Bahía Blanca | Lunes, 11 de agosto

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Un cuaderno, el legado para Nippur

Lo que una madre tiene para decir a su hijo durante toda su vida, María Vázquez lo escribió en siete meses.
Un cuaderno, el legado para Nippur. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

"Ni el helado, ni las películas, ni lo feo, ni lo lindo, ni las hojas de los árboles, ni mamá. Pero yo voy a estar en tu corazón hasta que vos tampoco dures para siempre, pero estés en otros corazones y así nada muere nunca. Algo sigue siempre”.

Del capítulo Nada dura para siempre.

María Vázquez, una arquitecta y dibujante de 43 años, afectada de cáncer terminal, escribió "El cuaderno de Nippur", un libro dedicado a su hijo de 3 años, en el que le cuenta con templanza y humor aspectos de su vida relacionados con su infancia, sus amores, su barrio, sus mascotas, para ejarlos como un testimonio, ante la proximidad inevitable de la muerte.

El libro, escrito a mano en cursiva e imprenta, y diseñado como un diario de vida, contiene dibujos, pequeños sobres con mensajes y carteles en los que le expresa constantemente su intenso amor y le da consejos para su vida.

Desde su convalescencia en la cama de un hospital, Vázquez logra con esta obra un mensaje de vida destinado al presente y porvenir de su hijo, oponiéndolo al significado trágico que para muchos de los occidentales tiene la muerte, una palabra que prácticamente no aparece a lo largo del libro. Por eso, lejos de una mirada melancólica y desgarrada, ofrece un texto que invita a la sorpresa, al juego, a la picardía y a la complicidad, con un intento de permanecer y trascender a la ausencia física, que implicará la muerte, con un mensaje lleno de amor y esperanza de vida.

"Mamá te ama con el corazón. Como la cerda a sus cerditos. No, mentira, infinito punto rojo, hasta el cielo ida y vuelta y más. Es un amor que dura para siempre, como el agua, el fuego, la tierra y el aire. Aunque mamá no esté, ese amor va a existir igual. Para siempre, siempre, siempre, siempre, siempre, siempre".

En la obra, editada por Planeta, y dividida en capítulos, Vázquez relata su infancia, los primeros días en la escuela, quiénes fueron sus padres y abuelos, el barrio en el que vivió, cuáles fueron sus películas favoritas, sus comidas preferidas, todo ilustrado con fotos y dibujos.

También le habla a su niño de su amor a la libertad, de sus miedos, como una forma de anticiparse a las emociones que Nippur sentirá en su vida, un reaseguro de protección ante la ausencia de una madre que ya no podrá acompañarlo físicamente.

En el capítulo 13, Vázquez se refiere a "La yeta" y dice: "Qué mala suerte enfermarse así. Extraño salir a pasear con vos y estar media hora con cada cosa. A veces salimos sin rumbo, a comprar comida ... querés que me suba al barco de langostino y yo te explico que no puedo, que tengo el culo muy grande. Escupimos la de Gaturro. Tomamos helado... Ojalá pueda volver a hacerlo, pero si no puedo, quiero que sepas que fueron los momentos más felices de mi vida. Y te amo", escribió.

Además, le escribe muy relajadamente a su hijo sobre el significado de ir a la escuela:

"Aprender cosas es HERMOSO peeeero, no te lo voy a negar, a veces la escuela es un A-B-U-R-R-I-M-I-E-N-T-O"... y le dice: "También se sufre, hay gente que no te quiere, o te molesta. El pensamiento idiota de madre me dice: ojalá pudiera protegerte SIEMPRE. Pero no puedo y no debo, cada cual tiene que vivir su propia vida.

De una descripción de sí misma conectada a tubos en el hospital, cambia el tono y pasa a un capítulo en el que dice "El culo te brinco" y señala: "Qué lindos los juegos de palabras. Ya te los va a enseñar tu papá (ojito, nada de cosas feas contra las mujeres, eh, te lo advierto...)", señala.

Sebastián Corona, el papá de Nippur, asegura que nunca se pensó en publicar el cuaderno, pero dos amigas escritoras de su mujer, que lo leyeron en el hospital, fueron quienes lo presentaron en algunas editoriales con la autorización de María.

María Vázquez murió el 21 de abril de este año.