Bahía Blanca | Miércoles, 09 de julio

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“Nos armamos para esto y salió a la perfección”, dijo el DT de Rosario campeón

Entre lágrimas, Federico Gómez Peña le dedicó el título a su abuelo Pedro y aseguró que no seguiría como entrenador del tricolor puntaltense.

Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

   Por Sergio Daniel Peyssé / speyssé@lanueva.com

   “Mirá lo que es esto, emocionante, espectacular, una foto inolvidable".

   Recién había finalizado el partido, el DT Federico Gómez Peña caminó hacia la tribuna de calle Chile, detuvo su marcha, se tapó la cara con ambas manos y estalló en llanto frente a los casi 3.500 hinchas del club de sus amores, Rosario Puerto Belgrano.

   "Peeeco, Peeeco, Peeeco...", fue la devolución, con reverencia incluída, de todo el pueblo francés.

   "¿Qué siento? De todo un poco. Estoy en el aire, me cuesta pensar; la emoción desborda el cuerpo y no la puedo controlar", le dijo, como pudo, el DT del tricolor puntaltense a La Nueva., entre abrazos de los de adentro y la ovación de los de afuera.

   "Se me pasan muchos momentos por la cabeza. Los descensos, el 2009, cuando yo por ser de Rosario y otros muchachos le tuvimos que poner el pecho a una situación crítica. En el club no había agua en el vestuario y, pese a que estaba todo mal y la mayoría se iba, me quedé, arrimamos dos o tres jugadores, no había plata para nadie y ascendimos igual. Y volvimos a dejar a Rosario en Primera. Y después de tantas malas, ahora nos toca celebrar esto. En Rosario siempre costo mucho todo, y salir campeón ni te cuento. Por eso hoy (ayer) siento un desahogo inmenso", acotó "Peco".

   —Rosario fue el mejor equipo el Clausura. No es pregunta, es afirmación.

   —Coincido plenamente. En el Apertura estuvimos a la altura de las circunstancias y no pasamos del primer playoffs, pero en el Clausura el equipo demostró que se había armado para ir por todo. Asumimos la responsabilidad de ser candidatos, por momentos tuvimos un juego de alto vuelo y, cuando no pudimos hacer lo que queríamos, no regalábamos los partidos. Pero, por sobre todas las cosas, siempre fuimos serios y competitivos.

   Las lágrimas le volvieron a brotar a borbotones. Miró al cielo, y trató de imaginar donde estaría festejando su abuelo Pedro Peña.

   "Antes que para cualquier otro, esto es para él. El socio Nº 1 y fundador del club. Seguramente estará chocho allá arriba; lo siento como si estuviera acá".

   —Cuando arranque la semana, ya en Punta Alta, ¿qué te puede llegar a decir el hincha de Sporting que te cruce por la calle?

   — Tengo amigos y conocidos de Sporting que, seguramente, me felicitarán como yo lo hice con ellos cuando se quedaron, digna y merecidamente, con el título del Apertura. Rosario tiene que hacer un festejo íntimo sin burlarse de nadie.

   —¿Por qué Rosario salió campeón?

   —Fue el mejor. Muchos decían que eramos un equipo que dependía de las individualidades, pero las individualidades te hacen ganar dos o tres partidos, no un campeonato. Conseguimos 18 triunfos, y en los últimos cuatro encuentros del playoff convertimos 14 goles, con una producción futbolística de alto vuelo. Este es un grupo de chicos muy parejo y solidario. Estoy muy feliz por ellos.

   "Me acuerdo cuando andaba mal en la escuela y mi papá no me dejaba ir a entrenar. Me acuerdo cómo sufría cuando se suspendían los partidos de menores o infantiles y yo tenía unas ganas de jugar que me moría. Tengo mucha nostalgia, en este club viví un montón de sensaciones, buenas, malas y muy malas. En Rosario se hace todo a pulmón, por eso esto se disfruta como si hubiésemos ganado la Copa del Mundo. Para nosotros es muy importante".

   —Rosario había salido campeón por última vez en Primera en 2001, donde vos eras jugador. ¿Un título muy distinto a este?

   —Son diferentes. En este logro hubo un gran porcentaje de mérito de los jugadores. Ellos tuvieron predisposición para salir a ganar cada partido, para hacerse cargo de la responsabilidad que les correspondía. Quisieron ser campeones y lo lograron con creces.

   "Como entrenador, estoy satisfecho por el deber cumplido. Armamos este equipo para ir por la gloria y la conseguimos.Estoy tranquilo y con una enorme paz interior".

   —¿Fue tu último partido como DT de Rosario?

   —Creo que sí. ¿Qué más puedo pedir?, ¿qué más se puede hacer? Ahora voy a descansar y lo pensaré tranquilo. Fueron muchas horas de sacrificio y trabajo constante. Hoy te digo casi con seguridad que no seguiré en Rosario".