Bahía Blanca | Jueves, 26 de junio

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Jazmín Stuart, la bella, detrás de las cámaras

Jazmín Stuart comenzó como actriz. “Pistas para volver a casa” es su debut como directora en solitario. Agencia Télam
La cineasta dice que la película tomó su propio vuelo y se despegó de la historia que imaginó.

Jazmín Stuart comenzó como actriz, pero ya hace tiempo nació también su inquietud por la dirección, un sueño que ahora se concreta con su primer largometraje en solitario, Pistas para volver a casa, que tiene como figuras centrales a Erica Rivas y Juan Minujín, acompañados por Hugo Arana y Beatriz Spelzini.

La chica de solo 22 años en Verano del '98, más tarde de Kachorra y Son amores, ya en cine de Los paranoicos y Fase 7, en 2011 codirigió a cuatro manos con Juan Pablo Martínez, Desmadre, en la que por primera vez asumía también el papel de coguionista.

"Después de seis años de hacer tira diaria en televisión sin parar, en 2003 me di cuenta de que me había alejado de lo que quería hacer y resolví cambiar. Escribí una obra de teatro, la dirigí y empecé a ser más selectiva con mis trabajos como actriz. Y después de ganar un concurso para filmar un corto, algo que fue muy importante para volver a conectar con la idea de hacer cine, codirigí Desmadre, una película que me sirvió para perder el miedo", recuerda.

Constante búsqueda

Un año después comenzó a esbozar un primer argumento titulado La búsqueda del tesoro, que finalmente se convertiría en el de Pistas para volver a casa, la historia de dos hermanos, hombre y mujer, que ya pasaron los treinta, sobreviven precariamente y llevan en la mochila la carga de una familia disfuncional.

Tras una breve descripción de cada uno, ella sola en un monoambiente y dueña de un automóvil que funciona a duras penas, él con hijos de un matrimonio frustrado y sin un peso en el bolsillo son unidos por el destino cuando su padre sufre un accidente que lo deja internado y comienza así una nueva aventura que incluye un tesoro escondido para recuperar.

"Es una película de personajes y que si no fuera por la complejidad que muestran hay un montón de cosas que no pasarían, y esa complejidad resulta excusa suficiente para seguir profundizando en ellos, juzgarlos en diferentes contextos y ponerlos en oposición, algo que los transforma. El cine es un juego de oposiciones", asegura Stuart.

"Tenía mucho acopio de impresiones respecto de estos hermanos, incluso la gestualidad de cada uno y hay un montón de otras situaciones de sus vidas que me hubiese gustado explorar, pero es cuestión de narrar la película en una hora y media. No obstante había varias situaciones que quedaron afuera", dice.

"Mi temor era transmitir tanto que el actor no pudiera a su vez hacerlo propio, y siempre cuando un personaje pasa del guión a la pantalla hay cosas que se pierden y otras que se ganan, y Erica y Juan aportaron un montón de cosas a los personajes, y los hicieron carne. Ahí es donde la película toma cuerpo y uno tiene que soltar, dejarlos enriquecer los personajes", reconoce.

"Son personajes muy derrapados, como si les hubiese pasado un tren por encima, pero también cada uno frente a la adversidad reaccionó de manera distinta, y se acorazó con distintas capas de distintas cosas, ella con algo así como supersticiones, enemistada y al mismo tiempo atraída por los hombres. Si fuese por ella, en materia de cuestiones familiares, perdonaría todo, pondría un manto de paz sobre los conflictos", afirma.

"El es combativo, está enojado y no quiere dejar de estarlo, más hosco. Después, al tener que afrontar situaciones juntos, polarizan o cambian de rol, se compensan. Un ejercicio que va ablandando ciertas rispideces", insiste con entusiasmo.

Dice la cineasta que "me interesaba trabajar la contradicción, el contrapunto entre la fragilidad y la fortaleza, cómo alguien puede ser extremadamente fuerte en algunas cosas y débil en otras; ella es más independiente, pero no se preocupa por nada ni nadie, mientras que él parece mucho más independiente, pero está solo con sus hijos y mal que mal lo va llevando", asegura.

Con la idea de aprender

El hecho de que sea actriz la ayudó a entender el lado artesanal del trabajo actoral.

"Si bien entiendo que cada uno tiene su método y trato de no meterme en el rol de actriz cuando estoy dirigiendo, dejar que hagan porque cada uno tiene su dinámica de trabajo --y Erica y Juan son distintos--, aprendí mucho mirándolos", confiesa.

"Para dirigir me sirve ser actriz y para actuar ser directora porque para el actor es difícil entender todo el movimiento que hay a su alrededor cuando está en un set de filmación y por ahí ser directora te da otra perspectiva.

"Siento que hay mucho contacto entre los dos roles, porque el actor también es protagonista del lugar que tiene en la orquesta y para actuar bien hay que saber autodirigirse, cierta visión externa", explica.

"Me interesa una búsqueda que tiene que ver con lo más genuino, como un objetivo a largo plazo. Más allá de que hay manipulación en la actuación, hay que ir buscando cada vez algo más crudo, más expuesto, en donde haya un nivel de riesgo.

"Quería contar el pasaje de lo urbano a lo rural, de allí a lo salvaje. Me gustaba esto de que el auto sea la casa y tienen solo un bolsito con ropa necesaria para dos días y al final tienen que quedarse en un lugar muy lejos de sus departamentos, dar esta sensación de que nunca duermen en un lugar cómodo.

"Sobre todo está la idea de que cuando están juntos funcionan mejor, como si fueran un buen complemento que al final resulta un equipo. La familia no se vuelve a conformar, pero hay algo que se restablece", afirma. la realizadora que, anticipa, actuará en su próxima película.