Bahía Blanca | Miércoles, 02 de julio

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Pese al “robo”, los jugadores de Olimpo no “despedazaron” a la terna arbitral; ¿por qué?

El plantel aurinegro, tras el 0-1 frente a Deportivo Morón, fue autocrítico y no liquidó a Luis Lobo Medina y a sus asistentes. Tal vez sea porque se siente con chances y con vida. Si es así, es entendible.

Fotos: Gentileza Aurinegro Web y Pablo Presti-La Nueva.

Por Sergio Daniel Peyssé / [email protected]

   Me gusta tanto el fútbol que me produce un enorme rechazo y una profunda indignación lo que le hicieron a Olimpo en cancha de Deportivo Morón, donde perdió más que un partido.

   Me resisto a creer que este deporte, por negocio y por poder, se “ensució” por completo. Me cuesta creer que haya árbitros corruptos o tener que escuchar que hay referís que son “de la causa”.

   Pienso, evalúo y vuelvo a pensar... El cometido de la terna arbitral comandada por Luis Lobo Medina, que convalidó un gol, el del triunfo del “Gallo” del Oeste, después de una mano escandalosa, y anuló el empate aurinegro a instancias del asistente Nº 2 Mauricio Flores, que ¿vio? una inexistente posición adelantada de Graciani, dio para sospechar.

   Ya me lo habían anticipado en la semana: “a Olimpo lo dirige Lobo Medina, no cobran ni a palos”. En ese momento traté de no captar el mensaje, de no convencerme de que iba a ser así, y en el partido me sobraron los motivos para entender que hubo algo más que dos fallos arbitrales en contra del representante bahiense.

   Ahora bien, no puedo asegurar y hasta me da vergüenza decirlo, que Olimpo está “marcado” para descender, aunque hay árbitros que, pese a los comentarios, a las sospechas que pesan sobre ellos, no disimulan en absoluto.

   Lo de Lobo Medina fue muy evidente: la mano de Lavezzi en el 1-0 del “Depo” fue clarísima, y ese yerro es más grave, desde mi óptica, que el off-side que le sancionaron después, pese a que en todas las imágenes demuestran que hay un cabezazo hacia atrás de un defensor y las posiciones de Graciani (asistidor) y Axel Rodríguez (definidor) eran lícitas.

   A Olimpo lo han castigado feo en 5 de los 23 cotejos que disputó (Central Córdoba y Arsenal, de visitante; y Gimnasia de Mendoza y Defensores de Belgrano acá), pero nunca con la alevosía del viernes que pasó.

   Cuentan algunos jugadores olimpienses que el árbitro y su asistente les pidieron perdón camino a los vestuarios, aunque el daño ya estaba hecho. Contra los arbitrajes, Olimpo está perdiendo por goleada. No los puede vencer ni adentro ni fuera de la cancha, ni antes ni después de un partido. Usted me entiende, ¿no?

   A mi, a los colegas que cubrieron Morón-Olimpo y a todos los medios nacionales, nos pareció un “robo” a mano armada, un arrebato escandaloso, aunque los futbolistas aurinegros, vaya a saber por qué, no arremetieron con la terna arbitral a la hora de hacer declaraciones frente a los medios de prensa.

   En el vestuario y tras la ducha, ¿hubo un pacto de no acribillar a los árbitros? Puede ser, porque el plantel de Olimpo se siente con vida todavía, quedan dos finales y consiguiendo las 6 unidades, se salva sin depender de nadie.

   Sino no se entiende. En realidad, lo que no se entiende es cómo bajaron los grados de irritación, nerviosismo e impotencia (los que demostraron segundos después del pitazo final y todavía en el campo de juego, rodeando al referí y a sus asistentes) en tan corto tiempo.

   No vi a jugadores de Olimpo calientes y exaltados en la zona mixta, antes de subirse al micro de regreso, y eso me dejó intranquilo. En un momento pensé: “están entregados, se acostumbraron a que los árbitros le saquen los puntos que merecen conseguir”.

   Pero no, después escuché al DT Marcelo Broggi y parece que hubo bajada de línea, que la crítica tenga foco en la actuación colectiva, que dicho sea de paso fue muy pobre, y no en los errores arbitrales.

   Tal vez sea tarde para lamentos, pero si el equipo está convencido de que todavía se puede, que tienen fe, cojones y espalda para aguantar lo que venga, tienen todo mi apoyo.

   Tal vez en los próximos dos partidos le tengan que ganar al rival y a los árbitros, pero si los jugadores creen que pueden, los apoyo más todavía.

   Olimpo está entre el milagro y el abismo, y no me queda otra que confiar en lo que ellos confían, pese a que yo, en lugares donde ellos no se mueven y que están lejos de lo propiamente futbolístico, vi, veo y sigo viendo cosas raras y situaciones turbias.