Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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San Marino: el país de las tres fortalezas

Es el estado soberano más antiguo del mundo, rodeado totalmente por Italia, al igual que el Vaticano. Cercano a Florencia y Venecia, es un país libre de impuestos.
San Marino: el país de las tres fortalezas. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

Por Corina Canale / [email protected]

Los sanmarinenses hablan italiano, su moneda es el euro, desde 1988, su país es miembro pleno del Consejo de Europa, al que presidió en la mitad de la década del ’90, y tienen uno de los PBI per cápita más alto del planeta.

Tal vez por todo esto fue que nunca se les pasó por la cabeza perder su independencia, más allá de los muchos tratados de amistad firmados con Italia.

La economía de San Marino se nutre de la industria del turismo y del comercio y los servicios de viajes, y también por ser un paraíso fiscal a través de los bancos y las entidades financieras que operan desde allí, mientras que su pequeña actividad agrícola declina inexorablemente.

Es, además, el tercer estado más pequeño del mundo, después de El Vaticano y Mónaco, que el 3 de septiembre celebra su Día Nacional.

Se cree, porque no hay pruebas, que el primer grupo poblacional surgió en el año 301, cuando llegó un grupo de trabajadores de canteras que huían de la furiosa persecución a los cristianos que había iniciado el emperador romano Dioclesiano.

Al líder canterista se lo llamó Marino el Dálmata porque había llegado por el mar Adriático, presuntamente de esa cercana región. El y sus hombres se refugiaron en lo alto de una de las tres cimas del Monte Titano, picos de los Apeninos en la bella región de la Toscana.

Estudios posteriores comprobaron que el lugar ya había sido habitado en tiempos prehistóricos, aunque recién en el siglo X aparecen testimonios, mientras que fue el Papa Nicolás IV quien en 1291 reconoció su independencia. Entonces los sanmarinenses decidieron construir tres fortalezas sobre las tres cimas del monte Titano para defenderse de los piratas que merodeaban sus costas. En el siglo XI levantaron la Fortaleza de Guaita, cuyo nombre deriva del vocablo alemán weite, “espacio de vigilancia”, en el siglo XIII se construyó la de Cesta y en el XIV la de Montale.

La Fortaleza de Guaita tiene una torre cuadrada, un puente levadizo y una puerta muy ornamentada; la de Montale una torre pentagonal, y la de Cesta poligonal.

En esta última, la más grande, está el Museo de Armas Antiguas que exhibe espadas, armaduras, lanzas, pistolas y el arma nacional de San Marino: las ballestas.

Tres majestuosas fortalezas que se comunican entre sí a través de murallas, puertas, túneles y caminos.

Los historiadores rescatan que los sanmarinenses se expandieron sin guerras y sin invasiones; sencillamente con la firma de pacíficos acuerdos. Actualmente el país tiene nueve castillos y nueve núcleos urbanos, y 31 mil pobladores en poco más de 60 kilómetros cuadrados.

San Marino, la capital de la Serenísima República de San Marino, es una ciudad medieval cercana a las playas de Rimini, playas que tienen una de las más bellas puestas de sol sobre el Adriático.

La bella capital de empinadas cuestas empedradas y bucólicos atardeceres no integra los circuitos turísticos, aunque se la ofrecen como paseo opcional. Pero no es un destino desconocido para los viajeros informados. Anualmente 4 millones de turistas visitan la ciudad de los tejados rojos, en su mayoría italianos. Los vehículos no entran al centro histórico, y los visitantes acceden a él atravesando la Puerta de San Francisco, que está junto a la Catedral del mismo nombre, una construcción del siglo XV. Mientras que en Borgo Maggiore, uno de los nueve núcleos urbanos, está el Monasterio de Santa Clara, que aloja a monjas de la Orden de las Clarisas