Bahía Blanca | Martes, 30 de abril

Bahía Blanca | Martes, 30 de abril

Bahía Blanca | Martes, 30 de abril

Un lago lejano y sin vida

No hay paisaje más completo que aquel en el que se conjugan, en una misma imagen, la montaña, algún arroyo, un bosque y un lago.

Pues bien, todo esto se puede encontrar cuando, después de recorrer varios kilómetros silenciosos, se abre un portal y uno descubre... Caviahue.

No está cerca de nosotros, los bahienses.

Habrá que llegar hasta Zapala, en Neuquén, y después orientarse hacia el noroeste, al punto tal de tocar el límite entre la Argentina y Chile.

Lo primero que hallamos es el lago. Tras un rodeo, el poblado, que no llega a mil habitantes.

A la izquierda, nada más y nada menos que el imponente volcán Copahue.

Escondidos, los cursos de agua que bajan desde las alturas.

El lago es manso. Duerme el sueño de la eternidad. El mismo sueño de las añejas araucarias (o pehuenes), que semejan un plumero gigante.

Cuando uno se acerca, sospecha encontrarse con algún pez, aunque pequeño, nadando entre sus aguas.

Imposible.

Es que los caudales mayores llegan a través de un río, que semeja un arroyo y forma siete cascadas y que se provee de distintos químicos que se originan en el corazón del volcán.

Al punto tal de llamarse Agrio.

En el otro extremo el Agrio sigue su camino, al principio con turbidez pero luego recuperando la vida, sin que nadie se explique por qué.

Un lago muerto que igual se encarga de dar vida a la imagen del lugar.