Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Obras sin permiso

La ordenanza que impulsa el Departamento Ejecutivo sobre una suerte de moratoria para aquellos que han construido de manera clandestina, no hace sino desnudar una situación de décadas, sin aportar una solución que permita anticipar esa conducta.
Las moratorias en general vienen a remediar alguna situación irregular. Ofrecen una salida a personas que no han cumplido con determinadas obligaciones en tiempo y forma y se les genera un camino alternativo para hacerlo. 
Suelen favorecer a incumplidores pero también atender a realidades que de otra manera quedarían irresueltas.
En el caso de las obras clandestinas -denominadas de manera genérica “sin permiso”-, ya en la década de 1950 el intendente Norberto Arecco dictó la primera ordenanza con una moratoria para reordenar su existencia, blanquearlas, hacerlas legales y factibles de tributar como cualquier otra construcción.
Esa es en parte la intención del intendente Héctor Gay: lograr que se declaren miles y miles de metros cuadrados de construcción, realizados sin la documentación que exige la normativa y que, por otra parte, no pagan los derechos correspondientes ni las tasas proporcionales.
Sin embargo, el fondo de la cuestión sigue sin atenderse ni, mucho menos, resolverse. Por un lado, mejorar los sistemas de control e inspección, para que iniciar obras de espaldas a la Municipalidad no sea tan simple como lo es hoy. Unos pocos inspectores tienen a cargo el control en toda la ciudad.
Los derechos de construcción, por otra parte, son muy onerosos. A veces llegan a ser un porcentaje altísimo de la obra, lo cual, como es lógico, lleva a quienes practican una ampliación o una obra menor, a evitar su pago y destinarlo a la construcción propiamente dicha.
Pero además las construcciones sin permiso permiten cometer irregularidades, desarrollar más metros de los permitidos, dar a los edificios usos que no corresponden, sacar provecho de la ilegalidad y apostar a que una vez consumada la obra nadie se atreva a hacerla demoler.
No es un tema menor para resolver. Una moratoria puede ser un parche para ordenar una situación puntual. Pero si no se corrige el esquema integral no sólo no tendrá resultados favorables sino que se volverá a instalar en poco tiempo.