Murió el doctor Enrique Olivera, reconocido dirigente político
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Ayer, luego de una larga enfermedad, murió el Dr. Enrique Olivera. Sus restos fueron velados en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Perteneciente a familias tradicionales, había nacido el 9 de diciembre de 1940, graduándose de abogado en la Universidad de Buenos Aires, con un posgrado en Estados Unidos, en la célebre Universidad de Harvard.
A su vez, cursó estudios de filosofía. Su hermano Bernardo Olivera, religioso trapense, llegó a ser Superior de la Orden Cisterciense de Estricta Observancia.
En su actividad profesional, Olivera, además de productor agropecuario, fue propietario de un renombrado stud de caballos pura sangre de carrera y ocupó asimismo altos cargos dirigenciales en el grupo Fiat y el Banco Francés.
Afiliado y militante de la Unión Cívica Radical, durante la presidencia del doctor Raúl Alfonsín presidió, en 1986, el directorio de empresas públicas, y en 1988 la Secretaria de Turismo.
En 1991 fue elegido diputado nacional, y más tarde, en 1996, acompañó a jefe de gobierno porteño, el doctor Fernando de la Rúa, como vicejefe, asumiendo dicha jefatura cuando el doctor De la Rúa asumió la presidencia de la Nación, en diciembre de 1999.
En el año 2000 no se presentó a la reelección, pero sí fue elegido como legislador por la Ciudad de Buenos Aires. Ese mismo año dejó su banca para asumir la presidencia del Banco Nación hasta la renuncia del doctor De la Rúa.
Entre diciembre de 2001 y abril de 2002 ocupó nuevamente el cargo a pedido del presidente, recién asumido, Eduardo Duhalde.
En 2005, con el kirchnerismo en el poder, fue elegido legislador de la Ciudad de Buenos Aires por la fuerza política que conducía la doctora Elisa Carrió, el ARI-Coalición Cívica. Se desempeño entonces como jefe del bloque en la legislatura de la Ciudad.
En 2007 fue candidato por dicha fuerza a jefe de gobierno. Una semana antes de las elecciones resultó víctima de una campaña infame, orquestada por el gobierno nacional y el ibarrismo. Luego se comprobó que ninguna de las acusaciones contra Olivera tenía sustento ni veracidad.
Actualmente, ocupaba la presidencia del centenario Jockey Club de la Ciudad de Buenos Aires, para la cual fue elegido en 2011.
De gran calidez y señorío, Enrique Olivera siempre dio muestra de su don de gente y caballerosidad. Alejado siempre de sectarismos y volcado al diálogo, sin renunciar nunca a sus principios e ideas.
Además transitó permanentemente por el camino de la unión y pacificación que debe convocar a los argentinos. Fue un ejemplo de generosa personalidad y calidad humana.