Bahía Blanca | Martes, 30 de abril

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Las relaciones en tiempos de WhatsApp

En la actualidad hay nuevos protagonistas, basta con observar bares, reuniones, peatones, recreos o cualquier otro escenario para comprobar que durante minutos, que al final del día se convierten en horas, gran parte del tiempo todo gira frente a "ella y él".

Grandes y chicos, hombres y mujeres sincronizando la mirada y los dedos se sumergen en "ella y él": el tema vital de hoy es la pantalla del celular y el WhatsApp.

WhatsApp es una combinación de vocablos en inglés entre la frase What's up? empleada en lenguaje coloquial, como un saludo: "¿Qué tal?", y el diminutivo app de application que significa "aplicación", utilizada en este caso como programa informático para celulares, aunque el nombre completo de ese ícono verde hoy de uso masivo es WhatsApp Messenger.

Ya es habitual, entre los que no pronuncian inglés a la perfección que se refieran como "guasap", y su verbo "guasapear". El WhatsApp ofrece la posibilidad de mensajes escritos extensos, interacción casi en vivo, mensajes de voz, íconos que grafican estados y situaciones, envío de videos y fotos.

Lo cierto es que el "circulito verde" de manera individual o mediante la conformación de grupos y en cualquier momento y lugar, permite que estemos comunicados al margen de la presencia física. El WhatsApp es un protagonista al momento de mediar y construir relaciones. No falta la enamorada que configuró con un sonido "especial" el contacto del hombre que le quita el sueño y ante "ese sonido" se emociona cuando le anuncia que un saludo se hace presente. A su vez la función "doble chek" permite mediante la aparición de la doble pestaña saber que el destinatario leyó el mensaje y ante la respuesta tardía desata un sinfín de malos entendidos. Conozco un hombre que tejió una verdadera historia de traición e infidelidad cuando su esposa no respondía sus mensajes y él, caracterizado por los celos y la paranoia, comprobaba en simultáneo que ella los leía y no respondía. A la susodicha le habían robado el celular.

Se requiere de un aprendizaje técnico para su correcto manejo y a la vez emocional. En el "día a día de los vínculos", de manera casi inconsciente, va reformulando las perspectivas que se tienen del otro, genera nuevas expectativas, en ocasiones potencia deseos, habilita esperanzas. Así configura de forma diferente la construcción de una relación; basta que aparezca a media mañana el ícono de la flor para intentar remediar tal vez una discusión surgida a la hora del desayuno.

Es una herramienta muy aplicada al inicio de las relaciones y los expertos la consideran menos invasiva que el llamado telefónico. Los tímidos se benefician ya que brinda la posibilidad de expresar estados y sentimientos que si no estuvieran mediados por la pantalla seguramente no se atreverían.

Los hombres, fieles a su estilo, optan por mensajes breves y tal vez prácticos, mientras que las mujeres emplean mayor cantidad de palabras, y son más detallistas en el buen uso ortográfico.

Al comienzo las palabras preponderantes son "amor, encuentro, ¿te parece?, te espero, nos encontramos, hermosa", posteriormente, cuando la relación se consolida, los vocablos más frecuentes son "cena, casa, compra, ok" y el que más molestia causa es el "estoy ocupado". En consecuencia la relación muta y el WhatsApp también.

Como toda herramienta se la puede emplear para construir vínculos, acercarnos a los lejanos y lamentablemente también permite herir, destruir y desilusionar. Celebro su presencia cuando la utilización no está por encima del abrazo y del encuentro cara a cara, pues si bien permite transmitir emociones hay momentos en la vida que merecen ser vividos de manera presencial y no virtual. Hasta el próximo domingo, debo responder un WhatsApp.