Bahía Blanca | Martes, 07 de mayo

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"Bobinas blancas": cómo se defendieron los Guasch

Declararon ante el juez. Entre los galpones de Guasch SRL y el Parque Industrial, ¿hubo otra firma bahiense?
La ministra nacional de Seguridad, Patricia Bullrich, encabezó el operativo de secuestro de dos toneladas de cocaína en nuestra ciudad y Mendoza.

Maximiliano Allica

mallica@lanueva.com

Mientras se aguarda la definición del juez federal de Campana, Adrián González Charvay, respecto de la situación procesal de los detenidos en el marco de la causa “Bobinas blancas de acero”, que permitió el decomiso de casi dos toneladas de cocaína en Bahía Blanca y Mendoza, “La Nueva.” tuvo acceso exclusivo a las declaraciones de diversos imputados, entre ellos, los hermanos Leandro, Gastón y Juan Ignacio Guasch.

Los titulares del Grupo Guasch SRL, junto con el despachante de Aduana de nuestro medio Damián Limanski, están acusados de integrar la cadena que pretendía exportar esa cocaína a Canadá y España.

Según sus defensas, es cierto que tomaron contacto con los mexicanos señalados de formar parte de un importante cártel de Michoacan, pero en el marco de operaciones que aparecían como legales.

Según Gastón Guasch, “el negocio de la compra y venta de bobinas de acero lo trajo Limanski, que tenía un conocido de Necochea, que precisaba comprar en el país y exportar bobinas de chapas de acero”.

Ese conocido es Amílcar Martino, titular de Can Trade Connection Argentina. Dicha empresa, con casa central en Canadá y filial en México, está sospechada de ser una gran fachada para ocultar operaciones de narcotráfico internacional.

Los Guasch y Limanski admiten haber operado con bobinas desde mediados de 2016 y hasta principios de este año, aunque afirman que en ningún momento tuvieron vínculo con nadie que les sugiriera participar de un operativo narco. Por el contrario, los Guasch aseguran que el último contacto con Can Trade les resultó sospechoso.

Los hermanos oriundos de Mayor Buratovich declararon que fueron contactados por el mexicano Rubén Luna, quien sería un alto directivo de Can Trade, y quien les solicitó que le importen por el puerto de Buenos Aires un contenedor que contenía seis contrapesos (los cuales luego fueron llamados bobinas, pese a que no lo son) para maquinaria petroleras. Luego, pidió dos contenedores con seis contrapesos más cada uno.

Desde Buenos Aires los contrapesos viajaron a Bahía Blanca luego de entrar al país por canal rojo, es decir, el control de máxima seguridad de la Aduana. Aquí ese material, cuyo destino último supuestamente iba a ser una petrolera, fue alojado en un galpón de los Guasch, en calle Indio al 1500.

“En diciembre de 2016 se presentó en Bahía Blanca Rubén Luna para ver nuestro galpón (..) y los 18 contrapesos para ‘máquinas petroleras’ --dice la causa al citar las declaraciones de Gastón Guasch--. Luna manifestó que iba a mandar a su gente para el montaje de las máquinas, porque aquí no tenían conocimiento del funcionamiento”.

Los primeros días de enero, según Guasch, “llegaron cinco mexicanos para realizar el montaje, con herramientas propias y nuevas –-soldadoras de alta tecnología, llaves de mano, pistolas para derretir plásticos, amoladoras, agujereadoras-- y uno de ellos se hacía llamar Armando”.

Este, presunto líder del equipo, habría pedido trabajar de noche, sin cámaras de seguridad y únicamente con personal propio. Dijo Guasch que se negaron y por eso se produjo una serie de diferencias que los motivaron a pedir el retiro de los contrapesos de su galpón.

“Luna nos llamó y dijo que los mexicanos se sintieron maltratados e incómodos y que iban a retirar sus cosas, así que le dijimos que si retiraban los contrapesos tenían que ser facturados a alguna empresa argentina”, sostuvo Gastón Guasch.

Allí señaló a la empresa mendocina Minerales Aconcagua como responsable del retiro, propiedad de la familia Cuello. De acuerdo con la investigación y escuchas ya reveladas por “La Nueva.”, los Cuello recibían instrucciones de los mexicanos radicados en nuestro país.

Desde el retiro de los contrapesos en enero, afirmaron los Guasch, no tuvieron más contacto con los mexicanos ni con el equipamiento.

González Charvay preguntó a Gastón Guasch si en ningún momento le generó dudas la importación de los contrapesos. Respondió que en principio sí, “ya que no entendía para qué eran, pero que luego de ver imágenes y de apreciar para qué se utilizaban y, dado que entraban legalmente, no tuve ninguna sospecha de lo que después derivó ese material”.

Luego se le consultó si había firmado algún contrato de alquiler con Rubén Luna y respondió que no, debido a que ni él ni la empresa Can Trade Connetions estaban registrados en el país. De hecho, la filial argentina de Can Trade a cargo de Martino se terminó de conformar legalmente poco después.

Acerca del destino de los contrapesos una vez retirados de su galpón, los Guasch coincidieron en decir que, a nombre de Minerales Aconcagua, los mexicanos cargaron el material “en un camión para ser llevados a la firma White Multimodal SA (dependiente de Sea White), ubicada en la calle 18 de Julio s/n de Bahía Blanca”.

Respecto de cómo piensa que llegaron más adelante al galpón del Parque Industrial donde se encontró la cocaína, los hermanos señalaron no tener conocimiento, debido a que “ya no teníamos ningún contacto con personas de la empresa luego de que se entregó todo”.

El galpón del Parque Industrial, paradójicamente ubicado en calle México, fue alquilado por Minerales Aconcagua, indicaron fuentes confiables consultadas por “La Nueva.”. El cargamento de cocaína hallado en Mendoza se encontraba en un predio controlado por esa misma compañía.

Una de las dudas centrales
¿Por qué Bahía Blanca?

Los contrapesos donde se encontró la droga llegaron a Buenos Aires por barco y viajaron a Bahía Blanca por tierra.

La cocaína, en función de la hipótesis principal, se produjo en Bolivia, pasó a Chile e ingresó a la Argentina vía Mendoza.

Desde esa provincia habría sido enviada hacia nuestra ciudad en camiones, probablemente oculta en mármol, cuarzo o piedras de distinto tipo, ya que a ese rubro se dedica la empresa cuyana Minerales Aconcagua.

La línea investigativa central supone que el cargamento debía salir hacia Canadá y/o España por el puerto de Campana. De ahí la intervención del juez federal de aquel distrito.

Una de las preguntas aún sin respuesta es por qué, entonces, las bobinas y la droga vinieron a Bahía Blanca para ser ensambladas.

No se descarta, e incluso lo mencionó la propia ministro de Seguridad, Patricia Bullrich, que los estupefacientes pudieran tener al puerto local como vía de salida.

Según informaron autoridades del Consorcio del Puerto, por la terminal local transitan unos 25.000 contenedores por año.

Los controles se realizan de manera aleatoria y no se cuenta con escáneres ni otro tipo de tecnología de última generación.