Escrache
El jueves pasado, como era de preveer, en la mediación judicial con el relator deportivo Víctor Hugo Morales, el CEO del grupo Clarín, Héctor Magnetto, fue insultado y salivado por un conjunto de inadaptados kirchneristas.
La manifestación que se había congregado en contra de Magnetto estaba compuesta por quienes siguen al pie de la letra las instrucciones del gobierno en materia de escraches: desde la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo --que justificó la lucha armada de los años 70, con su secuela de atentados y asesinatos a mansalva-- hasta la organización Tupac Amarú.
No tuvo nada de novedosa su acción. Desde 2003 estos grupos no han hecho más que repetirla contra quienes consideran sus enemigos.
Cuanto debe calibrarse es qué sería del país si un gobierno que no trepida en utilizar cualquier medio para intimidar, extorsionar, presionar y agraviar a sus adversarios se consolidase en el poder después de las elecciones. El voto resulta el instrumento idóneo para ponerle freno a la discrecionalidad.