Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Delitos sexuales: Bahía Blanca tiene la tasa más alta de denuncias

La provincia tiene un promedio de 65 denuncias cada 100 mil habitantes y en nuestra región esa cifra trepa a 93 cada 100 mil.
Delitos sexuales: Bahía Blanca tiene la tasa más alta de denuncias. La ciudad. La Nueva. Bahía Blanca

Juan Pablo Gorbal / jgorbal@lanueva.com

   Hace poco más de un año, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) presentó un informe sobre el crimen y situó a América Latina como la región más violenta del mundo, con 8 de los 10 países al frente de todos los homicidios del planeta.

   El informe, en el que trabajaron de manera complementaria el Instituto Igarapé y el World Economic Forum, ubicó zonas que son casi escenarios de guerra, como El Salvador, cuya capital (San Salvador) presenta 188 homicidios cada 100 mil habitantes.

   En la contracara, el BID elaboró un ranking de las ciudades más seguras y situó a La Serena, Chile, como la menos problemática, con 1,2 homicidios cada 100 mil habitantes. En el puesto 7 de ese top 10 figura Bahía Blanca.

   Pese a la convulsionada realidad de estos últimos días -con robos que terminaron con dos muertes y otro homicidio-, nuestra ciudad presentaba al momento de la evaluación 2 homicidios cada 100 mil pobladores, una de las tasas más bajas de Latinoamérica.

   Lejos está de los índices de criminalidad del conurbano y de la media provincial. Incluso por debajo de partidos más chicos, como Azul (4,6 homicidios cada 100 mil habitantes) o Junín (3,5).

   Sin embargo -y lamentablemente- Bahía se destaca en un aspecto, muy por encima del promedio bonaerense, de las ciudades más “conurbanizadas” del interior (La Plata o Mar del Plata) y aún de los distritos más complejos del Gran Buenos Aires: los delitos sexuales.

   Tiene, claramente, la tasa más alta de la provincia. El dato es concreto: se trata del departamento judicial con más denuncias por este flagelo. Se infiere de esa cifra oficial -de la Procuración de la Suprema Corte de Justicia bonaerense- que es donde más abusos se cometen, aunque también puede incidir que en otros distritos exista una menor difusión de la problemática o de la “cultura de la denuncia”, una mayor reserva o cierta naturalización del delito.

Qué marcan los números

   En toda la provincia de Buenos Aires se denuncian unos 11 mil delitos sexuales por año, de los cuales el 10% son violaciones. Quiere decir que la tasa de delitos sexuales -teniendo en cuenta que el territorio tiene más de 17 millones de personas- es de casi 65 hechos cada 100 mil habitantes.

   En el Departamento Judicial Bahía Blanca, el año pasado se llegó al pico de denuncias por este tipo de casos, con 599, con un promedio de una denuncia cada 14 horas.

   Si se fija en 643 mil la cantidad de habitantes de la jurisdicción (el departamento abarca no solo Bahía, sino también Tres Arroyos, Gonzales Chaves, Patagones, Dorrego, Monte Hermoso, Pringles, Suárez, Punta Alta, Villarino, Saavedra, Tonrquist y Puan), la tasa supera los 93 casos cada 100 mil habitantes, es decir casi un 50% más de la media provincial.

   Esa tasa es la más alta de Buenos Aires, por encima de áreas más conflictivas en materia de inseguridad, como La Plata (76 cada 100 mil) o Mar del Plata (75). De la misma manera, supera con nitidez a otros distritos “delicados”: Lomas de Zamora (67 denuncias cada 100 mil), La Matanza (48) o Quilmes (52).

   Si se discriminan solo los abusos sexuales con acceso carnal (violaciones), la diferencia es aún mayor. En la provincia se calculan 6,5 violaciones cada 100 mil habitantes y en Bahía y la región (hubo 114 denuncias en todo 2016), casi 18 cada 100 mil. La Plata tiene 3,6; Mar del Plata, 12; Lomas de Zamora, 8; La Matanza, 3,3 y Quilmes, 5,5.

   De todas maneras, la proyección de este año marca un descenso en nuestra zona, especialmente en el caso de las violaciones, ya que durante el primer semestre de 2017 se denunciaron 26, con lo cual la proyección anual marca una cifra apenas superior a las 50.

Mayor carga de trabajo

   Desde la Fiscalía no tienen una explicación a por qué en Bahía se denuncian más delitos sexuales que en el resto de la provincia. Lo que sí está claro que la demanda para este tipo de problemáticas es cada vez mayor.

   El equipo técnico profesional cuenta con apenas dos peritos en psicología para realizar todo tipo de entrevistas: se trata de Beatriz Forclaz (atiende especialmente a niños y adolescentes) y Enrique Borgarelli (enfocado a casos de violencia).

   Los especialistas trabajan en Moreno 25, donde funciona lo que se denomina “el caballito de batalla” probatorio contra los ataques sexuales en perjuicio de menores: la cámara Gesell.

   Se trata de una oficina chica, de no más de 5 metros cuadrados, pintada completamente de color blanco, que presenta un escritorio con una PC y dos micrófonos, donde un fiscal o instructor entrevista a la víctima del delito, por lo general desde los 6 o 7 años de edad. En un armario se guardan juguetes, que pueden aportarle un ámbito más cómodo y familiar al pequeño.

   Un amplio ventanal espejado (como los que se ven en las películas donde interrogan a sospechosos) separa la habitación de otra sala donde se activa una cámara para registrar la entrevista. Desde ese lugar escuchan el juez de Garantías, el defensor del eventual imputado y un psicólogo que interviene en caso de que se advierta una situación de angustia en el niño.

   “Más allá de las denuncias, que son muchas, existe gente que viene a realizar consultas solo por sospechas. Lo que estamos notando es que faltan dispositivos intermedios o que no están debidamente difundidos”, comentó una fuente.

Redes, escuelas, charlas y migración

   El fiscal Mauricio del Cero, que se encarga de investigar delitos sexuales en nuestra región, consideró que el hecho de trabajar en red en la ciudad, de manera articulada con las escuelas, clubes y otras entidades, a través de charlas, puede incidir en la mayor cantidad de denuncias que se advierten en nuestro medio. “Posiblemente salgan más a la luz”, especuló, aunque sin dejar de observar que se trata de una cuestión “multicausal”.

   También destacó el sostén de muchos gabinetes pedagógicos y de distintas ONG's que trabajan en la problemática, como por ejemplo Creer, Sí.

   Además consideró que en este tipo de hechos, a diferencia de robos u otros delitos, se avanza con mayor eficacia y el nivel de condenas es altísimo.

   “Cuanto más se investiga, más visible se hace la problemática y más se denuncia. Esto quedó claro cuando Zaida Gatti (a cargo del programa de rescate de víctimas de trata de personas) dijo (en un informe de “La Nueva.”) que Bahía era algo así como la capital nacional de la trata y me cuesta creer que en Ensenada o en Mar del Plata haya menos prostíbulos que en Bahía”, opinó un informante.

   “En el orden provincial, y diría en el nacional, normalmente se archiva el 80% de las denuncias, se desestima otro 10% y se procesa el restante 10%. En el caso de los delitos sexuales estamos por encima del 30% de causas que avanzan. De la misma manera, el nivel de condenas es ampliamente superior: en el resto de los delitos, es de entre 1,5% y 3% y en los sexuales, no menos del 90% termina en condena”, agregó, por su lado, Del Cero.

   Otro investigador, que prefirió mantener en reserva su identidad, aludió a ciertos aspectos migratorios en distintos puntos de la jurisdicción, que pueden tener influencia en la evaluación final. Dijo que la estadística lo avala.

   De hecho, tiempo atrás, durante una entrevista con “La Nueva.” el intendente de Coronel Rosales, Mariano Uset, reconoció ciertos inconvenientes en materia de violencia intrafamiliar en ese distrito, “tal vez heredados por el aporte de jóvenes que vienen del norte del país, donde temas como ese están un poco naturalizados”.

   Más allá del análisis sobre las denuncias, sigue siendo alta la cifra “negra” en este rubro. A los abusos se los conoce como “delitos de las sombras o de alcoba”, por cometerse generalmente en un ámbito íntimo y sin la presencia de testigos.

   Por temor, vergüenza o pudor, muchas víctimas deciden no avanzar. Y están amparadas por la ley, ya que se trata de actos que dependen de instancia privada, es decir que la autoridad no puede intervenir de oficio sino solo lo hace en caso de que la damnificada denuncie.

   No obstante, están cambiando los estándares probatorios y el testimonio de la víctima adquiere una vitalidad importante en materia de abusos. "No va más eso que la sola denuncia no alcanza. Este tipo de delitos se evalúa de una manera distinta a otros, como por ejemplo el robo", explicó otro vocero judicial.

Bruno Pazzi: “Podemos aventurar interpretaciones”

   “Cuando vemos que en el Departamento Judicial Bahía Blanca se dan muchas más denuncias por delitos sexuales que en el resto de la provincia, podemos preguntarnos si es que hay un mayor índice de hechos o una mayor cantidad de denuncias. Dentro de un marco problemático, esto último es preferible a lo anterior.

   Dadas las características, generalmente ocultas, de este tipo de delitos, es difícil saber con exactitud por qué ocurre esto. Lo que podemos aventurar son interpretaciones.

   Si pensamos que la situación es más grave, asociaremos la problemática con la presencia de la zona portuaria, atractiva para el desarrollo de actividades como la trata de personas y el narcotráfico, delitos que suelen vincularse. Quienes están en el negocio del narcotráfico y del narcomenudeo, muchas veces también tienen prostíbulos. No hace mucho se descubrió que Bahía era una de las ciudades con más cantidad de prostíbulos en la provincia. Aunque hay muchos delitos sexuales no vinculados a la trata, esto puede incidir.

   La gran presencia de fuerzas de seguridad puede ser otro elemento determinante. Hace poco, este diario publicó un informe sobre la creciente cantidad de denuncias por violencia de género contra los uniformados, fenómenos que podemos explicar por un componente de machismo que subsiste en parte de las fuerzas. En este sentido parecen auspiciosas las medidas tendientes a perfeccionar los procesos de selección de los uniformados.

   Por otra parte, si creemos que hay más denuncias, podemos pensar en la acción positiva de todo el trabajo territorial de concientización realizado y en las acciones de entidades como la Fiscalía Especializada en Género.

   En Bahía es fuerte la presencia de la Red Local de Violencia de Género, con asociaciones como El Nido; Creer, Sí; La Misión; la comisaría de la Mujer; el Centro de Asistencia a la Victima y la Fiscalía Departamental. También la conforman, desde el ámbito municipal, las direcciones de Fortalecimiento de Derechos Humanos y de Políticas de Género y la Secretaría de Salud.

   Desde esa entidad se han realizado muchas acciones tendientes a difundir el teléfono 145 para asistencia y denuncias por trata de personas.

   Será bueno seguir las estadísticas año a año para analizar si la cantidad de denuncias baja, pero gracias a que disminuye la cantidad de delitos”.

Paula Kraser: “Menos chances de naturalizarlo”

   “Ya que los fenómenos sociales son multicausales, el análisis implica una perspectiva interdisciplinaria.

   Es fundamental indagar acerca de especificaciones sobre el estudio: qué tiempo abarca, cuáles son los intereses del ente que informa y las limitaciones metodológicas y a quiénes van dirigidas estas conclusiones.

   Otra consideración se relaciona con un enfoque sociológico, con tópicos como sensibilidad social, actuación y resolución judiciales y localización geográfica.

   Creo conveniente destacar el trabajo de la UFIJ contra delitos sexuales y de la fiscalía general de la ciudad, que en los últimos años han propagado jornadas informativas para concientizar.

   Bahía Blanca contiene aproximadamente una población de 300 mil habitantes, sobre una superficie de 2.250 kilómetros cuadrados, que anida potencial denunciante población local y de alrededores. Es el decimoséptimo conglomerado urbano del país y cuarto en la provincia. Posee prestigiosas universidades y el número más alto de recibidos por año del país en Psicología y Abogacía (sin contar terciarios).

   ¿Hacia dónde van mis conclusiones?: es probable que, debido a que se trata de una ciudad instruida y movilizada culturalmente, que además no es un pueblo -donde denunciar un abuso sexual puede ser un tabú por la cercanía de los habitantes, o un “estigma social” con la culpa propia que conlleva hasta para la víctima- y tampoco se la considera una gran urbe (donde por lo general los recursos de salud, educación y justicia son extensamente explotados, mal distribuidos y mal controlados), consideraría pensar que hay menos chances de que un abuso sexual sea desestimado o naturalizado, porque se conoce sobre la temática, y se reconocen los recursos para abordarlos.

   Existen investigaciones que intentan aplicar el “big data” para, a través de un mapeo y algoritmos, detectar dónde pueden ocurrir los delitos y así prevenirlos. El abordaje más afín a la psicología comprendería pericias psicológicas acerca de los victimarios, relación con la víctima y origen socio-cultural. Es vital disponer de las descripciones del hecho por parte de la víctima.

   En resumen, las estadísticas informan sobre probabilidades y el más grave error en estas ciencias es tomarlas como hechos. Sin ir más lejos, las conclusiones del “Señor Sociólogo” Artemio López son un ejemplo, donde la recolección de datos no se corresponde con el fiel reflejo de una realidad social”.