La historia de López Lecube está a punto de ser conocida
Ramón López Lecube escapa de un malón, a caballo, en pleno campo. El otro jinete es su mayordomo. Sabedor de que está en la mira, se lanza del animal y cae en una vizcachera. Sus perseguidores siguen de largo y nunca más regresan. Tampoco lo hace su acompañante.
Por la noche, solo, temeroso y aún en el improvisado refugio, el hombre, dueño de cientos de hectáreas a la redonda --donde tiene sus estancias--, hace una promesa: si logra salir vivo de aquel agujero, en el lugar construirá una iglesia.
A casi 100 años de aquel juramento que se tradujo en kilos de cemento, mármol de carrara y ladrillos traídos desde Europa, el templo Nuestra Señora del Carmen sigue en pie, en un pueblo que cuenta con menos de 30 habitantes.
María Eva Larralde, nacida y criada en este terruño al que llegaron sus abuelos en la década del 40, lo cuenta en el libro López Lecube, Mi Pueblo, el que jamás pensó que escribiría y que, hoy, se anima a compartir, a casi 107 de la fundación, que tiene registro en el 5 de octubre de 1906.
La presentación se prevé realizar --en lugar a definir-- días antes de los festejos por los 100 años de la iglesia, a concretarse el domingo 25 de agosto venidero.
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"Mamá no les va a dejar una gran herencia, pero sí libros por todos lados".
Curiosa, inquieta y con espíritu de investigadora, María Eva Larralde es ante todo, una gran lectora. Y ahora, también --aunque dice no haber recibido más estudios que los primarios-- se animó a escribir.
"Tenía un gran entusiasmo por compartir todo lo que había recopilado durante años y me decidí en 2008, al darme cuenta de que faltaba muy poco para el centenario del pueblo", contó.
Vivió durante años en una estancia que había sido comprada por los ingleses a Ramón López Lecube. Hoy se dedica a la producción de miel, en un campo en el que vive con su esposo y que está a unos 20 minutos del pueblo.
"Lo fundamental --señala-- es el amor que siento por la iglesia y el respeto que le tengo a Don Ramón López Lecube".
En su afán por retratar parte de la historia de esta familia, la autora entró en contacto con Mónica López Lecube, bisnieta de quien dio nombre al poblado y quien aún conserva hectáreas en una de las estancias cercanas.
También recogió testimonios y anécdotas de quienes vivieron allí por más de 80 años, como es el caso de Santiago Lupia, octogenario a quien dedica la publicación.
"Días antes de enfermarse de un ACV --comentó--, me dio todo lo que tenía escrito, sus impresiones y memorias".
Legado.
Uno de los datos que más llamó la atención de la recopiladora fue la manera en que Ramón López Lecube "pudo hacer tanto de nada".
"Cuando él llegó a estas tierras no había nada. Hoy, con una llamada por teléfono y un trailer, en dos días tenemos el material completo para levantar una casa o una iglesia pero en ese momento, era un gran esfuerzo traer todo de Europa", señaló.
Entonces, se supone que los materiales llegaban desde el puerto de Ingeniero White en carros tirados por caballos.
"Hasta el cemento venía del viejo continente --remarcó. Traer esos arquitectos, artistas y maestros mayor de obras fue una hazaña".
Destacó, también, que el pueblo tuvo su auge cuando se convirtió en estación intermedia entre Bahía Blanca y Darregueira.
"Lo peor que le pudo pasar fue la privatización de los ferrocarriles. Gracias al tren las escuelas tenían matrícula y había actividad comercial. Y luego, como remate, llegó la desvalorización del campo", dijo.
Hoy, el pueblo cuenta con unas pocas familias que sobreviven en base a microemprendimientos, o que trabajan como empleados de las estancias vecinas.
"Dicen que llegaron a instalarse unas 200 personas, sin contar a quienes venían desde los campos de los alrededores".
"Hubo peluquería, panadería y carnicería. Todo lo que tiene que tener un pueblo. Y hoy --reflexionó-- hay que ir a Felipe Solá a comprar el pan".
El libro será presentado a fines de julio gracias a aportes particulares y fondos aportados por la comuna de Puan.
María Eva Larralde tiene 60 años, está casada con Raúl Angel Gabella y tiene 2 hijos, de 37 y 33 años y un nieto, Mateo. Es descendiente de los últimos ranqueles de La Pampa. Desde allí llegaron sus abuelos, contratados como empleados por los nuevos propietarios de las haciendas que fueron de López Lecube.
Amante de la historia, no descarta lecturas de Isabel Allende o libros que le han dejado marcas, como El Nombre de la Rosa, de Umberto Eco.
"Que las generaciones conozcan como fuimos felices sin cine, sin energía eléctrica, sin juguetes industriales; sin nada".
Eso es lo que espera transmitir a través de su libro.
La gran fiesta del venidero 25 de agosto
Para el 25 de agosto próximo se prevé una gran convocatoria en la localidad de López Lecube, con la cabalgata hasta la iglesia Nuestra Señora del Carmen, espectáculos musicales, feria de artesanos y patio de comidas, entre otros atractivos.
El templo fue inaugurado por Ramón López Lecube el 31 de agosto de 1913.
Los jinetes partirán a las 9.30 desde el centro criollo Atahualpa Yupanqui de Felipe Solá y, una hora más tarde, la denominada columna sur hará lo propio desde la comunidad de Pelicurá, distante 8 kilómetros del pueblo.
Al hacer su ingreso a la localidad de López Lecube, las columnas serán presentadas mediante un desfile y tendrán la oportunidad de asistir a una misa que se desarrollará sobre las 16. Con anterioridad, a primera hora de la mañana, y en el marco del centenario del templo, el arzobispo de Bahía Blanca, Guillermo Garlatti, oficiará una misa.
Para la tarde está prevista la actuación de Yamila Cafrune, así como el coro de la Cooperativa Obrera, con la dirección del maestro Carmelo Fioritti.
Durante la jornada habrá puestos de comida, a cargo de distintas instituciones de las localidades de 17 de Agosto, Felipe Solá y Pelicurá. Se espera, asimismo, la presencia de artesanos de la región y de peregrinos que lleguen desde distintos puntos.