San Salvador de Jujuy, una ciudad rodeada por dos ríos
La ciudad de San Salvador de Jujuy es conocida como la "Tacita de Plata" por encontrarse en un valle rodeado de cerros siempre verdes y por sus brillantes mañanas invernales, abrazadas por los ríos Xibi-Xibi y el Grande.
El Xibi-Xibi, más conocido como el Chico, que corre de oeste a este, con una extensión de siete kilómetros, se une con el Grande, cuyas aguas bajan desde el norte hacia el sur, en la zona de Punta del Diamante, donde se levantó por segunda vez la ciudad, en 1575, antes de la ubicación definitiva frente a lo que es hoy la Iglesia Catedral y la plaza Belgrano.
El primero fue inmortalizado por Manuel J. Castilla, el poeta salteño, que le cantó a las mujeres lavanderas de ropa que bajaban antaño del centro de la ciudad y barrios aledaños a lavar y blanquear la sábanas, en la zamba Lavanderas del río Chico.
El delgado curso de agua en invierno y torrentoso en el verano por el deshielo de la precordillera y las tormentas estivales, también generó una leyenda: "El que toma agua del río Chico, a Jujuy siempre vuelve".
En tanto, el río Grande encierra la épica de los jujeños porque recorre toda la Quebrada de Humahuaca, que fue escenario de los combates del Ejército del Norte contra los realistas y cuidada por los gauchos, que resistieron once invasiones españolas.
"Cuando digo tu nombre padre río/ mi corazón renace pez y greda", le cantó el poeta jujeño Mario Busignani, recordando el bramido de las aguas coloradas por la arcilla del que toman agua las quintas de Humahuaca, Tilcara y Maimará, los míticos pueblos quebradeños, perfumados por la greda al retirarse la correntada.
Los turistas que llegan a Jujuy pueden apreciar ambos cursos desde amplias avenidas como la 19 de Abril y Martiarena, o por la Hipólito Yrigoyen, sobre el Chico, o las avenidas Fascio o Santibáñez, sobre el Grande.
A la ciudad entre los dos ríos se la puede observar desde el barrio Alto La Viña o desde el mirador ubicado en el Parque Botánico Municipal, en el barrio Los Perales, a los que se llegan en unos pocos minutos en colectivos de línea urbana.
También, desde el barrio Cerro Las Rosas, a la vera de la ruta nacional 9, que conduce al norte de la provincia y cuyos cerros están cubiertos de frondosas tipas, con un paisaje forestal único por el siempre verde.