El legado de "Pirucho" Abraham, más vivo que nunca en Monte Hermoso
Familiares y amigos lo recordaron con emoción y tristeza: "nos enseñó el valor de la palabra y la lealtad". El dolor no cesa.
¿Por qué el apodo de “Pirucho”?
Su hija Natalia no tiene dudas: se lleva la mano a la cabeza y, con la mirada llena de nostalgia y sonrisa pícara, gira los dedos sobre la sien. “Era un hombre de carácter. No se callaba nada, y siempre iba de frente. Era un tipo noble... un buen tipo”, dice.
En la casa de los Abraham, así como en las calles de Monte Hermoso, se respira tristeza. La semana pasada se fue Alberto -Pirucho para casi todo el mundo-, después de pelear durante poco más de un año con una cruel enfermedad. El dolor no cesa.
Alberto "Pirucho" Abraham
Su familia se está preparando, por estos días, para cumplir uno de sus últimos deseos: que sus restos descansen en el mar, símbolo del Monte Hermoso por el que luchó durante toda su vida, ya sea como intendente, diputado o dirigente peronista.
“Una vez le dije que cuando me muera me gustaría ser cremada y que mis restos sean esparcidos en el agua -cuenta Natalia-. Papá me miró y me dijo que él quería lo mismo. 'Y después nos encontramos en el mar', me propuso”.
Lo que aún no deciden los Abraham es cómo será esa despedida.
“Habíamos pensado en una ceremonia íntima, pero vos no te das una idea de la cantidad de gente que nos dijo que le gustaría estar. Era un tipo tan querido. No sé qué vamos a hacer... ”, reconoce Naty.
Alberto “Pirucho” Abraham había nacido en 1943 en Coronel Dorrego. Fue el hijo menor de José y Nadima, y hermano de María, Elba y Nelly. A Monte Hermoso llegó cuando apenas tenía unos pocos años de edad -su familia era dueña de comercios y emprendimientos turísticos, como el recordado Hospedaje Luján-, y aquí vivió hasta sus últimas horas.
Con su mujer, Beatriz, tuvo cuatro hijos: José (hoy de 46 años), Verónica (42), Natalia (39) y Juan Manuel (38). A la lista hay que sumar a Mario, al que consideraba un "hijo del alma". Los cinco le dieron seis nietos a los que adoraba: Diego, Benjamín, Augusto, Lautaro, Matías y Martina.
A la política llegó de la mano de Rodolfo Majluf, el primer intendente de Monte Hermoso elegido por el voto popular. Eran primos, pero los que los conocieron aseguran que se trataban como hermanos. Por ello cuando Majluf se convirtió en jefe comunal, en 1983, Pirucho se transformó en secretario de Gobierno. Fue su primera experiencia en un cargo público y lo marcaría para siempre.
"Hasta 1987 hubo un gobierno provincial que no era peronista y a Monte llegaron muy pocas cosas, pero papá aprovechó esos años para hacerse conocer en La Plata. Y cuando llegó (Antonio) Cafiero (a la gobernación), empezó a cosechar los frutos", recuerda su hijo José.
"El comentario era 'ahí viene Pirucho'... y agarrate. Era caminador, insistente, recorría todos los ministerios. No le gustaba esperar, pero por Monte podía estar horas sentado. En esa espera se hacía amigo de todo el mundo, así que cuando volvía ya lo conocían todos", agrega.
"No se cansaba de golpear puertas -completa Juan Manuel- y sabía cuándo había que levantar la voz. Tenía un tesón increíble".
Hace unos años el intendente Fernández lo invitó a abrir la temporada estival del casino. Pirucho Abraham fue artífice de que la casa de juegos llegara al balneario.
Su gestión fue un boom para el balneario, porque inició un período de obras muy importantes como el casino, el hospital municipal, un jardín, la guardería infantil y la red de gas, pero sobre todo casi 300 viviendas sociales.
“Al tema habitacional lo puso entre las prioridades, y consiguió muchos planes. Por eso para muchas familias, aún hoy, Pirucho es un ídolo. A mí, en lo personal, fue algo que me marcó mucho”, dice el intendente Marcos Fernández, quien se desempeñó en el área de Obras Públicas durante la gestión de Abraham.
En homenaje a su gestión por aquellos años, hoy un barrio social de Monte Hermoso lleva su nombre.
El plan Procasa, adjudicado en Monte Hermoso entre 1989 y 1991.
“Con Pirucho -agrega Fernández- lo que nunca sabías era de qué área de Gobierno venía la plata. Pedía por tantos lados que a veces llegaba la partida y no sabías de dónde. El polideportivo municipal, por ejemplo, lo arrancamos con fondos que hoy no sé de dónde vinieron”.
Según dice, trabajar con Abraham no era fácil.
“Era exigente. Me llegó a pedir hasta tres copias distintas de la misma carpeta de una obra para que él pudiera ir a gestionar plata a tres oficinas distintas en La Plata. Era incansable y tenía un trato especial con la gente. No lo rechazaba nadie”, evoca.
Eusebio "Pichi" Sánchez
El actual jefe de Gabinete municipal, Eusebio “Pichi” Sánchez, recuerda que, en pos de su objetivo de gestionar, hasta solía hacer algunas locuras.
“A Majluf le hizo comprar una camioneta Ford para poder viajar, pero siempre tenía el problema de los viáticos para el combustible. Entonces le puso a la Ford dos tanques de gasoil en el baúl, enormes, para cargar en Monte y no tener que pedir tanta plata”, dice.
“Además -dice el exintendente Alejandro Dichiara, director de Turismo durante la gestión de Abraham- Pirucho era muy cuidadoso con los fondos”.
“Cuando llegaba la Fiesta de la Primavera yo siempre me pasaba en los gastos. Así que él me agarró un día y me dijo: el próximo presupuesto para la fiesta armámelo distinto. De un lado poné lo que vas a gastar y, del otro, lo que vos llamás 'imprevistos que surgen en el momento'. ¡Así sé lo que realmente me va a salir!”, recuerda con una sonrisa.
Dichiara (izq.) y Abraham, en los inicios de la gestión como intendente del primero.
Arriba los jóvenes
La gestión de Abraham como intendente también tuvo otra característica notable: la irrupción de los jóvenes en distintos espacios del gobierno municipal.
"Para mí ese es su gran legado", dice su hijo Juan Manuel.
"Y con una actitud muy valorable: cuando esos jóvenes crecieron y accedieron al cargo de intendente, los acompañó. Los dejó hacer. Eso habla de su grandeza", agrega José.
Abraham (último en la fila), junto a dos de sus ahijados políticos -Marcos Fernández (adelante) y Alejandro Dichiara (segundo)- durante una recorrida por uno de los antiguos espigones.
Dichiara dice que Pirucho tenía un carácter que lo acercaba a los jóvenes y mucha sensibilidad social.
“El turco estaba siempre contento y nos dejaba participar en todo. Nos daba rienda suelta, y era generoso. Recuerdo que una vez conseguí una silla en los famosos almuerzos de Mirtha Legrand para promocionar a Monte Hermoso. Le dije que estaba todo listo para que fuera y se luciera, ¿y sabés qué hizo? Me dijo que fuera yo. Era uno de los programas más vistos de la televisión nacional y él me daba su lugar a mí”, evoca.
“Así era Pirucho. No tenía celos de nadie, ni miedo a la competencia, y tenía claro que la política se nutre de formar nuevos cuadros. Y fijate si lo hizo: los tres intendentes que lo sucedimos ingresamos al municipio por él. Fue nuestro padre político... y hoy quedamos huérfanos”, dice.
Marcos Fernández.
El intendente montehermoseño, Marcos Fernández, asegura que para él Abraham fue un ejemplo.
“Mis padres tuvieron un rol protagónico en mi desarrollo personal hasta los 25 años. Una vez que me recibí, un eje central de mi carrera fue Pirucho. Su respaldo definió mi vida, sin dudas”, subraya.
En la discusión -coinciden sus hijos- Alberto Abraham era vehemente, pero noble.
"Siempre iba de frente y no se guardaba nada, pero nos escuchaba a todos", dice Natalia.
El actual jefe de Gabinete municipal, Eusebio “Pichi” Sánchez, asegura que dentro del PJ era igual.
“Pero ojo, que Pirucho también era un gran conciliador. Yo siempre cuento una anécdota: cuando era secretario de Gobierno se hizo una reunión de empleados municipales y se votó al mejor compañero. ¿Sabés quién ganó? ¡Pirucho! ¡Imaginate cómo se puso el intendente!”, recuerda.
Incluso -dice- en los últimos años se había convertido en una persona reflexiva que trataba “que las cosas fueran para bien y siempre con una fe peronista absoluta”.
“Como presidente del partido siempre trató de estar en las cosas que nos hacían bien al conjunto; nunca le gustaron las deserciones ni las luchas internas. Él sufría con eso. Era un factor de unidad y muchos lo entendieron así, y es por eso el aprecio que sienten por él”, señala.
Alejandro Dichiara.
Dichiara agrega que también era un hombre permeable a las opiniones ajenas.
“A veces se ponía duro, pero te escuchaba siempre. Y, si lo convencías, aflojaba”, dice.
Su familia -coinciden sus hijos- era su primer instancia de consulta. Incluso sobre cuestiones políticas.
"En la mesa familiar nos enseñó el valor de la lealtad, incluso pensando distinto. Discutíamos mucho de política, pero siempre nos prestaba atención", reconoce José.
Alberto "Pirucho" Abraham llegó a la Cámara Baja bonaerense en 1993, tras un período y medio como intendente de Monte Hermoso.
Más de una década en La Plata
En 1993, a la mitad de su segundo mandato de intendente, Pirucho fue electo diputado provincial por la Sexta Sección. En 1997, tras dejar su banca, fue convocado para ser secretario legislativo.
"Estuvo más de una década en La Plata, ocupando distintos cargos en la Cámara. Y eso es porque era un tipo respetado y muy querido. No por nada logró que en su momento lo visitaran en Monte dirigentes como Cafiero o Eduardo Duhalde", recuerda Juan Manuel.
"En La Plata lo querían todos -agrega Natalia-. Saludaba hasta a las chicas de la cocina, a los cafeteros y a los pibes que le guardaban el lugar del auto. Era un seductor nato, amigable. Un tejedor de amistades".
En sus últimos años en el balneario se convirtió en hombre de consulta permanente dentro del PJ, aunque le costó aceptar algunas nuevas reglas de juego. Por ejemplo, las campañas políticas en redes sociales.
"Para él la campaña eran los militantes en la calle, en la sede del PJ, o yendo casa por casa; en una palabra, el movimiento", dice Juan Manuel.
Pirucho (der), en la azotea de la sede del PJ, en uno de los clásicos festejos electorales. A su lado aparece, entre otros, el fallecido concejal Esteban Rusconi.
Una de sus costumbres más recordadas era la de “limpiar” la sede del peronismo la noche previa a cada elección.
“Pasaba un trapo con vinagre y sal, creo, y guarda que alguien le pisara lo que limpió. Decía que así sacaba las malas ondas. Era un ritual, una cábala que vamos a extrañar”, dice Fernández.
También van a extrañar la obsesión de Pirucho por Monte Hermoso, dice Dichiara.
“Él vivía con mucha felicidad esta etapa de nuestro distrito. Este Monte Hermoso actual le debe mucho a Pirucho. No es por ser soberbio, pero esto que estamos viviendo no fue fruto de la casualidad, sino del trabajo de tipos como él. Por eso cada vez que cantemos la marcha peronista lo vamos a recordar. No lo vamos a olvidar nunca”.
Marcelo Di Pascuale
Di Pascuale: "Fue honesto, digno y solidario"
Irreparable. Para el dirigente político Marcelo Di Pascuale, quien sucedió a Abraham al frente de la comuna montehermoseña en 1993, su fallecimiento fue “una pérdida irreparable" para su distrito y la región.
Compañero de lucha. “Pirucho fue un gran amigo, y un compañero de lucha y de militancia. Tuve la gran suerte de militar con él desde los primeros momentos, cuando dio sus primeros pasos hacia la intendencia. Tengo un recuerdo muy lindo de él”, comentó.
Su obra. “Se fue un hombre que hizo mucho por Monte hermoso. Fue honesto, digno y solidario; siempre con la mano tendida y una gran humildad. Tuvo una gestión que va a quedar grabada en el recuerdo de toda la comunidad”, concluyó el exintendente y exlegislador.Dichiara (izq.), Fernández y Sánchez recordaron con gratitud y alegría al histórico dirigente peronista justo frente al edificio donde ejerció cuando fue intendente municipal.