Carrique y Falabella, por el mundo, juntos a la par y en familia
Por María Inés Di Cicco / [email protected]
Cuando Lorena Carrique y Facundo tomaron sus bolsos y se fueron a trabajar a Europa por primera vez, Amalia, hoy de 3 años, era una beba mirada muy de cerca por Olivia, de ahora 7.
A papá Facu le propusieron trabajar en el francés Teatro d'Or a instancias del actor franco-turco Can Osden, quien se había instalado en nuestra ciudad.
En familia, fueron directamente al país galo, a donde Facundo regresaría solo en 2014, luego de pasar por Suecia, Finlandia y el norte de Italia en un proyecto conjunto con Pierluiggi Ferraro, excónsul de Italia en Bahía Blanca.
"En esa segunda oportunidad de verdad padecí la ausencia de mi familia. Disfrutaba a medias porque tenía un ojo mirando hacia Bahía Blanca, a donde estaban mi mujer y mis hijas. Las extrañé horrores", entrega él.
De allí que, en noviembre pasado, la nueva partida hacia el Viejo Continente se diera en cuarteto, mediante toda una gestión de ingeniería, que al decir de Lorena, "no fue sencilla ni casual".
"A partir de las dos experiencias previas, decidimos que los proyectos de trabajo que nos obliguen a distanciarnos de la familia y de la ciudad donde vivimos, en la medida de lo posible, se den en conjunto y con posibilidades de trabajo para los dos", explica.
"Tenemos clara nuestra necesidad de seguir enriqueciéndonos como profesionales, pero teniendo como prioridad el amor por nuestras hijas, el rol de padres y el amor por el lugar del que venimos", coinciden.
"Como pareja sin hijos solíamos viajar, juntos o cada uno por su parte, a Buenos Aires, que era el lugar donde por entonces buscábamos perfeccionamiento. Pero ahora estamos apostando a proyectos que incluyan a las nenas --amplía Lorena--. Y contribuye nuestra concepción del teatro y del arte, que nunca tuvo que ver con llegar a grandes ciudades ni escenarios. En cambio, queremos seguir viajando y abrir puertas, sabiendo que vamos a volver con experiencias y aprendizajes que nos vuelvan mejores profesionales, padres y personas", subraya él.
Diario de grupo
El último viaje duró 78 días y llevó a los Falabella-Carrique por Barcelona, París y Roma. En la ciudad española, los actores hicieron una presentación de En el andén, de Ernesto Frers, en una sala comunal para 250 personas, con quienes compartieron charla y pizza al cabo de la función. Ya en París, Facundo volvió a las presentaciones y giras de Esperando a Godoth, de Samuel Beckett, en versión completa, con el elenco D' Or y con una sala de 450 butacas siempre llena. En tanto, Lorena impartía cursos de teatro en español, dentro de un proyecto de Arte y Cultura en colegios de los suburbios de París.
"Escribí muchas veces hasta que mi proyecto quedó entre los 300 seleccionados --indica--. Básicamente, realicé un trabajo similar al que hago en Bahía Blanca, como docente de teatro y expresión corporal en las escuelas de la periferia, o a través de nuestra ONG, sólo que esto fue a instancias del Consejo General de Arte y Cultura de Ville de France, frente a jóvenes no muy distintos a los nuestros, pero insertos en un sistema educativo verticalista, que los aprueba sin desafiarlos y tiende a abrir la brecha social", resume.
Fuera de lo convencional
"Estando allá, es imposible no hacer turismo. Teníamos horarios de trabajo contrapuestos, así que, el que quedaba en casa, paseaba con las nenas --cuentan a coro--. Si no se daba un plan al aire libre, recurríamos a las actividades que ofrecen en los museos o las ludotecas públicas.
"Olivia ya tiene su mente abierta a la posibilidad de conocer lugares y personas diferentes, una noción que tanto Lore como yo adquirimos de grandes. Éste es un aprendizaje temprano que juega en favor de ella", alienta Facundo, quien en lo personal confirma y enseña a los alumnos de sus talleres aquello de que "la fama es cuento" y de que "lo importante hoy en día es aprender a gestionar proyectos independientes e ir allí a donde surge el trabajo".
"La experiencia que hacemos en otra sociedad, con una historia mucho más antigua que la nuestra y que siempre parecen ir por delante, nos dejan mucho para reflexionar y también para transmitir. Incluso, nos queda mucha información para procesar o inconclusa que, quizás, si se da, en otros viajes podamos completar", concluye Lorena Carrique.