Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

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Esperando la gran barata

No es novedad que el municipio tome acciones a favor del abaratamiento de precios en tiempos en que la inflación, la desocupación, la recesión y otros males propios de nuestra economía perjudican a muchos de los vecinos que asisten impotentes a una alza de los precios de los componentes de la canasta familiar.

Hubo tiempos, desde principios de siglo, en que tuvieron desarrollo las exitosas ferias francas, en las cuales los quinteros de la ciudad y la región ofrecían sus productos directamente al consumidor. A las verduras y frutas se fueron sumando infinidad de productos como manteca, leche, huevos y queso.

las ferias operaron hasta fines de los 60, primero rotando por los distintos barrios de la ciudad, luego montando la denominada “Feria Grande” en la avenida Parchappe para que, finalmente, muchos de sus protagonistas pasaran a ocupar distintos puestos del Mercado Municipal, inaugurado en 1971.

Hubo además intentos a cargo de distintos jefe comunales, estableciendo puestos municipales de venta de frutas, logrando acuerdos con carniceros para vender cortes a precios inferiores a los vigentes y hasta la venta de “papa municipal” en el propio palacio comunal, a precios más que cuidados.

Por eso resultó interesante conocer la decisión del municipio, con la participación de la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC) de relanzar las denominadas “gran barata”, propuesta que involucra a varios comerciantes del Mercado Municipal, a partir de la cual se establecen ofertas de distintos productos de la canasta básica con descuentos de hasta un 20% en relación a los precios de góndolas de las principales cadenas de supermercados.

Todavía hoy, desde el Sindicato de Trabajadores de Industrias de la Alimentación, continúan “preocupados por los aumentos” en productos básicos a partir de lo que consideran una “remarcación especulativa” de los supermercados, que dominan el 70% del consumo en el país y que, de acuerdo con esta entidad, “obtuvieron en algunos productos más del 50% de ganancia”.

Está comprobado que, cuando los comercios establecen políticas de ofertas o bonificaciones, la gente responde. No parece descabellado establecer alianzas con determinadas redes de pequeños comercios de barrio, mercaditos y despensas, para generar una alternativa que, a partir de una oferta diferencial, genere un equilibro de precios que quiebre los aumentos a discreción. El mercado se mueve a oferta y demanda, y son los compradores los únicos capaces de inclinar los platillos de esa particular balanza.