Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

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Villa Mitre hizo historia en la Copa y sus hinchas coparon la Argentina

El tricolor llegó por primera vez a los octavos de final del certamen más federal del fútbol nacional. Eliminó a Newell's y San Martín de San Juan, acompañado por una multitud.

   Los resultados deportivos del próximo artículo son meramente anecdóticos. Aquí no veremos estadísticas, sino sentimientos. Cómo podríamos explicar el fenómeno que lleva a un grupo de dos mil, tres mil y hasta cuatro mil personas a trasladarse por cuenta propia a lo largo del país para seguir a un equipo deportivo.

   Cuando Villa Mitre superó a Sansinena por la fase regional de la Copa Argentina, todo el pueblo tricolor estuvo expectante del sorteo de la próxima instancia. Y allí fue Newell's quien tuvo la suerte de cruzarse con un plantel repleto de locos, porque si hay algo para destacar del actual primer equipo de fútbol del club es que cada vez que ingresan a la cancha, creen que todo lo pueden. 

   Tal fue su convencimiento que cuando se decidió que la sede del encuentro ante la Lepra sea Santa Fe, cerca de unos dos mil fanáticos nos le importó la distancia, el rival ni las condiciones y emprendieron viaje. 

   Quizás sea porque el Federal A se juega sin hinchas visitantes o porque el rival era de la Superliga, o simplemente porque ellos también están convencidos.  Pero para entender su motivación hay que analizar esto desde la organización de un colectivo. Porque no solo es llevar a un grupo de personas de acá hasta allá. Cuando uno sube a alguno de esos micros puede llegar a sentir que allí hasta el aire es diferente. El encuentro con amigos, las charlas y los recuerdos son la principal motivación que los lleva a hacer cerca de mil kilómetros para seguir a Villa Mitre, teniendo la posibilidad de compartir hasta 15 horas al lado de alguien que posiblemente no conozca, pero en el fondo comparten lo más sagrado que tienen: el amor por un club. 

Fiesta en Santa Fe
 

   Al llegar a destino, prender un fuego o compartir una mesa de almuerzo es una sana costumbre, que si bien el menú no es siempre el mismo, los temas de conversación si son recurrentes. 

   Un complejo vestido de verde, blanco y negro, con cientos de grupos disfrutando de un evento completamente familiar y compartiendo una alegría que por momentos parecía contenida. Una alegría que fue demostrada con una explosión de sentimientos que posiblemente sea indescriptible. 

   Tiempo después, Cutral Co fue la ciudad elegida para albergar, esta vez, a más de cuatro mil villeros. 
Esta vez no hubo tiempo para almuerzo y el horario atentó contra los asadores empedernidos que sostienen que “si no hay asado, el viaje no está completo”. 

   Los habitantes de Cutral Co, sorprendidos por la cantidad de hinchas de Villa Mitre que llegaron a la ciudad neuquina, no pudieron disimular su asombro. Sobre todo porque la "Villa" para ellos no representa lo que podría ser un club de elite nacional. Si hasta el mismísimo intendente José Rioseco, sorprendido por los pasillos del Coloso del Ruca Quimey, dijo: “Estos están todos locos”. 

   Tan grande es el fanatismo, que un fanático tricolor no dudó en realizar miles de kilómetros a dedo desde Perú para llegar a la ciudad sureña para alentar a su querido Villa Mitre…

   Tanto es así que luego del histórico triunfo ante San Martín de San Juan, el propio intendente Rioseco pidió que Villa Mitre vuelva a la ciudad para la próxima instancia. Quizás el colorido de las tribunas, las calles llenas de gente hablando de Villa Mitre y los vecinos agradecidos por el comportamiento de una multitud, fueron los principales motivos del pedido. 

   Lo cierto es que una ciudad que se encuentra a más de 600 kilómetros de Bahía alentó, al menos por un rato, al club Villa Mitre. 

   Tal fue a euforia que la segunda vez, en esta oportunidad ante Central Córdoba y con la presencia de tres mil bahienses en el estadio, se pudieron sumar al histórico canto “dale veee...” unos 1.500 cutralquenses.

   Bajo el frío de la ciudad, un grupo simpatizantes tomaba un café. Atinadamente, un lugareño les preguntó qué significaba Villa Mitre para ellos. De allí surgieron cuatro respuestas diferentes. La charla siguió y jamás pudieron ponerse de acuerdo, básicamente porque no existe un único criterio que lo explique. Mis viejos, mi barrio, mis hijos, mi familia, mis amigos, mi deporte, mi tiempo libre, y así se podrían enumerar infinidades de respuestas. Allí radica uno de los por qué del movimiento de personas. Porque Villa Mitre está lejos de explicarse. Para algunos es parte de su pasado, para otros es su presente y para otros se trata de su futuro, porque si hay algo que identifica a la institución, es una gran proyección.

   Para finalizar, intentando acercarnos a una conclusión, podríamos decir que la motivación de un grupo de personas para realizar miles de kilómetros por Villa Mitre radica exclusivamente en el interior de cada una de ellas. Porque quienes no viven un sentimiento similar jamás podrán entender el orgullo de pertenecer a un club como Villa Mitre. Un club con todas las letras que jamás olvidó su objetivo principal: lo social. Pero también genera un sentimiento muy particular.

   “Nací, vivo y moriré en Villa Mitre”, es una de las frases más escuchadas en las esquinas del barrio. Porque todo eso y más es Villa Mitre. Porque Villa Mitre es la organización social y deportiva más grande de la ciudad, con una gran masa societaria y una sorprendente cantidad de actividades. Con una imponente calidad de infraestructura propia y autogestionada. Con proyectos sociales y de obras que potenciarán aún más a la institución.

   En fin, esto es simplemente Villa Mitre y lo que a cada uno le genere. 

   Eso sí: todos lo demuestran con un amor incondicional que los lleva a recorrer el país entero siguiendo al club de sus amores.