gran mayoría de los aspirantes a recibir el permiso municipal es el hecho de que deben ser autorizados por los frentistas, “algo con lo que la Cámara de Comercio local claramente está en contra”.

   Sobre las sanciones a los vendedores que no están en regla, el agente municipal explicó que “a muchos los tenemos que perseguir de un lado para otro, a veces se los infracciona, a veces se les secuestra la mercadería –-el juez termina disponiendo qué se hace con la misma-- y otras veces los intimamos a retirarse del lugar”.

   “Eso sí, los que se ubican en paseos públicos, sin afectar el frente de un comercio, necesitan solo un permiso de la Municipalidad. Básicamente se tienen que adecuar al marco de la ordenanza 11.866”.

   Por último, consultado sobre la cantidad de los africanos que se ven habitualmente en el centro de la ciudad, Minnaard sostuvo que “después de la causa de trata de principios de año hay muchos que se fueron de Bahía, no estamos viendo la cantidad que solíamos ver”.

Conocer el mundo

   Jams, senegalés de 26 años que vive en Argentina desde 2012 y en nuestra ciudad desde 2018, asegura que en su país “hay de todas las necesidades, pero lo que no podemos decir es que no tenemos para comer”.

   Por eso, al menos en su caso y en el de muchos compatriotas que dejaron África la última década, es que asegura que “nos vamos porque queremos salir, viajar, conocer otra cultura, ver cómo es el mundo”.

   Particularmente, él vino sabiendo algunas pocas –pero importantes-- cosas. “Yo tengo un hermano que vino primero, me contó que es un país lindo, tranquilo, no peligroso. Así que vine. Allá, antes de venirme, con 19 años, tenía un negocio de ropa”, cuenta el joven que no se despega de su teléfono.

   Al igual que la de muchos africanos, su llegada a Bahía se debió a la proximidad de nuestra ciudad con Monte Hermoso. “Yo viví en Córdoba y también en Buenos Aires, pero a Bahía llegué después de hacer temporada en Monte Hermoso. Vine y me quedé, vivo en calle Azara”.

   Es allí donde, en soledad, puede rezar diariamente en dirección a La Meca, cuenta el joven musulmán, al igual que el 95 % de la población de su país. De hecho es por estos días que atraviesa el Ramadán, conocido por ser el mes en el que practican un estricto ayuno gran parte del día.

   “Estoy en ayuno entre las 5.30 de la mañana y las 6, 6.15 de la tarde. Se soporta el hambre, estoy acostumbrado desde chico”.

Jams y Paco, de Senegal.

“No hay plata para enviar a la familia”

   Paco, como él se presenta, aunque reconoce que se llama Suleyman, es amigo de Jams y se reparte sus días entre Buenos Aires, donde vive con la familia de su hermana, y Bahía Blanca, ciudad a la que viene para visitar a su amigo, Jams.

   “Yo allá –en Capital-- hago lo mismo que él acá, vendo en la calle. Pero allá la cosa está peor que acá, mucha crisis. Pero bueno, no importa”, cuenta con una mezcla de optimismo y resignación difícil de distinguir.

   Consultado sobre su vida en Dakar, la ciudad más occidental –geográficamente hablando-- del continente africano, Paco comenta que allá viven su mujer y su hijo, que está por cumplir dos años y al que todavía no conoció.

   “Llegué a Argentina en 2014, la única vez que pude ir a visitar a mi familia fue en 2016 y mi hijo nació en 2017. Todavía no pude volver, son caros los pasajes. De hecho, ahora no tengo ni para mandarles plata, allá están bastante bien ellos, y acá apenas podemos comer y pagar el alquiler”, lamentó el joven de 29 años.