Bahía Blanca | Jueves, 25 de abril

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Una dupla que se va de Bahiense del Norte dejando un legado histórico

Emanuel Fernández y Pedro Rossi le dieron al tricolor el tercer Argentino de Clubes. Gimnasia (Comodoro Rivadavia) los espera.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Por Mauro Giovannini / mgiovannini@lanueva.com
(nota publicada en la edición impresa)

   Terminar el año definiendo si son el mejor equipo del país. A eso se acostumbraron Pedro Rossi y Emanuel Fernández, símbolos de la categoría 2002 de Bahiense del Norte.

   Aun siendo Mini, allá por 2014, dieron que hablar alcanzando la semifinal nacional. Luego, desde U13 hasta la semana pasada, en U17, siempre jugaron la final.

   Tanto crecimiento, a Rossi se le abrieron las puertas de Gimnasia de Comodoro Rivadavia, club en el que ya jugó dos Ligas de Desarrollo. Esta vez, el pase será definitivo, con cláusula de salida para Europa o los Estados Unidos.

   De concretarse el pase -está en un 90%-, Manu seguirá el mismo camino, aunque sin contar con experiencia previa. Se iría de Salta 28 por primera vez.

   “Si bien la competencia en Bahía es muy buena, tengo ganas de meterme en un mercado de jugadores por encima del nivel local. Me encantaría jugar profesionalmente acá en Bahía, pero como no está la oportunidad, estoy dispuesto a irme”, le dijo a La Nueva. el base de 1m85.

   Rossi, alero de 2m06 con experiencia en seleccionados nacionales, ya sabe lo que es viajar.

   “Cuando fui por primera vez tenía 15 años, era una experiencia dura salir de mi casa a esa edad. Fueron tres meses sin ver a mi familia. Ya el año pasado estuve la Liga de Desarrollo completa. Y ahora ya está, terminé el colegio y me focalizo cien por ciento en el básquet. Va a ser todo más profesional”, señaló.

Pedro (4) y Emanuel (7), junto a Lucas Peratta (9), a los seis años

   Una semana atrás ganaron la Liga de Cadetes, en un partido que terminó en escándalo (hubo agresión de Central de Ceres a los jueces y se dio el partido por finalizado a 1m 26, ganando el tricolor 71-64), justamente en Comodoro.

   —¿Cómo vieron el partido y la actuación de los árbitros?

   PR —Éramos los dos mejores equipos de Argentina y no iba a pasar que un equipo arrase al otro. En el primer tiempo hubo un solo equipo en la cancha, lo dominamos. Pero en el segundo tiempo ellos se vinieron, los árbitros dejaron jugar demasiado y se podía dar lo que se dio.

   EF —Hubo cobros para los dos lados, pero ninguno se vio perjudicado. Cuando ellos empezaron a remontar no dijeron nada y nosotros nunca nos quejamos. Pero cuando se empezó a definir el partido fue cuando hubo más problemas.

   —¿Se quedaron con bronca por no poder festejar normalmente?

   EF —¡No! De mi parte, salimos campeones… Sí nos hubiese encantado terminar el partido y no es una situación común. De hecho, es la primera vez que me pasa. Pero ganamos igual y no tuvimos problemas para festejar.

   PR —Coincido. Faltó el pitido final para saltar todos juntos. Pero ya estaba todo controlado. Los árbitros cobraron mal pero para los dos lados.

   —La seguidilla comienza con ustedes perdiendo la final de la Liga U13 ante Racing, en Gualeguaychú. ¿Qué recuerdan?

   EF —Fue la primera vez que jugamos con tanta gente en contra y recuerdo que fue el único partido que perdimos en el año. Ellos tenían un buen equipo y se habían reforzado, nos sacaron una diferencia al final, pero fue parejo. Éramos muy chicos y nos costó (la derrota), pero fue una buena experiencia.

   —Al año siguiente se sacaron las ganas…

   EF —Creo que al habernos ido tan bien y tener esa experiencia se armó un equipo para competir y la encaramos con muchas ganas. Siempre se va a ganar, pero en realidad, lo que uno quiere es volver a probarse a ese nivel. Todo lo que llegó después fue mucho mejor.

   PR —Le ganamos las finales a Unión Eléctrica de Córdoba (2016) y Regatas de Resistencia (2017). Ahí ya empezamos a sentir que éramos superiores. Me acuerdo que a la final con los chaqueños llegamos muy mal y el entrenador (Santiago Cappa) no pudo ir; así que nos dirigió un papá, Cristian Sartor.

   —Hasta que llegó la del año pasado, que fue derrota con San Lorenzo de local.

   PR —Fue un partido muy duro. Hicimos un campañón pero tuvimos una mala noche en la final, no nos entró la pelota de tres. Es complicado el hecho de jugar todo el año con equipos que son inferiores y llegás a definir el título en un partido contra otro equipo de tu mismo nivel. Quizá deberían jugarse cinco partidos. Pero es así, el año pasado nos tocó perder y ahora nos tocó ganar.

   —¿Pedro, cómo definirías a Emanuel?

   PR —Manu es un base muy seguro. Desde que somos muy chiquitos transmite mucha confianza, que arriesga sin perder pelotas. Hace jugar y  tiene tiro, porque hay muchos que arman pero no tiran. 

   —Manu, ¿cómo es Pedro como jugador?

   EF —Pedro es el biotipo que se busca. Mide más de dos metros y es un alero que ayuda abajo del aro. Es un jugador muy completo, siempre fue goleador, con buena mano, siempre se preocupó por la defensa y si bien no parece, nunca le falta carácter.

   —¿Tenés ganas de pegar el salto?

   EF—Me encantaría poder dedicarme al básquet. Obviamente voy a extrañar, porque vengo desde hace 15 años más o menos a Bahiense, pero supongo que me acostumbraré

   Pedro ya armó las valijas y se presentará el 2 de enero a entrenar. Si todo sale bien, tendrá a su ladero nuevamente como compañero. Y volverán a disfrutar juntos.