Bahía Blanca | Miércoles, 25 de junio

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La historia de la familia Bargueño y su comercio

La tienda estaba ubicada en la esquina de Bernardo de Irigoyen y Roca. Había ofertas para los suboficiales y civiles de las Fuerzas Armadas.
El recuerdo de los Bargueño y su actividad comercial en pleno centro de la ciudad de Punta Alta.

Por Fernanda Martel / Archivo Histórico Municipal

Corría el año 1910 cuando los hermanos Bargueño abrieron las puertas de aquella tradicional tienda, aún presente en el recuerdo de muchos puntaltenses. Estaba ubicada en la esquina de Bernardo de Irigoyen y Roca, donde hoy funciona la empresa Lucaioli.

Don Isidro, Obdulio y Manuel Bargueño, inmigrantes españoles, eran dueños por ese entonces de otra similar en Ingeniero White, luego casa matriz de las sucursales de Coronel Suárez y Coronel Pringles, fundadas con posterioridad.

En un principio, la tienda establecida en nuestro pueblo se llamaba "Los Hermanos", tal como puede observarse en las publicidades de antiguos periódicos, para transformarse luego en "Bargueño Hermanos".

Se caracterizaba por sus insuperables ofertas, dirigidas mayormente a las familias de los suboficiales y civiles de la Base Naval, y sus créditos amplios y accesibles.

Abarcaba amplios rubros como zapatería, perfumería, colchonería, mercería, tejidos e indumentaria para damas, niños y caballeros, anexando posteriormente la sección mueblería.

En 1934 la firma pasó a titularse "Casa Bargueño", transformándose en sociedad de responsabilidad limitada.

Don Isidro y Obdulio Bargueño, ahora gerentes y socios mayoritarios, habían incorporado como copropietarios a antiguos empleados de la casa, como el caso de Manuel Malpartida y Antonio Monjas, que pasaron a ser subgerentes, y Fabián García y Marcos Andrada, que se convirtieron en socios menores.

A la vez, el antiguo edificio fue sometido a profundas reformas y ampliaciones, reinaugurándose el lunes 8 de abril de 1935 "con una presentación exquisita y de gusto refinado" en todas sus secciones, distribuidas convenientemente en las dos plantas con las que ahora contaba el inmueble, el que además presentaba "extensas estanterías, vitrinas y vidrieras de exposición".

La remozadas tienda, presagiaba en esos momentos el periódico "La Nueva Comuna", "constituirá un punto llamativo, especialmente en los atardeceres de los días domingos y festivos, momento que nuestras niñas y familias aprovechan para el obligado paseo por las calles centrales". Así se expresa en parte del recuerdo de la familia y de su movimiento en el ámbito comercial.