Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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Tucumán, desbordada por los saqueos

Al menos dos personas murieron ayer como consecuencia de los desmanes y saqueos a comercios en Tucumán, en medio de una jornada de huelga policial que mantuvo a la sociedad provincial en vilo, con negocios y bancos cerrados, y que culminó con violentos incidentes durante un cacerolazo en las puertas de la Casa de Gobierno.
Tucumán, desbordada por los saqueos. Sociedad. La Nueva. Bahía Blanca

 SAN MIGUEL DE TUCUMAN (NA) -- Al menos dos personas murieron ayer como consecuencia de los desmanes y saqueos a comercios en Tucumán, en medio de una jornada de huelga policial que mantuvo a la sociedad provincial en vilo, con negocios y bancos cerrados, y que culminó con violentos incidentes durante un cacerolazo en las puertas de la Casa de Gobierno.


 Los choques se produjeron pasadas las 21 cuando una columna de manifestantes, entre ellos comerciantes y vecinos, llegó con sus cacerolas muy cerca de uno de los ingresos de la sede gubernamental y fue dispersada por efectivos de Infantería con gases lacrimógenos y balas de goma.


 Poco antes, los efectivos policiales de paro habían aceptado una propuesta de aumento salarial de un 35%, que lleva a $ 8.500 el salario del bolsillo de un agente recién ingresado, la que el gobernador José Alperovich dispuso mediante un DNU.


 "Levantamos el paro y de inmediato vamos a salir a las calles a cumplir con nuestro trabajo", señaló el vocero de los policías de paro, Diego Herrera, y agregó: "No nos vamos a lavar las manos porque sabemos que somos en parte responsables de lo que sucedió en las últimas horas".


 El acuerdo se logró luego de largas e intensas reuniones entre los representantes de los policías que estaban autoacuertalados en la subjefatura de Policía y los ministros Edmundo Jiménez (de Gobierno y Justicia) y Jorge Gassenbauer (de Seguridad Ciudadanía).


 Junto con la firma del DNU, Alperovich también instruyó a su fiscal de Estado, Jorge Posse Ponessa, a realizar una presentación en la Justicia por "sedición" contra los policías que estaban en huelga.


 


 Horas de temor. En las calles tucumanas reinó el temor, con enfrentamientos entre empleados de comercios, con palos y armas de fuego, y saqueadores, mientras vecinos que montaban barricadas en las esquinas para impedirles el acceso de los delincuentes.


 Por la tarde, en distintos barrios comenzaron a sonar cacerolas en repudio a la falta de seguridad y luego centenares de vecinos se concentraron en la plaza Independencia, frente a la Casa de Gobierno, donde no faltaron pedidos de "renuncia" para el gobernador.


 Los manifestantes fueron reprimidos con balas de gomas y gases lacrimógemos y al menos uno de los vecinos resultó herido en la cabeza.


 Una repentina intervención de efectivos de Gendarmería nacional en medio de la refriega generó que los policías se replegaran y se calmaran los ánimos en la plaza, aunque los manifestantes continuaron con su protesta.


 


 Casos fatales. Durante todo el martes los comercios en la provincia permanecieron cerrados y custodiados por sus dueños, empleados y personal de seguridad privada, y tampoco funcionaron los bancos ni los colectivos.


 En medio del caos, se reportó la muerte de un hombre de 33 años en el hospital Zanón Santillán como consecuencia de un disparo en el pecho.


 "Su estado era muy complejo, fue operados tres veces, pero no resistió", informó Marcelo Torres, del centro asistencial.


 Una segunda persona murió al estrellarse con una moto contra un árbol, aparentemente tras perpetrar un saqueo, en la intersección de Juan B. Justo y México.


 Según se informó en el mismo hospital, solo en ese establecimiento unas 35 personas vinculadas a los saqueos, de entre 18 y 35 años, fueron atendidas entre la noche y la mañana de este martes por heridas y lesiones.


 Alperovich había ofrecido al mediodía de ayer una conferencia de prensa en la que les había pedido "por favor" a los policías que volvieran a trabajar y los había acusado de cometer "un atentado contra la democracia".


 Con el conflicto policial sin resolver, el gobierno provincial había pedido la asistencia de Gendarmería nacional, que envió 500 efectivos desde Santiago del Estero para que recorran las calles e intenten frenar los ataques, una asistencia que no era suficiente para contener los desbordes.


 Los violentos saqueos en Tucumán habían comenzado a registrarse en la tarde del lunes, en una comercializadora de lácteos, se multiplicaron por la noche y continuaban en la tarde del martes.


 La sucursal de Famaillá de la cadena de supermercados local Emilio Luque fue arrasada durante la madrugada del martes, mientras que un local de Chango Más, de la compañía Wal-Mart, ubicado en la localidad de Banda del Río Salí, fue atacado por segunda vez durante la mañana.


 Por la tarde, en la distribuidora mayorista de Sancor, también situada en Banda del Río Salí, se produjo un violento enfrentamiento entre personal de la empresa y vecinos contra saqueadores, que ingresaron y robaron mercadería, pero no pudieron con todo.


Puertas adentro

Pese al conflicto, hubo fiesta K

Eugenio Paillet/"La Nueva Provincia"









 






 La trágica crisis social que afectaba ayer a diecisiete provincias, y que como producto de los saqueos y protestas policiales a media tarde había provocado al menos diez muertos, no impidió que el kirchnerismo tuviera su fiesta en la Plaza de Mayo y en el interior de la Casa Rosada, donde más de mil seiscientos invitados VIP celebraron el trigésimo aniversario de la vuelta a la democracia.


 Según pudo saber este diario de fuentes gubernamentales, la presidente Cristina Fernández se negó a primera hora de la mañana a suspender las celebraciones, y ordenó seguir adelante con los preparativos tanto para la fiesta popular de la Plaza de Mayo como para la más exclusiva celebración en los salones interiores de la Casa Rosada.


 Según las fuentes, la presidente desoyó los pedidos que a esa hora le habían elevado al secretario General de la Presidencia, Oscar Parrilli, el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, el diputado radical Ricardo Alfonsín, y el ex presidente interino Eduardo Duhalde. Pedían que se suspendan los festejos a raíz de la delicada situación en el interior. "Habría que postergarlo por respeto", dijo el ingeniero. "Hay saqueos y muerte, no estamos para shows", lo secundó el hijo de Raúl Alfonsín, primer presidente de la democracia recuperada.


 El segundo de Oscar Parrilli en la secretaría General, Gustavo López, había justificado a hora temprana la decisión presidencial de no suspender los festejos dado "el avanzado el grado de organización" que se llevaba tanto en las afueras de la Casa Rosada como en los salones interiores de la sede gubernamental, convertidos en un gigantesco restó-bar de sillones, mesas y sillas de color blanco con arreglos florales al tono.


 López lamento esos mensajes como también la decisión de los dirigentes del Pro, el radicalismo y el peronismo disidente, de declinar la invitación oficial para asistir a los festejos. Aunque finalmente Alfonsín decidió ir al Museo del Bicentenario "por la memoria de mi padre", según dijo.


 "Lamento que no quieran venir. Me parece que este era un mensaje para darle a las futuras generaciones", dijo López, un ex radical convertido en ultra K.


 Al mediodía, mientras el Jefe de Gabinete Jorge Capitanich terminaba una larga conferencia de pres a con los periodistas acreditados, junto al gobernador José Manuel de la Sota, en la que expresaron su "consternación" por los muertos provocados por la ola de saqueos, dos centenares de mozos repartían comida y bebida entre los primeros invitados a la fiesta y el personal de la casa.


 Afuera, a esa hora, un ejército de operarios y técnicos terminaban de acomodar el gigantesco palco desde el que a partir de las tres de la tarde se ofreció un colorido recital popular con músicos y artistas cercanos al oficialismo, mientras decenas de miles de simpatizantes del gobierno, entre los que sobresalían banderas de La Cámpora, Unidos y Organizados, Kolina de Alicia Kirchner, Miles de Luis D_Elía y sindicatos enrolados en la CGT oficial, llegaban al histórico paseo.


 Un impacto especial pareció afectar a Capitanich en medio de esos tiras y aflojes sobre si frente a los hechos trágicos que se sucedían en otros puntos del país, era conveniente o no realizar el festejo y hasta una cena VIP para 1600 invitados.


 El gobernador de su provincia y su vice hasta que resolvió aceptar el cargo a nivel nacional, Juan Carlos Bacileff Ivanoff, dijo desde Resistencia que la Nación no le había enviado la ayuda solicitada para frenar los saqueos y solucionar la revuelta policial, y que no estaba de ánimo para asistir a ninguna fiesta.


 Las fuentes gubernamentales aseguran que un llamado de la propia Cristina Fernández desde Olivos logró que diera marcha atrás y que finalmente viajara por la tarde a Buenos Aires.


 Tras el acto central de la celebración democrática encabezado por Cristina Fernández en el Museo del Bicentenario, los invitados VIP se desplegaron los distintos salones de la planta baja para compartir una bien regada cena: salmón rosado, brochettes de carne y pollo, bocaditos varios y tablas de fiambres y quesos, el menú elegido por Parrilli para cerrar la celebración del kirchnerismo.


 Sentada en uno de los cómodos sillones, Hebe de Bonafini decía a esa hora a quienes se le cruzaban: "la democracia que celebramos son los diez años de Néstor y Cristina, lo de antes no fue democracia".