Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Una vida para enseñar el oficio de enseñar

Referente en la formación de maestros, esta doctora en Educación cree que, en tiempos de menosprecio y desconfianza, los docentes tienen que afrontar varias luchas al mismo tiempo.
Una vida para enseñar el oficio de enseñar. Domingo. La Nueva. Bahía Blanca

Ricardo Aure / [email protected]

¿La enseñanza es un derrotero que a veces derrota?

Graciela Frigerio alza sus ojos, los baja de repente y el silencio, que demora tanto la respuesta, empieza a hacer pensar que la pregunta tal vez no ha sido conveniente.

--Me quedo pensando en esta cuestión... Sí, y quiero que eso conste en la nota –-dice de pronto y agrega, en una pausada redacción oral--, que la enseñanza es una tarea que no se hace de una vez y para siempre de manera perfecta e inconmovible, que se trata de un oficio que se resuelve mientras se está haciendo y que no es inmutable.

Doctora en Ciencias de la Educación y referente en la capacitación de los maestros argentinos, Graciela Frigerio viene a Bahía Blanca desde los años '90. Este mes de junio, en su largo andar por ciudades y pueblitos de los más diversos puntos del país, regresó para compartir sus reflexiones con docentes e inspectores en el Instituto Superior Juan XXIII.

--¿Cómo puede cumplirse el oficio de enseñar entre toda la vorágine informática que impone la imagen?

–-No lo pondría en contradicción. Muchas de las cosas que nos han atrapado como novedad también nos han enceguecido, limitando la posibilidad de preguntarnos acerca de sus efectos. El oficio de enseñar sigue siendo el de sostener, acompañar y ofrecer herramientas significativas para que el otro pueda decidir por qué hacer algo, qué hacer con lo que el mundo le ha dado hasta ahora y, eventualmente, cambiarlo. En cada época impera una característica, pero el núcleo central del sentido de este oficio, vinculado a una manera de llevar adelante la vida, concierne a la transmisión intergeneracional y a la solidaridad. Es decir, en encontrar que una generación pueda caminar con otras.

--¿El derrotero de un maestro está signado por el desprecio y la desconsideración, por ejemplo reflejados en los salarios?

--Uno renueva cotidianamente su decisión de ejercer este oficio de enseñar. Y sabe que si lo ha elegido debe llevar adelante varias luchas al mismo tiempo. Ninguna lucha va en desmedro de la otra. En estos tiempos, pesa cierta desconfianza y menosprecio. No es sencillo sostener una tarea tan valiosa para la vida en común cuando la sociedad te dice que lo tenés que hacer, pero a la vez te retira la confianza. Y como creo que la confianza escasea en general, esto se vuelve y representa un problema para el lazo social.

--¿Eso se refleja en toda la humanidad?

--La humanidad no pasa por un buen momento, ni ofrece su mejor rostro. Basta detenerse frente al mapa del mundo para comprobar que donde no hay guerras suceden conflictos parecidos, o persecuciones, personas que se mueren en la mitad de los mares porque no tienen derecho a un territorio, hambre, hambrunas y sujetos a la intemperie. En cada contexto de acción, en cada lugar esto tiene sus expresiones concretas y particulares.

--¿Cómo debe elegirse el camino del educador?

–-Educar es una tarea compleja y por eso tan apasionante. No se puede, insisto, elegir ser maestro o profesor pensando en que será algo simple porque se trata de colaborar en volver al otro un semejante, en compartir y en darle la posibilidad de que haga mundo. Es pasarle una herencia. Todo eso es fantástico. Ahora, si esta tarea me abruma es que no la elegí bien.

--¿El maestro debe entregar su vida para los que tienen toda la vida por delante?

--La vida no se entrega, se comparte. Lo que importa es que el otro cuente con lo que nosotros tenemos para darle.

--¿Cómo está la educación argentina?

--Hay algunas iniciativas llenas de promesas y también un larguísimo inventario de lo que falta, de lo que no se intenta y de lo que no se piensa.

--Si educar es ayudar a sacar lo mejor que cada uno tiene en su interior, ¿el sistema educativo frustra imponiendo rígidos criterios?

--Hablar de matices es un acto de justicia. El sistema educativo está hecho de muchas instituciones y de muchos individuos. Hay maestros emancipadores, generosos y entusiastas que no han renunciado a vivir y también quienes tienen otras características. Siempre hay un poco y un poco. Lo fundamental es que haya luchadores por futuros mejores.

--¿Qué traen los chicos a la escuela?

--Los que hacen dedo para llegar a la escuela, caminan por la montaña, cruzan ríos, van a lomo de burro o vienen con sus padres en auto traen la fantasía de que los grandes tenemos algo que les puede importar. Ellos necesitan creer en nosotros y saber que podemos entenderlos y acompañarlos. Pero no siempre lo encuentran.

--¿Qué le genera ser considerada una referencia para los maestros que procuran una capacitación seria?

--Gratitud, pero no me merezco semejante consideración.

--¿Está feliz de su vida vivida?

--Feliz es una gran palabra. La vida me ha proporcionado algunos muy bellos momentos y siempre intensidad. Recuerdo además a una amiga española, pedagoga ella, quien decía que aunque uno se sienta muy feliz debe decir que está "moderadamente" feliz, porque si no provoca envidia.

--¿O contagio?

--No, eso no me decía, pero lo debo pensar. Nunca estoy totalmente satisfecha con mi vida vivida, pero no reniego de ella, no guardo rencores y estoy agradecida. Me ha dado muchas oportunidades, algunas las tomé y de otras ni siquiera me di cuenta de que estaban.

***

Graciela Frigerio vuelve a quedarse callada y cuando quiebra su silencio cree haber encontrado las palabras para aquella pregunta del principio:

--No creo en la derrota, sí en la imperfección y en la incompletud, aunque eso no debe volverse una coartada para no seguir intentando el derrotero con perseverancia y entusiasmo.