Otra historia de humor
El almuerzo del jueves esperaba a Betiana Blum con menú especial a compartir con Renzo, su único nieto, de tres años, a quien iría a buscar al jardín de infantes después de varios días sin verlo.
"¡Me muero por estar con él!", confesó la actriz de risa eterna.
Atendió la demanda de esta Redacción al cabo de una interminable jornada de grabaciones en los estudios de Telefe para la tira Mi viejo verde. En tres noches más se la vería en Bahía Blanca encarnando a una anciana de noventa y pocos años, que enamora desde la obra Más liviana que el aire.
El miércoles --presente de este diálogo--, Betiana preparaba una sopa de verduras que le ayudaría a reponer energías y alistarse para la cita del día siguiente, con ese ser chiquitito que la motiva a inventar más sonrisas.
"Mis ojos se ríen naturalmente, es cierto. Dios me ha dado ese don", repara. Y su reflexión condice con la voz al teléfono, porque el humor, asegura, es un instrumento de vida más allá de la actuación.
"Agradezco a Dios cada día por este nieto que canta, ríe, toca instrumentos, dibuja, crea y me seduce con su `por favor' y `gracias'. También por el trabajo... Pero extraño mis ratos con Renzo", señaló esta abuela amorosa que en 2011 se repartió entre el éxito que dirige Gabriela Izcovich y las grabaciones de Herederos de una venganza, un trajín que repite en estos días entre la gira por todo el país y una de las apuestas más fuertes de Telefe.
"Mi viejo verde parte de una idea muy original: un hombre recibe una segunda oportunidad y pide reencarnar en un lobo, por su temperamento enérgico, casi salvaje, irreverente --comentó entre ruidos de utensillos sobre la mesada--. Pero una empleada administrativa entiende mal, cambia la `b' por la `r' y este personaje termina convirtiéndose en un loro que genera enredos unos tras otros.
"A mí me toca interpretar a la mujer de este señor, dentro de un elenco de nombres muy fuertes. Se trata de una comedia hilarante, con excelente libro, y lo chequeamos en cada escena. Cuando los técnicos, en el set, se ríen, sabemos que el efecto está logrado", reveló.
En Más liviano que el aire, la experiencia resulta similar.
"Tiene mucho de humor negro, ése que tanto nos gusta a los argentinos --sostuvo la artista chaqueña--. También hay suspenso, ternura, emoción; mucho diálogo y reflexión", prometió.
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