Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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La arcada de Villa Irupé

La demolición de la arcada que, durante más de 50 años, marcó el ingreso al barrio Villa Irupé conforma una muestra más de las desacertadas intervenciones que, muchas veces, sufre la ciudad, como consecuencia, en gran parte, de la falta de consideración y respeto por bienes que forman parte del patrimonio local. La obra se corresponde con esa calidad, teniendo en cuenta una de las tantas definiciones que admite el concepto patrimonial: aquella que lo señala como "todo lo que heredamos de nuestros padres". Llevada esa idea al campo urbano y edilicio, supone los bienes que una sociedad recibe de las generaciones que la precedieron.






 LA demolición de la arcada que, durante más de 50 años, marcó el ingreso al barrio Villa Irupé conforma una muestra más de las desacertadas intervenciones que, muchas veces, sufre la ciudad, como consecuencia, en gran parte, de la falta de consideración y respeto por bienes que forman parte del patrimonio local. La obra se corresponde con esa calidad, teniendo en cuenta una de las tantas definiciones que admite el concepto patrimonial: aquella que lo señala como "todo lo que heredamos de nuestros padres". Llevada esa idea al campo urbano y edilicio, supone los bienes que una sociedad recibe de las generaciones que la precedieron.




 A ESTE componente se agrega aquel que indica los elementos que ayudan a sostener la identidad de los habitantes, que funcionan como referencia de un barrio y van materializando un lazo de unión entre las distintas generaciones de un lugar. En tal sentido, Bahía Blanca cuenta con un importante número de bienes, muebles e inmuebles y espacios públicos que no revisten de manera oficial su declaratoria de patrimonio, en parte porque ese listado fue realizado en 1992 y jamás fue actualizado o reconsiderado, a pesar de que, en los últimos años, muchos conceptos han tenido cambios sustanciales.




 UN CLARO ejemplo en la materia es el anterior edificio de la terminal de ómnibus San Francisco de Asís, construida en 1922 como estación del ferrocarril Rosario-Puerto Belgrano: tras la habilitación del nuevo edificio, fue mutilada con la demolición de sus andenes y el galpón de carga. Esto responde a que, en su momento, fue considerado valioso sólo el edificio principal, cuando hoy se reconoce que lo trascendente, para su comprensión y análisis, es el conjunto. Existen también espacios emblemáticos de los barrios, como Las Cinco Esquinas de Villa Mitre, símbolo de una barriada que ha consolidado de manera única su identidad. Ese lugar merece ser protegido en su conjunto, evitando que sea invadido por profusas cartelerías, colores inadecuados o modificaciones inconvenientes.




 VOLVIENDO a la arcada de Villa Irupé: la obra es anterior al barrio. Marcaba el ingreso a una histórica chacra del lugar, propiedad de Anselmo Márquez. Cuando se realizó el loteo del barrio, hace más de 50 años, se la hizo coincidir con una de las calles. La estructura pasó a ser así un hito, un apoyo a la memoria, un lazo de unión entre los viejos y los nuevos habitantes. Si bien su demolición respondió, según la comuna, a la afectación que sufrió la estructura luego de ser chocada por un vehículo, quedó la sensación de que se actuó con demasiada ligereza, que no se realizó un estudio profundo y serio de sus daños y, teniendo en cuenta la liviandad de la estructura, es posible que un apuntalamiento provisorio habría permitido diseñar una intervención para revertir su caída.




 LLEVADO a una comparación, fuera de escala, pero acaso adecuada, los ingenieros se las arreglaron para evitar que la torre de Pisa dejara de inclinarse y se mantuviera en su lugar. Pareciera que un reto como el de la arcada no resulta demasiado complejo. Demasiadas veces las decisiones vienen a lomo de cierto desconocimiento, de una falta de respeto por la historia o de un atropello, según señaló un vecino de Irupé.