Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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La batalla tras bambalinas por los espacios de poder

La columna semanal de Ricardo Salas, corresponsal de La Nueva. en La Plata.

Archivo La Nueva.

   Ya sobre las diagonales se habla de una situación política extraordinaria en la provincia de Buenos Aires: un electo gobernador Axel Kicillof con el poder formal –que no es poca cosa- y una “jefa”, Cristina Fernández de Kirchner, que por diversas razones podrá patentizar el poder real. Casi una fotocopia de lo que puede ocurrir a nivel nacional.

   Por cuerda separada, finalmente terminó el período legislativo ordinario, en un año que pasará a la historia por la escasez de actividad, sobre todo en la Cámara de Diputados bonaerense, que batió el récord de inactividad, con sólo dos sesiones en todo 2019.

   Con aplausos, medalla y besos se despidieron los legisladores que culminaron su mandato, muchos de los cuales vuelven reelectos para un nuevo período, y no mucho más, en sendas sesiones plagadas de discursos componedores, sobretodo en el Senado.

   Pero ese clima distendido y melancólico lejos está de las batallas que se están dando tras bambalinas, tanto en el oficialismo que se va, como en el que está ingresando. Sobre todo en el Frente de Todos, porque la pelea es por el reparto de los espacios de poder y la integración de las comisiones parlamentarias. En especial, las tres más importantes: Presupuesto, Legislación General y Asuntos Constitucionales y Acuerdos, por donde además pasan los pliegos de designación de jueces y fiscales.

   La gobernación en retirada de María Eugenia Vidal planteó ya un esquema de resistencia al próximo Ejecutivo con dos grandes bloque legislativos abroquelados, y con una mesa de acción política integrada por todos los espacios que componen Cambiemos.

   Claro que en medio de esa unidad pedida por la todavía mandamás bonaerense -ella la imagina con su propia figura como eje- no todos están pensando lo mismo. Utilizando una metáfora futbolística, ya aparecieron los halcones y las palomas. Los fieles defensores del statu quo, y los que imaginan que su hora de protagonismo ha llegado.

   Vidal sabe además que enfrentará un duro semestre, entre críticas de propios y extraños, en particular de las nuevas autoridades provinciales cargando las culpas sobre su gestión.

   Aquellos referentes seccionales que la frecuentan dicen observarla con cierta fortaleza pero sin un “armado político territorial propio”, al margen de que busca liderar la oposición con el respaldo de un buen número de legisladores e intendentes. Pero la dirigente del Pro también sabe que pasado ese tiempo podrá resurgir, como el Ave Fénix, para comenzar a reconstruir su imagen de cara a las legislativas de 2021.

   El camino no será fácil. Los radicales ya dejaron trascender que ahora todo se va a discutir, y que si bien nadie sacará los pies del plato, la relación será más horizontal. Incluso la irrupción de Emilio Monzó en Provincia suma un elemento más a la batalla que se avecina. “Tiene el perfil que hace falta para superar la grieta y oxigenar Cambiemos”, sostienen desde el sector que lidera el saliente presidente de la Cámara de Diputados de la Nación.

   Por otro lado, el futuro gobernador Axel Kicillof mantiene hermetismo absoluto con el armado de su gabinete. Pero algunos nombres ya empezaron a circular por los mentideros de rigor.

   Los que más resuenan son Carlos Bianco, su mano derecha, como Jefe de Gabinete; Augusto Costa al frente de un mix entre Economía y Producción; Sergio Berni para Seguridad; y la actual senadora Teresa García, como potencial ministra de Gobierno. 

   Claro que las preocupaciones de Kicillof no sólo están centradas en los nombres de su staff. El tema principal de su agenda es el financiamiento, agravado por la crisis económica y social.

   Para eso ya está pensando, al igual que lo reclamó la propia Vidal, en un “fondo de reparación”, que además de atender los desequilibrios del Conurbano, atienda también las necesidad de los grandes centros urbanos del interior, como Mar del Plata, La Plata y Bahía Blanca.

   A 10 días de asumir como vicegobernadora, Verónica Magario también procura estar encima del manejo del Senado bonaerense donde enfrentará un escenario complicado con mayoría opositora (Cambiemos controlará 26 bancas contra 20 del Frente de Todos).

   Desde su entorno se mencionan algunos nombres sobre los que buscaría apoyarse para comenzar a construir su propio polo de poder. En esa lista aparecen los electos Marcelo Feliú, Alfredo “Pichi” Fisher, el sindicalista Omar Plaini y el exintendente de San Antonio de Areco, Francisco Durañona.