Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Los bellos tulipanes que causaron la primera burbuja económica

En sitios tan distantes como Holanda, Washington y Trevelin, los coloridos campos atraen a los turistas. Una exótica flor que fue objeto de culto entre sultanes, poetas y pintores allá por los comienzos del siglo XVIII.
Foto: AFP

Por Corina Canale / [email protected]

La llamada "tulipomanía" causó en Holanda la primera burbuja económica de la que se tengan noticias, una locura que elevó tanto su precio que se lo llegó a tomar como dinero, hasta que la burbuja estalló.

Documentos de esa época registran que una tonelada de queso costaba 120 florines y que por un tulipán se pagaban 2.500.

Esta distorsión arruinó a muchos y el gobierno comenzó a regular el mercado de esta flor, que el botánico flamenco Carolus Clusius había llevado, en el siglo XVI, a Holanda desde el Imperio Otomano, la actual Turquía.

El nombre de la flor se le atribuye al término "tulbend", como se llamaba a los turbantes de la nobleza turca, que tienen una forma tan erguida como los tulipanes.

En Holanda, los grandes campos están en la provincia de Flevolanda y en la región de Kop, mientras que la mayor zona de cultivos de bulbos es Bollenstreek, cerca de Leida, donde está el famoso Parque Keukenhof. Tres sitios que están a media hora de Amsterdam por ruta.

A igual distancia, en Aalsmeer, está la mayor subasta de flores del mundo, Flora Holland, donde las pujas son a la inversa.

Allí se fija un precio y los interesados lo van bajando hasta cerrar en el mes conveniente.

Cada día salen a la subasta 20 millones de flores de 13 mil variedades.

La ciudad fue puerto de mar, pero la necesidad de tierras alejó las aguas bravías del Mar del Norte y los pescadores se convirtieron en agricultores y comenzaron a cultivar flores. La primera fue la rosa de invernadero.

Holanda tiene un clima ideal para el cultivo de tulipanes porque el suelo de los pólderes (terrenos ganados al mar) se desaguan constantemente, que es lo que necesitan los bulbos: tierras húmedas, pero bien drenadas.

Además de los ciclistas, que atraviesan estos campos, un buen paseo es el viaje en tren desde Amsterdam hasta Den Holder, para ver el intenso color de los campos y detenerse en Alkmaar, el grandioso Mercado del Queso en la plaza Waagplein, que funciona desde 1365.

En Estados Unidos

En Seattle, la ciudad más grande del estado de Washington, los campos de tulipanes llenan de color y aroma el bellísimo Skagit Valley, que está muy cera de Canadá y de Vancouver, donde, entre la mitad de marzo y la de abril, se realiza el Festival de los Tulipanes.

En esos días los jardines se decoran con tulipanes de vivos colores y los turistas llegan, cámara en manos, a plasmar uno de los espectáculos naturales más bellos del país.

El último año pasaron por el festival visitantes de nada menos que 53 países.

Mucho más cerca

En la ciudad chubutense de Trevelin (en galés, "el pueblo del molino"), los campos de tulipanes florecen en octubre.

La historia de estos cultivos comenzó en 1997 por iniciativa de un productor que apostó a un emprendimiento no tradicional, para el que disponía de favorables condiciones del suelo y del clima. El resultado fue un éxito, al punto de que los tulipanes de la Patagonia argentina ya se exportan al mundo, incluida Holanda.

Los bulbos se siembran a principios de mayo y el mejor momento de los cultivos es a mitad de octubre, fecha que coincide con el Día de la Madre.