Por la situación económica, cayó hasta la venta de animales no tradicionales
Los locales habilitados aseguran que se venden cada vez menos, aunque por otro lado, señalan, las consultas veterinarias aumentaron y con especies de lo más extrañas. Recomendaciones de una especialista para evitar accidentes caseros.
Federico Moreno / [email protected]
Junto a tantos rubros comerciales que atraviesan meses difíciles, la venta de animales exóticos o no tradicionales también padece la crisis. Si bien son pocos los locales dedicados a tales fines, los mismos sostienen que las ventas cayeron significativamente, mientras que desde la veterinaria local especializada en el tratamiento de esas especies también aseguran que disminuyeron las consultas por animales bebés.
Sin embargo, la venta hoy también se realiza por internet, incluso de especies prohibidas, o bien de boca en boca, como pueden ser las de loros amazónicos o tortugas terrestres.
“Cayó mucho la venta, nosotros tenemos principalmente cobayos, conejos y pájaros, pero ya no traemos en cantidad porque no se está vendiendo como antes. El declive empezó el año pasado, yo creo que obedece a la situación del país, porque la gente pasa y le encantan los animales, pero no tiene plata”, comentó Laura, vendedora de una veterinaria y tienda de mascotas en Estomba al 200.
Tortugas acuáticas, hembra y macho.
Y la crisis no se nota solo en la venta de animales, sino también de los productos que la rodean. “En cuanto a alimento balanceado dejaron de buscar las mejores marcas, te piden lo más económico. Ropita o camita para perros o gatos ya no se vende”, agregó.
Sobre algunos precios de referencia, la vendedora explicó que un cobayo cuesta $350, un conejo $450, las aves alrededor de $250 y las tortugas acuáticas, cuya venta no está prohibida como la de la terrestre, $1.800.
Laura contó que tanto cobayos como conejos requieren de un cuidado muy especial, tanto en su alimentación como en la imposibilidad de convivir con mascotas típicas como perros y gatos. Viven alrededor de 6 años, comen frutas y verduras, así como también alimento balanceado exclusivo. Los conejos, en particular, no se recomiendan para departamentos ni para casas sin patio.
Los viejos no se venden
“La gente prefiere a los cobayos más chiquitos y peluditos, entonces a los que van creciendo no los quiere nadie y los terminamos vendiendo más baratos o los damos en adopción antes de que se mueran”, lamentó la vendedora.
Por su parte, Fernando, vendedor de otra veterinaria, ubicada en Moreno al 100, dijo que “no sabría exactamente desde cuándo, pero la venta está tranquila”. “Hay días en que se vende algo y días en que no, pero en general la venta bajó. Antes vendíamos perros, ahora ya no, y la venta de aves cayó, vendemos un canario por semana más o menos. La mayoría de los que llevan pajaritos son gente que vive en departamentos”, agregó.
“La situación se nota también en la venta de accesorios y de alimento balanceado, cayeron en proporción a la venta de animales exóticos o pasaron a segundas marcas”, explicó el joven.
Las consultas veterinarias sí aumentaron
La veterinaria especialista en animales no tradicionales, Verónica Ritacco, explicó que las consultas por especies protegidas, como loros amazónicos o tortugas terrestres, aumentaron considerablemente.
"La historia de los loros amazónicos o paraguayos es muy cruel. Por cada uno que llega a Bahía y que la gente compra, hay cuatro que murieron. Además, para sacarlos de su hábitat tienen que matar a la madre", lamentó la especialista de 12 de Octubre al 500.
"Los problemas más frecuentes con las tortugas son los accidentes caseros. Las atropellan, las lastiman con la cortadora de césped, las muerde el perro o hasta las queman en la parrilla. El primer consejo que damos a quienes tienen tortugas es que sepan en todo momento dónde está".
"Este verano no llegaron tantas consultas de bebés, pero sí viene cada vez más gente de Bahía y la zona a traer a sus animales adultos. Los loros vienen con bronconeumonía por estrés de cautiverio y gastroenteritis porque les dan de comer costillas de cerdo, chocolate, golosinas, papas fritas o chorizo".
"Me dicen que no asesore sobre el cuidado de estos animales, por ser especies protegidas. Pero una vez que los sacaron de la naturaleza, solo queda darles la mejor vida posible en cautiverio, ya no pueden volver a su hábitat natural porque se mueren. El que tiene un loro, lo lleva hasta las Cataratas para soltarlo y se siente héroe, en realidad lo está matando", advirtió la veterinaria.
Loros barranqueros (no amazónicos).
“Antes de dejarlos morir los venden muy baratos”
“Este año vinieron menos loros amazónicos, los que son traídos de a cientos desde el norte, porque la gente no los podía comprar. Según lo que me comentaron, los estaban vendiendo entre 2.500 y 3.000 pesos”, comentó Ritacco.
“Lo que pasa cuando no los pueden vender a todos, es que empiezan a crecer, la alimentación pasa a ser una complicación porque es cada tres horas y con una sonda, entonces antes de dejarlos morir los venden muy baratos”, agregó.
“La bronconeumonía se trata con antibióticos de amplio espectro, broncodilatadores y reposo. Con eso andan muy bien. Cada vez que me traen una de estas aves yo sugiero tratamientos preventivos de psitacosis, que es una enfermedad zoonótica, es decir que la tienen tanto los hombres como los animales, y que los animales se la contagian a los hombres”.
“Todo aquel que tenga un ave, tiene que hacer un control cada veterinario cada tanto para determinar si su ave está libre de esta enfermedad. Los tratamientos preventivos son muy fáciles de hacer, se da un antibiótico durante 15 días en el agua de bebida y son económicos. Una vez que vienen por primera vez se genera una libreta sanitaria, una ficha en la computadora, les hacemos entender la importancia del control periódico y hasta enviamos recordatorios cuando se acerca la fecha para que no se dejen estar”, explicó la especialista.
De lo más exóticos
“Lo más extraño que atendí en el último tiempo fue un lagarto overo que debería medir un metro veinte o un metro cincuenta y lo tenían adentro de una pileta pelopincho en una habitación. La gente me llama preocupada por la policía sanitaria, muchos me preguntan si tengo una puerta alternativa, traen sus jaulas tapadas al consultorio o me piden si puedo ir al domicilio. Yo no fomento que tengan estos animales, pero tampoco cumplo funciones de policía sanitaria. Si ya los tienen, los tengo que atender”, explicó la profesional.
“En Bahía estoy viendo muchas especies protegidas de animales muy costosos, como tucanes, guacamayos, araras azules... salen fortuna, y la gente los tiene. Si tuviera que decir lo más raro que me tocó atender fue un tucán, era enorme y estaba muy bien cuidado, hidratado, calcificado, re bien alimentado. El problema que tenía era que como no tenía madera fuerte a su alrededor como si tendría en su hábitat, no gastaba el pico y tenía un sobrecrecimiento”, relató Ritacco.