La importancia de la fibra en toda dieta alimenticia
Además de demorar el envejecimiento cerebral, aportan numerosos beneficios para el organismo.
Brócoli, almendras, nueces, avena, porotos y pan de harina integral.
Todos estos alimentos coinciden en aportar buenas dosis de fibra, por lo que suelen ser recomendados con múltiples argumentos nutricionales, ya sea, por ejemplo, porque ofrecen múltiples beneficios para la salud del aparato digestivo.
Sin embargo, un estudio norteamericano reciente brinda evidencias de que incorporar una buena cantidad de estos alimentos a la dieta cotidiana también es beneficioso para el cerebro, pues lo que han observado es que su consumo puede ayudar a demorar el envejecimiento cerebral al estimular la producción de ciertos ácidos grasos de cadena corta que poseen significativas propiedades antiinflamatorias.
Más precisamente, de lo que se intenta es estimular la producción de butirato de sodio, que es difícil de incorporar a la dieta por su desagradable aroma.
“Las personas no pueden consumir butirato de sodio directamente por su nocivo aroma.
"Por eso, una forma práctica de obtener niveles elevados de butirato de sodio es consumir una dieta con alto contenido de fibra soluble”, comentó el doctor Rodney Johnson, director del Departamento de Ciencias Animales de la Universidad de Illinois, Estados Unidos, que acaba de publicar sus hallazgos en la revista especializada Frontiers in Immunology.
Pero, ¿por qué es importante incorporar fibra que estimule la producción de butirato de sodio?
Con la edad, explicó el doctor Johnson, ciertas células del sistema inmunológico que se hallan en el cerebro (llamadas microglia) tienden a volverse hiperactivas y a inflamarse en forma crónica, y es esta inflamación una de las principales causas biológicas del declive cognitivo y de la memoria que ocurre naturalmente con el paso de los años.
En animales
Estudios previos realizados en animales habían mostrado que ciertas formas farmacológicas de butirato, similares a las que se producen en el colon cuando las bacterias que forman su microbiota fermentan la fibra alimentaria, son capaces de reducir la inflamación de la microglia.
La pregunta pendiente era si se podían obtener estos mismos resultados tan sólo incrementando la cantidad de fibra alimentaria de la dieta.
La respuesta fue positiva: los modelos animales mostraron que la intervención (sumar fibra a través de los alimentos) se tradujo en un significativo aumento de los niveles de butirato de sodio.
"La fibra dietaria realmente permite manipular el medio ambiente inflamatorio del sistema digestivo", confirmó el doctor Johnson.
Y eso, a su vez, permitió reducir los niveles de distintos marcadores que dan cuenta del estado inflamatorio de la microglia a nivel cerebral, según mostró su estudio.
Por calidad de vida
El estudio del doctor Johnson confirma la premisa de que la nutrición es clave para no perder calidad de vida a medida que se envejece.
“El gran desafío que enfrenta la medicina moderna es lograr un envejecimientosaludable y tanto la nutrición como la actividad física son clave para alcanzarlo”, comentó la doctora Mabel Carrera, que fuera presidenta del 21° Congreso Internacional de Nutrición que se realizó el año pasado en la ciudad de Buenos Aires.
“Muchos de los mecanismos del envejecimiento son aleatorios, pero también están fuertemente influenciados por el entorno y el comportamiento de cada persona”, agregó la médica especialista en nutrición.
En la actualidad, las recomendaciones en torno a la alimentación del adulto mayor destacan el hecho de que ésta debe ser baja en sodio, abundante en fibras y vitaminas (frutas, verduras y granos enteros), rica en calcio (lácteos) y hierro (carnes magras y legumbres).
La adecuada alimentación y el pronóstico de vida
"Un solo cuerpo". “Tenemos un solo cuerpo y los hábitos nutricionales que incorporemos y perpetuemos impactarán en el pronóstico de cómo responderá nuestro organismo en las próximas décadas”, sostuvo la doctora Carrer.
Digerir. La fibra, técnicamente es un carbohidrato que el organismo no puede digerir. A diferencia de las proteínas, las grasas y otros carbohidratos que el organismo metaboliza y absorbe, la fibra pasa casi intacta por el estómago e intestinos, hasta salir del cuerpo.
Tránsito. Normaliza el tránsito intestinal. Mejora la cantidad, el peso y la consistencia de las heces fecales, haciendo que su tránsito sea más fácil y disminuye la posibilidad de sufrir de estreñimiento, del síndrome de colon irritable y de hemorroides, entre otros. Ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en la sangre. Una dieta alta en fibra es buena para controlar la diabetes tipo 2.