Reactivarían la obra de un hotel en Visión 2000
Por ahora son consultas, tanteos y especulaciones. Pero los mismos sugieren una intención, una idea, una posibilidad. En tiempos en que la construcción establece marcas históricas en la ciudad y que "invertir en ladrillos" sigue siendo una de las alternativas más confiables para quienes no olvidan los tiempos de corralito bancario, podría reactivarse la construcción del complejo Visión 2000, de calle Belgrano, entre Soler y San Martín, una de las obras más ambiciosas del siglo XX, cuya construcción quedó detenida hace más de 25 años.
Un grupo de inversores se reunió en las últimas horas con profesionales del municipio a fin de reconsiderar el proyecto aprobado en 1979 para destinar una de las cinco torres del complejo a alojar un hotel 5 estrellas.
La idea es analizar las modificaciones que debería incorporar al proyecto original --teniendo en cuenta los cambios de normativas registrados en los últimos tiempos-- de modo de replantear su terminación.
"Nos dejaron una caja con los planos originales para que los analicemos. La idea de los propietarios es saber dónde están parados, desde la viabilidad del proyecto, para comenzar a trabajar en su adecuación", aseguraron desde la comuna.
El desarrollo de un hotel es original del complejo Visión 2000, ocupando una de las cinco torres previstas sobre el gran zócalo que aloja la galería comercial de 130 locales. De ese conjunto en altura, apenas se construyó un edificio.
Un hotel que gira. En 1979, el mentor de Visión 2000, Daniel Kusnier (1944-1987), recibió una carta de los directivos de la cadena internacional de hoteles Holiday Inns, dando el visto bueno al proyecto incluido en el complejo comercial.
La empresa manejaba 1.700 hoteles en 54 países y el de Bahía Blanca sería el primero de carácter internacional en el país, equipado con la más alta tecnología. Basta mencionar que el firma poseía "un satélite propio de comunicaciones" para atender las reservas de habitaciones desde cualquier punto del planeta.
El proyecto --realizado por los arquitectos Jorge Low y Jorge Schardgrodsky-- que comenzará a revisar el municipio, contaba con 126 habitaciones distribuidas en 14 pisos. Dispone de una piscina climatizada en el piso 11 y un salón comedor en el 12.
Su ubicación coincide con los dos volúmenes de hormigón armado que se advierten sobre el acceso principal a la galería --sobre Belgrano-- donde se ubican los cines del complejo. Sobre ellos van dos pisos (segundo y tercero) destinados a salones de usos múltiples y siete pisos para las habitaciones.
Uno de los aportes sofisticados del hotel era su salón comedor del piso 12, cuyo diseño dispone de una plataforma circular de 40 metros cuadrados, donde se ubicarían meses y sillones, capaz de completar un giro completo cada 57 minutos, permitiendo una visual a 360 grados de la ciudad.
Aquella Visión
Diez años bastaron para convertir al mayor emprendimiento edilicio del sur argentino en un conjunto de locales y obras dispersas de una subasta judicial. ¿Qué pasó en el medio? Crisis económicas y financieras, una disparada del dólar y la temprana muerte de Kusnier, a los 43 años. Esta suma de causas determinaron la cancelación del proyecto, con su galería comercial habilitada, los cines y una torre --la de departamentos-- habilitadas. Desde entonces, salvo algunos avances menores, la obra sigue inconclusa.
El Rockefeller Center bahiense
Su posible concreción no deja de ser alentadora porque quizá también sirva para la terminación de las otras tres torres, pensadas originalmente para alojar consultorios médicos, salas y oficinas, semipisos de 190 metros cuadrados y, sobre la esquina de San Martín y Belgrano, pisos de 360 metros cuadrados.
Esas torres tienen hoy en venta su "espacio aéreo" y su culminación sería un punto trascendente a favor de un emprendimiento que en 1979 fue comparado por su hacedor, Daniel Kusnier, con el Rockefeller Center de Nueva York, teniendo en cuenta que, señaló, estaba pensado para tener "vida" antes que ser "un monstruo de cemento".
Sobre rémoras y otras expresiones
"Rémora urbana" es la expresión que suele utilizarse al mencionar edificios cuya construcción ha quedado detenida. De acuerdo con el diccionario de la lengua española, el término rémora se aplica a cualquier cosa que "detiene, embarga o suspende".
En ese sentido podría aplicarse a obras que conforman un freno al desarrollo de la ciudad, el barrio o la cuadra. Rémora urbana local es, por lejos, la infraestructura ferroviaria, traducida en cinturones férreos, largos paredones y manchones de tierras vacantes. Existe otra acepción más particular de la palabra, la que define a un pez marino, de color ceniciento, al que los antiguos atribuían la propiedad de detener a las naves.
Mario Minervino/"La Nueva Provincia"