Bahía Blanca | Viernes, 18 de julio

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Primera Guerra, los italianos y su relación con Bahía Blanca

La licenciada Ana Miravalles enfoca las influencias de los miles de inmigrantes que sobrevivieron al conflicto bélico y que, a partir de 1923, se radicaron en nuestra ciudad.
Primera Guerra, los italianos y su relación con Bahía Blanca. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

"Heridos de guerra: la 1° guerra de los inmigrantes italianos llegados a Bahía Blanca después de los años 20", fue el tema de la charla que el viernes pasado ofreció Ana Miravalles en el auditorio de Rondeau 26, como parte de las actividades de la Asociación Dante Alighieri por la XIV° Semana de la lengua italiana, y de los festejos por el 25° aniversario del Círculo Trentino local.

La licenciada en Historia dijo que a partir de 1923 llegaron a Bahía Blanca miles de inmigrantes italianos, pero aunque todos traían el mismo pasaporte, muchos de ellos vivieron la Primera Guerra (1914 y 1918) en trincheras opuestas: los soldados del Reino de Italia por un lado y los del Imperio Austríaco --trentinos y triestinos, de lengua italiana-, por otro.

Durante su conferencia Miravalles propuso realizar una reflexión sobre el peso de las experiencias de la guerra primero y de la emigración después, y acerca de cuánto de aquella historia --ocurrida cien años atrás y del otro lado del mundo-- forma parte también de la propia historia de Bahía Blanca.

“Hablamos siempre de poblaciones campesinas, a cuyos integrantes lo que menos que les interesaba era pelear. Cuando se desató la Primera Guerra Mundial los trentinos fueron enviados a combatir por el Imperio Austro Húngaro contra los rusos a una región ubicada entre Polonia y Ucrania que se llama Galitzia. Allí lucharon hasta mayo de 1915. Muchos murieron como mosquitos, otros desertaron o fueron tomados prisioneros por los rusos y enviados a campos de trabajo”, recordó.

También advirtió que en esos relatos prácticamente no hay referencias a cuestiones patrióticas sino a situaciones generales como el frío, el calor, el barro, la muerte de compañeros, la necesidad de huir, el rigor del trabajo en una mina de carbón, etcétera.

“Como todo esto parte con un interés concreto que es la historia de Bahía Blanca, no la de los italianos, el planteo es cómo esa experiencia inmediata que hemos ido recogiendo en las entrevistas se ha transmitido y sigue viviendo todavía hoy en la vida de los hijos y los nietos. Mientras acá se festejaba a nivel oficial la victoria de los italianos, a la que se tomaba como una gesta, más el antimilitarismo de los anarquistas, hay que ver cómo vivió toda esta gente que sufrió los horrores de la guerra esta retórica vigente en nuestro país”, agregó.

Aunque sin generalizar, Miravalles afirmó que esos italianos, no los que vinieron después, trataron de borrar aquella experiencia e incluso trataron de que sus hijos no aprendieran su idioma.

“No quiero generalizar, pero eran muy reservados sobre la guerra. En cuanto a las marcas que pueden haber quedado, podemos incluir desde cosas cotidianas como llenar una despensa por las dudas hasta comprar 20 botellas de aceite, no tirar nada o comer hasta el último bocado del plato. Es decir --concluyó--, desde pequeñas cosas hasta más profundas como ciertos miedos, escepticismos, tendencias a cortar toda vinculación con el pasado y una alta cuota de individualismo producto de la necesidad del sálvese quien pueda”.